Un juez federal en Tampa dictaminó este viernes una orden de detención contra Jordan Goudreau, exintegrante de las Fuerzas Especiales de los Estados Unidos y antiguo miembro de los Boinas Verdes. Goudreau enfrenta graves acusaciones por su participación en la planificación de una incursión armada destinada a invadir Venezuela en 2020. Según documentos judiciales, habría sido contratado por sectores cercanos a la extrema derecha venezolana con el objetivo de desestabilizar el país.
La decisión judicial se produjo luego de que Goudreau no se presentara a una audiencia clave que debía determinar si continuaba bajo supervisión por posibles incumplimientos de las condiciones de su libertad bajo fianza. Este caso ha suscitado un notable interés internacional, no solo por sus implicaciones legales, sino también por las tensiones diplomáticas que plantea entre Estados Unidos y Venezuela. En este contexto, se están revisando minuciosamente los detalles del expediente y las potenciales consecuencias de los actos atribuídos a Goudreau.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI) incluyó recientemente a Goudreau en su lista de los criminales más buscados, tras su inasistencia a una audiencia programada para el 31 de octubre de 2025. Durante dicha sesión, se abordarían acusaciones relacionadas con el tráfico ilícito de armamento y violaciones a las regulaciones de control de exportaciones.
Según un comunicado oficial del FBI, Goudreau enfrenta múltiples acusaciones, incluyendo el contrabando de armas de fuego, dispositivos ópticos como sistemas de visión nocturna y miras láser, así como otros materiales bélicos. Estos equipos habrían sido transportados ilegalmente desde Estados Unidos hacia Colombia, presuntamente destinados a ser utilizados en la fallida Operación Gedeón, un intento frustrado de golpe en 2020 contra el gobierno venezolano.
El FBI advirtió además que el acusado, formalmente procesado en julio de 2024 con un total de 14 cargos relacionados con estas actividades ilícitas, debe ser considerado armado y peligroso. Este caso ha puesto en el centro del debate internacional la relación entre el tráfico de armas, la actividad mercenaria y las complejas dinámicas políticas de la región, mientras se espera una resolución final sobre las acusaciones que pesan sobre Goudreau.
En síntesis, se ha demostrado de manera inequívoca que este mercenario actuaba bajo instrucciones precisas para llevar a cabo asesinatos meticulosamente planificados en contra de ciudadanos venezolanos. Cada una de sus acciones estuvo rigurosamente subordinada a las directrices y los objetivos trazados por los sectores más extremos y radicalizados de la derecha con tendencias fascistas, los cuales operan de manera activa en el territorio nacional. No obstante, la historia ha ofrecido pruebas claras y repetitivas: quienes intentan desafiar la voluntad de Venezuela, alterando su estabilidad, atentando contra su soberanía y violando la seguridad y dignidad de su pueblo, terminan enfrentándose a un destino inevitable. Los intentos por subyugar al país fracasan de manera categórica, colapsando bajo el peso de su propia inconsistencia, hasta desembocar en una derrota absoluta y definitiva.