Por supuesto: hay que aplicar el principio metodológico de no creer en lo que dicen los personajes históricos de sí mismos. En todo caso, fijarse más en lo que hacen que en lo que dicen, porque son agentes de fuerzas sociales e históricas, aparte de las inconscientes, que determinan los contextos de su práctica. Pero sería caer en un reduccionismo miope decir, por ejemplo, que Trump representa el imperialismo, y ya. Esos tipos actúan de acuerdo a ciertas significaciones con las cuales incluso razonan en función a objetivos o proyectos que se fijan conscientemente. Por eso, me parece interesante referirme al libro de Trump y su amanuense Tony Schwartz "El arte de la negociación" ("The art of the deal"). Ya en el título hay un matiz intraducible que hay que explicar. "Deal" se puede traducir como "trato", "acuerdo", "negociar", "comerciar". En el libro que vamos a comentar, Trump se presenta como un artista de la negociación directamente comercial, empresarial. Por supuesto, como hacía notar alguien, el "deal" no tiene nada que ver con el "ideal". No estamos hablando de valores morales o políticos como podrían ser la libertad o la democracia. En todo caso, el único ideal es la ganancia, y una muy precisa: dólares. El presidente Trump se define a sí mismo como un negociante estrella.
El "autor" del libro de marras, explica lo principal de su "arte" así: "Mi estilo de negociación es bastante simple y directo. Apunto muy alto, y luego sigo empujando y empujando y empujando hasta conseguir lo que busco. A veces me conformo con menos de lo que buscaba, pero en la mayoría de los casos, termino con lo que quiero". Dicho esto, Trump se caracteriza a sí mismo como un negociante de nacimiento, con un don en los genes y una intuición única. Pero, más allá de esto, la clave es pensar en grande, no tener miedo a tomar decisiones difíciles y, menos, al éxito
Trump agrega que no lo satisface "solo ganar bien", sino "construir algo monumental—algo que valiera un gran esfuerzo". Esto exige concentración: "Una de las claves para pensar en grande es la concentración total. Lo pienso casi como una neurosis controlada, que es una cualidad que he notado en muchos emprendedores altamente exitosos. Son obsesivos, tienen una gran determinación, son de pensamiento único y a veces son casi maníacos, pero todo se canaliza en su trabajo". Trump confiesa disfrutar enfrentarse con tipos "astutos, duros y viciosos", y se refocila expresando "A mí me encanta enfrentarme a estos tipos, y me encanta vencerlos" ("beat them": golpearlos).
Nuestro personaje no se considera una persona de "pensamiento positivo", al estilo de la autoayuda. En este sentido, recomienda más bien lo siguiente: "Si planeas para lo peor—si puedes vivir con lo peor—lo bueno siempre se encargará de sí mismo (…) Siempre entro en un trato anticipando lo peor". Además, el negociante estrella debe asumir los riesgos: "Si buscas un jonrón en cada lanzamiento, vas a ponerte Out muchas veces. Intento nunca dejarme demasiado expuesto, incluso si, a veces, significa conformarme con una tercera base, una segunda o solo avanzar hasta la primera".
Destaca su flexibilidad como una cualidad: "También me protejo siendo flexible. Nunca me apego demasiado a un trato o a un enfoque. Para empezar, mantengo muchas cosas (balls: pelotas) en el aire, porque la mayoría de los tratos fracasan, sin importar cuán prometedores parezcan al principio. Otra recomendación es que se debe conocer bien el mercado. Buscar colocar una mercancía que sea única. "Yo hago mis propias encuestas y saco mis propias conclusiones (…) Pregunto y pregunto y pregunto, hasta que empiezo a tener una corazonada sobre algo. Y es entonces cuando tomo una decisión". Tampoco toma en cuenta Trump a sus críticos.
Una recomendación del "artista", muy significativa, es esta: "Usa tu ventaja (...) Lo mejor que puedes hacer es negociar desde una posición de fuerza, y la ventaja es la mayor fortaleza que puedes tener. La ventaja es tener algo que el otro tipo quiere. O mejor aún, necesita. O lo mejor de todo, simplemente no puede estar sin ello (…) En otras palabras, tienes que convencer al otro chico de que es en su interés hacer el trato".
Sugiere también contratacar duro. Y, seguidamente, a la hora de cerrar el "deal", cumplir: "se puede crear expectación, se puede hacer una promoción maravillosa y conseguir todo tipo de publicidad, y se puede exagerar un poco". También es importante "controlar los costes. Creo en gastar lo que hay que gastar. Pero también creo en no gastar más de lo que se debe (…) La cuestión es que puedes tener grandes sueños, pero nunca llegarán a ser nada si no puedes convertirlos en realidad a un costo razonable".
Finalmente, el artista del "deal" aconseja "Diviértete (…) Lo realmente emocionante es jugar el juego. No paso mucho tiempo preocupándome por lo que debería haber hecho de otra manera o por lo que va a pasar después. Si me preguntas exactamente qué significan al final todos los acuerdos que voy a describir, no estoy seguro de tener una buena respuesta. Excepto que me lo he pasado muy bien haciéndolos". Creo que esto retrata mucho de la psicología del personaje.
Aquí, interpretando esas recomendaciones del "artista del deal", en lo que se refiere a Venezuela, se puede traducir ese "pensar en grande" es disponer de todas las riquezas del país, sacar el capital chino, ruso y demás del petróleo, destruir a los vinculados al narcotráfico, que reciba a todos los venezolanos que no se cale en territorio norteamericano, y que haya un gobierno que no juegue al oportunismo geopolítico abriéndole las puertas a China. Si Maduro quiere conversar directamente con Trump, ahí está. Lea ese libro. Ya se sabe, por funcionarios gringos, que el primer punto ya los negociadores venezolanos están dispuestos a cederlo. Todavía faltan episodios en esta serie de suspenso.