Bolívar nos advirtió: la soberanía no se negocia

Sábado, 27/09/2025 06:08 AM

El Decreto de Guerra a Muerte, promulgado por Simón Bolívar en 1813, fue una respuesta radical a la violencia colonial española. Aunque su aplicación jurídica pertenece al pasado, su carga simbólica sigue vigente como expresión de defensa nacional frente a agresiones externas.

Hoy, Venezuela enfrenta una nueva forma de guerra: sanciones económicas, bloqueo financiero, amenazas diplomáticas y operaciones encubiertas que vulneran nuestra soberanía. Estas acciones, promovidas por el gobierno de los Estados Unidos, constituyen una agresión sistemática que debe ser respondida desde el marco constitucional y el derecho internacional.

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece que cualquier acción de carácter bélico debe ser aprobada por la Asamblea Nacional (artículo 187, numeral 11), y que la defensa de la nación se fundamenta en el principio de legítima defensa consagrada en la Carta de las Naciones Unidas (artículo 51). En este contexto, el Estado venezolano tiene la obligación de evaluar mecanismos de respuesta política, económica y diplomática, sin descartar medidas excepcionales en caso de agresión directa.

Releer el Decreto de Bolívar no implica su reactivación jurídica, sino su reinterpretación como símbolo de resistencia frente al neocolonialismo contemporáneo. Es un llamado a la conciencia histórica, a la unidad nacional y a la defensa activa de nuestra autodeterminación.

En tiempos de guerra no convencional, la memoria histórica se convierte en herramienta de lucha. Bolívar nos legó no solo la espada, sino también la palabra. Y hoy, esa palabra resuena como advertencia: la soberanía no se negocia, se defiende.

En conclusión: que el símbolo se convierta en acción No basta con recordar el Decreto de Guerra a Muerte como una reliquia del pasado. Es hora de convertir ese símbolo en acción política concreta. Convocamos a los movimientos sociales, a los juristas patriotas, a los comunicadores populares y a los ciudadanos conscientes a levantar la voz, exigir respeto por nuestra soberanía y construir una respuesta colectiva frente a las agresiones imperiales.

La historia no se repite, pero sí se actualiza. Y hoy, como en 1813, Venezuela necesita coraje, claridad y compromiso. Que Bolívar no sea solo memoria: que sea estrategia.

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