Los “tories” superaron la barrera de los 325 diputados, la cifra fijada para la mayoría absoluta (la mitad más uno de los asientos de la cámara baja), mientras que los laboristas sufrieron un duro varapalo al quedarse con tan solo 203 diputados.
Al final de la jornada electoral, el ganador de los comicios, Boris Johnson, envió un mensaje a los votantes que habían apoyado anteriormente al Partido Laborista y que ahora se han volcado hacia los conservadores: "Es posible que su mano haya temblado al marcar la casilla de los conservadores, en la cabina de votación. Incluso tal vez vuelvan a votar por el Partido Laborista la próxima vez. Con más razón, siento con la mayor humildad que me he ganado su confianza, y no los decepcionaré", dijo Johnson en la sede de su partido.
De hecho, a pesar de los caóticos meses, el primer ministro consiguió una mayoría absoluta muy amplia de 364 escaños en la Cámara de los Comunes británica, algo que no sucedía hace 32 años, cuando la legendaria primera ministra conservadora, Margaret Thatcher, lo consiguió.