“La forma más baja de la cultura popular
—la falta de información,
la desinformación y el desprecio por la verdad
o la realidad de la vida de la mayoría de las personas—
ha invadido el periodismo auténtico.
Hoy, a los estadounidenses comunes
se les está atiborrando de basura”
Carl Bernstein.
Los medios de información o desinformación, son en estos momentos el verdadero sostén del imperialismo y de su principal pieza –Trump– ya que, funciona como un robot desconfigurado o un toro de lidia, porque arremete contra todo, sin importarle las consecuencias de presentarse un conflicto bélico a nivel mundial por sus provocaciones y amenazas; pero si hacemos una revisión de manera retrospectiva, nos damos cuenta, que ese ha sido siempre el comportamiento y la respuesta de los encargados de mantener vivas las esperanzas de la agonizante hegemonía del imperialismo y quieran o no, tienen que entender y reconocer las fuerzas que vienen emergiendo para equilibrar los impulsos para preservar la paz en el mundo, ya que, sus propuestas llegan sin golpear a nadie y menos amenazando con invasiones, cuando no se someten a sus caprichos amparados en el gran capital.
Ahora, el señor monigote –Trump– empieza asomar, un discurso por demás vago y anticuado, el cual utilizaron mandatarios anteriores, cuando pregonaban y hacían todo lo que tenían a su alcance para acabar con la revolución cubana y su guía el comandante eterno Fidel Castro, pero contrariamente desfilaron varios por la Casa Blanca y Fidel, se despidió de este mundo por la puerta grande, como el faro de luz del pueblo cubano, dejando un camino trazado para defenderse de los elegidos en los Estados Unidos, con el único mérito: formar parte de los multimillonarios de un país, que últimamente se ahoga en problemas inherentes al capitalismo salvaje.
De los Estados Unidos, las nuevas generaciones copian de todo, menos lo bueno, que siempre ha existido, pero los atosigantes medios, totalmente renovados se encuentran cumpliendo con la tarea de intoxicar al mundo, con las informaciones, que les permiten respirar en medio de una crisis en su propia casa, el cual ha invadido a toda la sociedad y solamente con nombrar el grave problema de drogadicción, es suficiente para desenmascararlos, así, pongan miles de obstáculos para evadirlo, como algo insignificante, pero 32 millones de personas dependiendo de estupefacientes es para alarmar a cualquier ser pensante y más, cuando la violencia se presenta donde menos la esperan o se lo imaginan.
Es tanto el poder de penetración de los medios internacionales, manejados por los gobiernos estadounidenses, que Trump, parece el encargado de manejar el mundo, cuando precisamente está envuelto en un verdadero berenjenal y son muy pocos los que hacen fuerza por su presencia en la Casa Blanca. El rechazo se va extendiendo, algo nunca visto en los Estados Unidos, a pesar de utilizar la fuerza para buscar los recursos indispensables para la economía, empezando por el petróleo nervio y motor, el cual les ha permitido llegar a lo que hoy representan con el impulso del dólar, como la espada para colocar contra la pared a cualquier gobernante y los venezolanos lo estamos viendo y viviendo en carne propia.
El teatro de operaciones montado en el mar caribe de manera amenazante y aplaudido por los que han pedido la invasión –María Corina y Leopoldo López entre otros– se viene degradando por su propio peso, ya que, los argumentos presentados por Trump, no pasan ninguna prueba para comprobar su veracidad. Por el contrario, las muertes de humildes pescadores, son pruebas suficientes para enjuiciar a este descarado autor intelectual, quien, amparado en el poder de la gran nación del norte, ha hecho lo que le da la gana sin recibir ningún castigo. Ahora, está pregonando la salida del presidente Nicolás Maduro, cuando el que se encuentra montado en la olla, es precisamente él, y tiene que medir muy bien sus palabras y los pasos, ya que, se mueve en la misma dirección de Richard Nixon, aún, cuando los motivos son diferentes, pero el capitalismo no encuentra, como evadir la crisis y la tempestad que lo lleva a un abismo.