La movilización también exige la renuncia de la autoproclamada presidenta Jeanine Añez y la liberación de los presos y presas políticas.
“Tendríamos nueve cuerpos acá en la parroquia. Tendríamos todavía denuncias de un número mayor de muertos que estamos esperando que la gente los traiga para que se proceda a hacer las autopsias”, declaró el miércoles por la noche la defensora del Pueblo, Nadia Cruz.
Asimismo, hizo un llamado a Jeanine Añez: “La pérdida de vidas humanas es irreparable, le pedimos un diálogo fraterno, un diálogo sin persecución, un diálogo que respete la lucha de la gente que está movilizada, que no se la descalifique, que se respete que en este momento están pidiendo justicia y es lo mínimo que el Estado debe darle”.
Las imágenes de la represión que llegaron a través de las redes sociales (debido al bloqueo mediático) dieron cuenta de una violencia inusitada. La mayoría de las víctimas murió por disparos en la cabeza y el tórax, dando cuenta que las fuerzas de seguridad tiraron a matar. Incluso el único médico que atendía a los heridos denunció que fue baleado mientras llevaba a cabo su trabajo.
Los pocos periodistas que están en la zona también denunciaron la persecución sistemática que hay sobre la población. Principalmente por la noche, donde se oyen disparos y los militares y policías ingresan a las casas por la fuerza, sin orden de allanamiento ni ningún tipo de justificativo legal.
El pasado fin de semana Añez emitió un decreto en el que liberó de “responsabilidad penal” a los agentes de seguridad que participen “en los operativos para el restablecimiento del orden y estabilidad pública”.