Al pueblo norteamericano de USA y a quien más pueda interesar he de decirles a título personal, como venezolano de a pie, que somos una patria libre y soberana, sin turbios complejos de superioridades ni de inferioridades de ninguna naturaleza sino, en contrario, que como pueblo amante de una paz estructural que emanó de la heroica e insumisa bolivariana épica historia que nos ha tocado vivir, primero para zafarnos del bestial y sanguinario imperio español que en mala hora para nosotros embaucó con espejitos a nuestro pueblo aborigen; hora buena para ellos hasta que unidos, ni siquiera tanto como estamos hoy, hicimos morder el polvo de su derrota a ese imperio de entonces otrora.
Ahora, es el imperio gringo el que pretende esclavizar a Venezuela pero ha de saber el pueblo norteamericano que nosotros deseamos tener con él las mejores relaciones de amistad, de cooperación y de respeto, cosa que quienes gobiernan en su nombre impiden que así sea y por lo contrario nos hacen la guerra de mil maneras.
De modo que antes de que se forme un peo de funestas consecuencias y que Marco Rubio y Donald Trump arrastren a la juventud norteamericana a chocar contra nuestro pueblo en armas, ha de saber cada familia norteamericana que nosotros no queremos pelear contra ustedes sino amistarnos; eh, pero nosotros no tenemos miedo de defender a Venezuela nuestra patria querida, y tampoco somos mochos.
Sería una pelea entre quienes quieren robarnos y quienes queremos defendernos, de modo que el hermano pueblo norteamericano debería amarrar a su par de locos. USA debe saber, si no lo sabe, que de la chispa surge la llamarada, que el agua de lejos no apaga incendio, y que un misil puede hacer un daño grande, no lo niego, pero un miliciano picado en su honor será mortífero para ellos.
La FANB es el ejército más democrático del mundo, eso no está por demostrarse, Simón Bolivar lo demostró de sobras, le repartió a cada soldado español que enfrentó, su partecita; y nosotros tenemos al Libertador Simón Bolivar en la cabeza, por lo que estamos dispuesto a repartir a cada soldado invasor que ahora ose pisar nuestro suelo sagrado, lo que debe ser, democráticamente, aunque sea una bolsa plástica.
De la chispa surge la llamarada, lo sabemos, Simón Bolivar defendió a sangre y fuego a Venezuela, nos leyó la cartilla.
Hoy un misil o más nos causarían gran destrucción material, básicamente, pero en comparación a cuantas vidas perdería el enemigo en el cuerpo a cuerpo, yo creo que esa yunta de bueyes Trump y Rubio deberían pensar bien meter la pata en el barro; no queremos guerra, queremos paz, no queremos que los efectos de la chispa arrope a los jóvenes norteamericanos pero, si sus mandos se atreven —que no Rubio ni Trump (no sabemos quien manda ahí, si uno o el otro)— tal que a ninguno de ambos en persona física le ocurra un rasguño, ese imperio caería aplastado bajo su propio peso.