María Corina pertenece a una de las familias más ricas de Venezuela y con vínculos familiares con otras familias igualmente adineradas. Es una clásica representante del Country Club, y seguramente con nacionalidad estadounidense. Todo ello le generó un odio de clase hacia todo lo que fuera popular, tierrúo, pobre, por lo que no hay ninguna posibilidad de entenderse con ella.
Esta estructura psicológica la llevó a asumir papeles de extrema derecha encuadrados en su concepción del clasismo, la exclusión, el racismo, que se revelan claramente en sus expresiones y en los compañeros políticos que tiene en el país y fuera de él. Ha llegado al extremo de expresar abiertamente la intervención de las fuerzas armadas de los Estados Unidos en el país. Ante esta situación mucha gente ha pedido y se ha preguntado, porque María Corina no es detenida y puesta tras las rejas, dada su responsabilidad en caso de una agresión militar extranjera contra Venezuela.
Su discurso, lejos de promover soluciones democráticas, ha sido una constante incitación al conflicto, al desconocimiento de las instituciones legítimas y al sabotaje de los procesos electorales. Se considera que la impunidad ante este tipo de llamados pone en riesgo la soberanía nacional y la estabilidad del país.
¿No es suficiente lo qué ha dicho María Corina Machado para juzgarla? Apenas hace algunos días Machado ha expresado públicamente su apoyo a la presión internacional contra el gobierno venezolano, incluyendo elogios a la administración de Donald Trump por sus acciones en el Caribe. En una entrevista en Fox News, llegó a afirmar que los venezolanos deberían estar "agradecidos" si Trump bombardea el país. Estas declaraciones han sido interpretadas por algunos sectores como una incitación a la intervención militar.
Debe considerarse que dejarla libre tanto tiempo como se ha hecho, puede más bien estimular la agresión externa, al crear la idea a los observadores que Venezuela actúa como un país sin autoridad e inclusive sin personalidad. Ese riesgo hay que evitarlo.
Y es que una figura política que ha buscado presentarse como de alto perfil, como María Corina Machado al realizar declaraciones que claramente son un apoyo a una intervención militar extranjera, sin enfrentar consecuencias legales firmes, puede ser interpretado como una señal de debilidad institucional y duda en aplicar sus propias leyes frente a posibles amenazas de políticos arrogantes y fatuos.
La tolerancia a discursos extremos debe por lo tanto tener un límite, que lo señala, el encuentro del trasgresor con el castigo La derecha ante el control de sus expresiones, chantajea con acusaciones de atacar la libertad de expresión, mientras que realmente Venezuela plantea que la aceptación de ideas distintas no se extiende a aquellas que incitan al odio, la violencia o que atentan contra la soberanía nacional, como las que usa María Corina. El pueblo en eso está claro, ¡María Corina tiene que respetar!
Es esencial establecer límites firmes, ¡No a la injerencia extranjera en Venezuela! Mucho hemos luchado y sufrido porque se respete nuestro pensamiento y rechazamos con decisión cualquier expresión que promueva el daño o la agresión. Ella debe asumir las consecuencias ante la ley de sus acciones.
La libertad, la diplomacia y la tolerancia tienen un límite cuando amenaza la paz social o la integridad nacional. Por eso, debemos tener el valor y encontrar la forma de decir "hasta aquí" cuando se cruzan esas líneas fundamentales. Si no se establece un límite claro entre la crítica política y el llamado a acciones hostiles, sus mentes torcidas lo interpretan como un estímulo a la injerencia, "lo dije y no me hicieron nada".
Venezuela vive un momento delicado de su historia y confiamos en nuestros dirigentes, pero los actores externos de quien María Corina es una pieza en su tablero están monitoreando cualquier brecha, por pequeña que sea, para generar ataques fatales a nuestro país.