¡Epa tiburón! ¿Qué haces en mi orilla?

Domingo, 07/09/2025 11:46 PM

La profética canción de Rubén Blades, "Tiburón", se erige hoy no solo como un himno de resistencia caribeña, sino como la banda sonora de un momento crucial en la historia de Venezuela. Cada verso, cada metáfora, resuena con una vigencia escalofriante, pintando un cuadro de la amenaza que se cierne sobre la nación. Al ritmo de la letra, desentrañamos el complejo escenario que se desarrolla ante nuestros ojos, donde la poesía se encuentra con una realidad política y geopolítica cruda.

"Ruge la mar embravecida / Rompe la ola desde el horizonte"

El mar embravecido es el reflejo de la agitación política y social. Las olas que rompen desde el horizonte no son solo metáforas; son las constantes amenazas, los ejercicios militares en aguas internacionales y la retórica belicista que resuenan en Washington. Este verso captura la inquietud y la tensión que se perciben en el ambiente, una tormenta que se ha gestado por años y que ahora se siente cada vez más cerca.

"Es el tiburón que va buscando / Es el tiburón que nunca duerme"

El "tiburón" de la canción es, sin lugar a dudas, el poder imperial. Este depredador nunca duerme, siempre está en la búsqueda de presas, de territorios que le brinden control y riqueza. La excusa actual es la guerra contra el narcotráfico y el terrorismo, un argumento que ha servido de pretexto para intervenciones en el pasado. Se vende la idea de que la invasión es una misión de paz o una cruzada moral, cuando en realidad es un apetito insaciable por el control de recursos.

"Se oyen los arrullos de sirena / Embobando al cielo con su canto"

Las sirenas que emboban son los discursos de los políticos y la maquinaria mediática. Con sus cantos seductores, prometen democracia y prosperidad, distrayendo al pueblo de la verdadera intención del "tiburón". Estos cantos son la propaganda que intenta justificar la intervención, minimizando las consecuencias catastróficas de un conflicto armado. Es un intento por manipular la opinión pública y crear una justificación moral para la agresión.

"Que buscas en la arena / (Tiburón, que buscas en la orilla, tiburón) / Lo tuyo es mar afuera"

Este es el corazón de la protesta. La orilla, en este caso, es la soberanía venezolana. La pregunta es un desafío directo: si el problema es el narcotráfico o el terrorismo, ¿Por qué la atención se centra en Venezuela? La respuesta es clara: la riqueza del subsuelo. El tiburón no busca justicia, sino el control del petróleo, el gas y los minerales. Su verdadera intención es frenar la influencia de potencias rivales como China, Rusia e Irán en el continente, asegurando su hegemonía en una zona de importancia estratégica.

"Palo pa' que aprenda que aquí si hay honor / Pa' que vea que en el Caribe no se duerme el camarón"

Este verso es un llamado a la resistencia. El "camarón" que no duerme representa a un pueblo consciente de su historia, decidido a defender su soberanía y su dignidad. El honor es la valentía para enfrentar a un adversario superior, no con una rendición, sino con la firme convicción de que la patria se defiende. Es un grito de guerra cultural que recuerda las invasiones de Panamá y Granada, donde el "tiburón" se encontró con la resistencia de un pueblo dispuesto a luchar.

"Hay que dar la cara y darla con valor / Pa' que no se coma nuestra hermana El Salvador"

Aquí la canción extiende su mensaje a toda la región. El Salvador, Granada, Panamá y Nicaragua son ejemplos dolorosos de lo que sucede cuando el "tiburón" logra su objetivo. Este verso es una advertencia a todos los pueblos latinoamericanos: si permitimos que un país caiga, el siguiente podría ser el nuestro. La defensa de Venezuela no es solo una causa nacional, sino una causa continental que busca evitar que se repitan los errores del pasado.

"Y luego a trabajar en la reconstrucción"

La última línea de la canción, aunque no se canta en vivo, resuena en la letra. Después de la resistencia y la defensa, el pueblo deberá trabajar incansablemente en la reconstrucción. Esta es la verdad más cruda y realista: cualquier victoria, militar o política, vendrá con un costo inmenso. La verdadera tarea, la más difícil, será sanar las heridas y reconstruir lo que la guerra cognitiva, la inestabilidad y una posible invasión dejen a su paso. El pueblo venezolano, con su resiliencia y su capacidad de adaptación, ya está en esa tarea, pero el camino será largo y doloroso, si se llegasen atrever a pisar la tierra de los libertadores de este continente.

Al final de la canción de Blades, el tiburón se percata de que la orilla está poblada por personas. Es la comunidad organizada, consciente de su poder, lo que eventualmente hace desistir al depredador. Ojalá que, en esta ocasión, la historia nos demuestre que el canto de la conciencia colectiva puede ser más fuerte que el estruendo de la guerra.

drloyophd@gmail.com

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