La humanidad vive un momento decisivo. La modernidad occidental, sustentada en el crecimiento ilimitado, la explotación de la naturaleza y la mercantilización de la vida, enfrenta su propia crisis civilizatoria. Las señales son claras: crisis climática, pandemias recurrentes, desigualdad extrema y pérdida de cohesión social. No se trata solo de una crisis ambiental, política o económica, sino de una crisis de sentido, un agotamiento del modelo que prometió progreso, degradando la vida misma.
El Informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, 2023) advierte que, si no se detienen las tendencias actuales, la temperatura global podría superar los 2,5 °C a mediados de siglo, con consecuencias irreversibles para la biodiversidad, la vida y la salud humana.
A esto se suma una crisis social y cultural: desigualdades extremas, migraciones forzadas, pérdida de cohesión y convivencia comunitaria, aumento de enfermedades crónicas vinculadas a sistemas alimentarios industriales. La modernidad se convirtió en una máquina de producir desperdicio humano, ecológico, colocando en peligro la vida en el planeta. La pandemia de COVID-19, develó la vulnerabilidad de los sistemas de salud del mundo, orientados a la enfermedad, en lugar de la vida y la salud, sociedades basadas en la competencia, el consumo innecesario y el lucro.
Ante este escenario, la Salud Colectiva y sus categorías críticas, son la alternativa a una Salud Pública Tradicional que se hizo funcional al mercado y capital, perdiendo su capacidad para entender la interdependencia entre naturaleza, la vida, la salud, sociedad y cultura.
La Salud Colectiva, entendida como la capacidad de los pueblos para reproducir la vida en condiciones dignas, se sustenta en un enfoque académico, socio (geo) político y de praxis social, como dialéctica teórico/práctica para interpretar realidades contradictorias y conflictivas. Retoma las determinaciones sociales, históricas, políticas, ambientales y culturales de los procesos salud/enfermedad, como ciencia de lo humano, para repensar la relación entre vida, salud, sociedades, ecosistemas y cultura.
Entender la salud no solo como ausencia de enfermedad, sino como la capacidad de los pueblos para respetar la naturaleza como parte de la vida y reproducirla en condiciones de dignidad, igualdad, solidaridad y justicia, sin exclusiones.
Frente a esta crisis civilizatoria, el Plan de la Patria 2025-2031 plantea un horizonte alternativo que articula 7 Transformaciones estratégicas y 5 Dimensiones esenciales como acción política de esperanza y cambio, para garantizar la soberanía, la justicia social y la preservación de la vida planetaria.
Las 7 Transformaciones apuntan a construir una nueva estructura económica, social, política, cultural, de ciencia y tecnología, ecológica y geopolítica, que supere la dependencia del extractivismo, promueva la producción diversificada, fortalezca el poder popular y transite hacia un modelo ecosocialista de la sociedad venezolana, que contribuya al cambio de la actual geopolítica planetaria de destrucción, por una geopolítica de respeto a la naturaleza y a la vida con dignidad y paz.
Las 5 Dimensiones: espacial territorial, económica, social, política y ética-cultural, constituyen la base integral sobre la que se erigen estas transformaciones, colocando al pueblo organizado para sí como sujeto colectivo histórico eco-cultural protagónicos y a la naturaleza como ser viviente, la pacha mama, herencia de los pueblos originarios de dónde venimos, como condición insustituible para la salud, la vida y el bien-estar.
La crisis sanitaria global, develada por la pandemia de COVID-19, demostró que la salud, no puede concebirse de manera fragmentada. La Salud Colectiva, en este contexto, debe ser el eje transversal para comprender y atender las determinaciones sociales, económicas, políticas, culturales y ambientales que afectan la vida y los procesos de salud/enfermedad, que van desde el acceso al agua y alimentos saludables, hasta la participación popular del pueblo en la gestión de políticas públicas territorializadas, desde las 593 Áreas de Salud Integral Comunitarias (ASIC), que existen en la República.
El Plan de la Patria 2025 - 2031 propone una salud centrada en la vida, la naturaleza y no en la enfermedad, que articule la soberanía alimentaria, la protección de la biodiversidad, la educación popular y la construcción de sistemas de salud públicos, reconociendo su carácter intercultural y territorial.
El tránsito hacia un modelo post-crisis civilizatoria, exige romper con la lógica colonial-colonialidad de la modernidad occidental y apostar por un paradigma basado en la determinación social de la vida y los procesos de salud/enfermedad. Las 7 Transformaciones deben concretarse en políticas públicas, planes sectoriales de desarrollo, programas y proyectos, que integren ciencia, tecnología y saberes ancestrales, las 5 Dimensiones deben garantizar la cohesión social y convivencia comunitaria, la integración y sustentabilidad ecológica territorial.
La salud colectiva como: conocimiento académico, movimiento socio (geo) político y praxis social, tiene que convertirse en el termómetro que medirá la efectividad de estas transformaciones propuestas por el Plan de la Patria 2025 – 2031, que supere la retórica política, la demagogia partidista, la cultura burocratizada institucional pública y el Estado profundo que silenciosamente se ha ido instalando, obstaculizando la implementación y ejecución de las políticas públicas, planes, programas y proyectos de la Patria.
Alcanzar una sociedad en sanación permanente, significa garantizar derechos, satisfacer necesidades colectivas del pueblo, reducir desigualdades, fortalecer las capacidades comunitarias, el poder popular, como poder político constituyente y minimizar el Estado profundo, como fetichización del poder político constituido.
Reflexiones finales
La crisis civilizatoria de la modernidad occidental actual, lejos de ser un callejón sin salida, abre la posibilidad de un nuevo pacto social basado en el respeto a la naturaleza, vida y la justicia ambiental. El Plan de la Patria 2025-2031, con sus 7 Transformaciones y 5 Dimensiones, ofrece una hoja de ruta para que Venezuela y los pueblos del Sur Global, se encaminen hacia un horizonte donde la Salud Colectiva sea el corazón del desarrollo humano con dignidad como sostiene nuestra Constitución Bolivariana: “… los fines esenciales del Estado venezolano son la dignidad y desarrollo de su pueblo… a través de la educación y el trabajo”.