Las organizaciones como sistemas newtonianos o no newtonianos

Sábado, 15/11/2025 05:14 AM

Al tratar de aplicar algunos conceptos físicos a lo social en general y a lo organizativo, utilizamos la definición realizada por Newton sobre el estado newtoniano de los líquidos, newtonianos y no newtonianos, tratando de equiparar esos conceptos con el fluir organizativo, en este caso.

Así que ayudándonos con Internet y al examinar la dinámica interna de las organizaciones y su reacción al cambio y la presión externa, podemos utilizar una analogía inspirada en la física de fluidos: el concepto de comportamiento lineal o no lineal.

Aplicamos la distinción entre sistemas que responden de manera predecible y proporcional al esfuerzo de ahí la analogía con un fluido newtoniano y aquellos cuya respuesta es no lineal y variable, análogo a un fluido no newtoniano. Es un intento nuevo, metafórico que busca equiparar el 'fluir organizativo' con la rigidez o adaptabilidad de su estructura interna, donde la resistencia al cambio puede disminuir o aumentar drásticamente ante fuerzas externas intensas, ofreciendo así una nueva perspectiva sobre la complejidad organizacional. Y a lo mejor ayuda a desarrollar mejor esta lucha revolucionaria con escenarios tan cambiantes.

Pensar las organizaciones como sistemas newtonianos o no newtonianos abre un campo fértil para comprender la política, la ideología y la historia de los partidos. En el mundo físico, un fluido newtoniano responde de manera lineal y predecible a las fuerzas externas: su viscosidad permanece constante, sin importar la presión o la velocidad. En cambio, un fluido no newtoniano altera su comportamiento según la intensidad del estímulo: puede endurecerse bajo presión o flexibilizarse cuando se le manipula suavemente. Trasladar esta metáfora al terreno político nos permite distinguir entre organizaciones rígidas, que se mantienen invariables frente al cambio, y aquellas que incorporan la transformación como parte de su identidad.

Trasladar esta idea de las ciencias físicas al terreno político nos permite distinguir entre organizaciones rígidas, cuya estructura se mantiene invariable frente a los choques externos, y aquellas que incorporan la transformación como parte de su identidad

Una organización newtoniana se asemeja a una burocracia estatal o a un partido histórico con disciplina férrea. Sus reglas son claras, sus jerarquías estables y su respuesta a los acontecimientos predecible. Esta rigidez le otorga estabilidad y orden, pero también la condena a la dificultad de adaptarse a coyunturas inesperadas. Puede dar seguridad, pero también se vuelve incapaz de reaccionar cuando el terreno cambia de manera brusca.

Además su predictibilidad le otorga ventajas a sus oponentes que saben cuál será su reacción ante un evento tramposo que le coloquen en su camino. Su carácter predecible se convierte en una facilidad para sus adversarios, pues les permite anticipar con exactitud cuál será la respuesta frente a cualquier provocación colocada en el camino. Esa transparencia en la reacción, se transforma así en vulnerabilidad, ya que los oponentes diseñan estrategias calculadas para aprovechar esa rigidez y conducir al partido hacia la parálisis o el desgaste político.

Vivieron esta paradoja los antiguos partidos comunistas y no pudieron resolverla ante el avance de los intelectuales de Estados Unidos, la estabilidad que proporciona su rigidez es, al mismo tiempo, su mayor vulnerabilidad estratégica en el ámbito político.

Por el contrario, una organización no newtoniana se comporta como un fluido que cambia según la presión del entorno. Puede endurecerse cuando necesita cohesión, como un movimiento social que se compacta frente a la represión, o flexibilizarse cuando requiere apertura, como una red ciudadana que se expande para incorporar nuevas voces. Su ventaja es la resiliencia y la innovación, aunque corre el riesgo de caer en la inestabilidad o la dispersión. Es como una masa que se adapta a la forma del recipiente que la contiene, capaz de resistir golpes fuertes y al mismo tiempo de fluir suavemente cuando las condiciones lo permiten.

De esta manera buscamos ayudar a entender que las organizaciones no son estáticas, sino que se define su vigencia por la manera en que responden a los cambios. Algunas prefieren la seguridad de lo predecible y se aferran a sus estructuras, mientras que otras asumen el riesgo de la transformación y se reinventan constantemente.

En la política, en la economía o en la vida social, reconocer si una organización, una persona, un político, es mecanicista, rígida, newtoniana o se puede reconfigurar, adaptativa, no newtoniana, nos permite desarrollar las actividades que ayuden a anticipar su capacidad de sobrevivir y ser relevantes en tiempos de crisis.

En última instancia, la pregunta es si una institución puede fluir con la historia o si se queda atrapada en el pasado, en su propia rigidez. Con este material ojala pueda aportar alguna herramienta para el mejoramiento de nuestras organizaciones y se adapten a los cambios sin temor y puedan contribuir a crear una Venezuela socialista mejor.

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