Venezuela llama a la constitución de una gran alianza contra la guerra y por la paz

Viernes, 14/11/2025 05:06 AM

La Guerra de Todo el Pueblo, determinó una nueva forma de vencer al enemigo imperial en el ámbito de la guerra convencional, sin embargo, la guerra moderna no se desarrolla únicamente al ámbito militar, las formas de guerra han mutado y lo seguirán haciendo, se perfeccionan y cada día se convierten en sistemas muy complejos de una guerra multifactorial y asimétrica. La implementación de la doctrina de La Guerra de Todo el Pueblo en escenarios bélicos como Cuba en Bahía de Cochino, Vietnam y más recientemente, Venezuela con los pescadores y las fuerzas populares en Chuao, estado Aragua, son muestras de cómo un esquema de defensa integral de todo el Pueblo es profundamente eficiente para la protección de la nación y sus intereses ante las acciones bélicas del enemigo. Pero debemos comprender lo que el Comandante Chávez refería en torno a las nuevas formas de la guerra que se pretende imponer desde el imperialismo norteamericano.

"Estamos en una guerra global, vuelvo sobre la idea, es un nuevo tipo de guerra que se transfigura y como Freites Reyes anoche lo explicaba muy bien, toma distintas formas, guerra política, guerra económica, guerra social, guerra psicológica, guerra mediática y por supuesto, en muchas ocasiones también, guerra armada, guerra militar. Todos estos intentos para prender la mecha lenta, como la he llamado, y tratar de generar en Venezuela una explosión, manipulando a algunos sectores, envenenando a otros a través de permanentes campañas mediáticas, a través de los rumores, de la mentira forman parte de esa guerra y la tenemos todos los días en las calles de Caracas, todos los días en distintos espacios en Venezuela." El Comandante Chávez comprendía la visión sistémica de la guerra actual y sus motivos geopolíticos, así lo refería en su mensaje a la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) con motivo del debate general de su 66º período de sesiones el 27 de septiembre del año 2011. "Debemos mirar de frente la aterradora realidad del mundo en que vivimos. Necesario es formular un conjunto de inquietudes a partir de los peligros y las amenazas que nos acechan: ¿por qué Estados Unidos es el único país que siembra el planeta con bases militares?; ¿a qué le teme para tener tan escalofriante presupuesto destinado a aumentar cada vez más su poderío militar?; ¿por qué ha desencadenado tantas guerras, violando la soberanía de otras naciones que tienen los mismos derechos sobre sus destinos?; ¿cómo hacer valer el derecho internacional contra su insensata aspiración de hegemonizar militarmente al mundo en garantía de fuentes energéticas para sostener su modelo depredador y consumista?; ¿por qué la ONU no hace nada para detener a Washington?

Si respondiéramos, con absoluta sinceridad, a estas interrogantes, comprenderíamos que el imperio se ha adjudicado el papel de juez del mundo, sin que nadie le haya otorgado tal responsabilidad, y que, por tanto, la guerra imperialista nos amenaza a todos. Washington sabe que el mundo multipolar es ya una realidad irreversible. Su estrategia consisteen detener, a toda costa, el ascenso sostenido de un conjunto de países emergentes, negociando grandes intereses, con sus socios y secuaces, para darle a la multipolaridad el rumbo que el imperio quiera. Pero esto no es todo: se trata de una reconfiguración del mundo que se sustenta en la hegemonía militar yanqui. La humanidad se está enfrentando a la amenaza cierta de la guerra permanente. En cualquier escenario, y Libia lo demuestra, el imperio está dispuesto a crear las condiciones políticas para ir a la guerra. En la visión imperial del mundo, se está invirtiendo el célebre axioma de Clausewitz: la política es la continuación de la guerra por otros medios. ¿Qué hay en el trasfondo de este nuevo Armagedón?: el poder omnímodo de la cúpula militar financiera que está destruyendo al mundo para acumular cada vez más ganancias; la cúpula militar financiera que está subordinado, de facto, a un conjunto, cada vez más grande, de Estados. Téngase en cuenta que el modo de existir del capital financiero es la guerra: la guerra que arruina a los más, enriquece, hasta lo impensable, a unos pocos. En lo inmediato existe una gravísima amenaza para la paz mundial: el desencadenamiento de un nuevo ciclo de guerras coloniales, que comenzó en Libia, con el siniestro objetivo de darle un segundo aire al sistema-mundo capitalista, hoy en crisis estructural, pero sin ponerle ninguna clase de límites a su voracidad consumista y destructiva. El caso de Libia debe alertarnos sobre la pretensión de implementar un nuevo formato imperial de coloniaje: el del intervencionismo militar avalado por los órganos antidemocráticos de las Naciones Unidas y justificado en base a mentiras mediáticas prefabricadas.

La humanidad está al borde de una catástrofe inimaginable: el planeta marcha inexorablemente hacia el más devastador ecocidio; el calentamiento global lo anunció, a través de sus pavorosas consecuencias, pero la ideología de los Cortés y los Pizarro respecto del ecosistema, como bien dice el notable pensador francés Edgar Morín, los lleva a seguir depredando y destruyendo. La crisis energética y la crisis alimentaria se agudizan, pero el capitalismo sigue traspasando impunemente todos los límites. Frente a este panorama tan desolador, el gran científico estadounidense Linus Pauling, galardonado en dos ocasiones con el Premio Nobel, nos sigue iluminando el camino: Creo que existe en el mundo un poder mayor que el poder negativo de la fuerza militar y de las bombas nucleares: EL PODER DEL BIEN, DE LA MORALIDAD, DEL HUMANITARISMO. CREO EN EL PODER DEL ESPÍRITU HUMANO. MOVILICEMOS, ENTONCES, TODO EL PODER DEL ESPÍRITU HUMANO: ES TIEMPO YA. Se impone desatar una gran contraofensiva política para impedir que los poderes de las tinieblas encuentren justificaciones para ir a la guerra: para desatar la guerra global generalizada con la que pretenden salvar al capital de Occidente.

Venezuela llama a la constitución de una gran alianza contra la guerra y por la paz: con el supremo objetivo de evitar la guerra a como dé lugar. Hay que derrotar políticamente a los guerreristas y, más aún, a la cúpula militar-financiera que los auspicia y manda desde Norte América EE.UU.

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