Pensaba que estos momentos de amenazas armadas para someter a Venezuela a los intereses del gobierno de los Estados Unidos, con lo que han provocado incertidumbre y oscuros presagios para todos los países de Nuestra América, seria inspirador retomar el pensamiento raíz de Venezuela, como es el de Simón Bolívar. Sería un ejercicio fundamental para comprender y defender la soberanía nacional. El Libertador no fue sólo un estratega militar, sino un profundo analista de la realidad americana, cuyo ideario político y filosófico trasciende su época, ofreciendo claves esenciales para enfrentar las crisis anti libertad de hoy día.
Bolívar no solo luchó contra el colonialismo en lo militar sino que avizoró futuras dependencias opresivas para nuestros países, incluso bajo regímenes republicanos, fundamentándose en un profundo analista de la realidad de su tiempo y como visionario de la historia que era. Consideró que se socavaba la esencia y libertad de los pueblos a través de un sistema de dominación cultural y económica total, y señalaba hacia una liberación integral que requería la emancipación en todas las esferas de la vida nacional.
Comprendió que el yugo no siempre vendría con el nombre de un rey o un imperio tradicional, sino que podía manifestarse como influencia foránea, financiera o política, que coartara la verdadera autodeterminación de las naciones. Este concepto es crucial en la actualidad, ya que su llamado es a una vigilancia constante sobre la autonomía nacional.
Así que, su advertencia resuena hoy, al observar a potencias que promueven la "democracia" mientras ocultan un sistema de oligarquía interna. Tal es el caso de Estados Unidos, que utiliza banderas como la lucha antinarcóticos o la defensa de los derechos humanos para justificar la injerencia política y militar, demostrando que las nuevas formas de dominación operan bajo un mensaje político doble, socavando la autodeterminación de los pueblos y perpetuando la dependencia económica.
La visión, la capacidad intelectual y el liderazgo político y militar de Bolívar fueron indispensables para la estrategia fundamental en las guerras de independencia de varios países sudamericanos. Su sueño de una América unificada y libre, la Gran Colombia, el Congreso de Panamá, muestra un pensamiento enfocado en toda América. Buscaba transformar no solo las estructuras políticas, sino también el destino cultural y social del continente, sentando las bases de una gran confederación que pudiera establecer un equilibrio de poder en el mundo. En ese sentido, su pensamiento trasciende su época y ofrece claves para enfrentar las crisis actuales, caracterizadas por la fragmentación regional, dependencia económica, manipulación mediática, y amenazas a la autodeterminación.
Un pilar central de su pensamiento fue la defensa de la soberanía popular frente a los modelos elitistas importados. En un continente marcado por profundas desigualdades y la tentación de replicar estructuras de poder europeas, e inclusive instalar formas de monarquías constitucionales para garantizar la estabilidad, Bolívar insistió en la necesidad de un sistema social justo y propio. Hoy el movimiento opresivo de clases no se basa tanto en la nobleza que gobierna, sino en las oligarquías que toman la dirección de los cambios transformacionales, llevando a los países a laberintos sin salida como en Argentina y Grecia.
Su máxima, reflejada en el Discurso de Angostura, era que "El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política", esta debería ser la brújula que guie el buen gobierno y la buena gobernanza de todos, es de un valor universal. Hoy implica, hacer valer la voluntad del pueblo sobre el interés de la oligarquía y la élite criolla, que quiere gobernar por la fuerza y sin realizar cambios profundos.
Bolívar, que se nutrió del pensamiento ilustrado, como Rousseau, Locke, Montesquieu, lo adaptó a la "nueva humanidad" americana, a la nueva Venezuela, una mezcla de lo europeo, indígena y africano, entendiendo que las leyes y formas de gobierno extranjeras no eran adecuadas para la singular realidad criolla.
Su preocupación por la felicidad del hombre mediante un sistema social justo fue precursor de corrientes de pensamiento en América Latina. Y en estos momentos inmensos para nuestros países, se mantiene la vigencia del ideario bolivariano, especialmente su énfasis en la unidad como necesidad defensiva y seguridad de un desarrollo autónomo. Bolívar nos recuerda que la fuerza de la nación reside en su unidad, autodeterminación y en la construcción de un destino propio, sin tutelas imperiales.
Hoy que no estamos ante simples conflictos políticos, sino ante procesos estructurales mundiales que erosionan la capacidad de los pueblos para decidir su destino, el pensamiento de Bolívar con su énfasis en la unidad latinoamericana, la soberanía popular y la justicia social, se vuelve no solo pertinente, sino urgente.
Bolívar Siempre. Bolívar en lectura presente