El nefasto Presidente Trump está ayudando al nacimiento de la nueva civilización

Sábado, 27/12/2025 01:06 AM

Con cada sanción, con cada agresión, con cada acto de piratería, está contribuyendo a delimitar el campo de batalla. Las naciones se están agrupando, no ya sólo ideológicamente, sino por supervivencia.

Los excelentes videos de Yanis Varoufakis, ex ministro de Grecia, me dieron pie a estas reflexiones. Me gusta cómo él aparta los detalles para ver el bosque. ¡Cómo me gustaría conversar con él!

Toda civilización nace, crece y muere. Esa es una verdad indiscutible. Pueden durar más, pueden durar menos, pero al final, son sustituidos por otras civilizaciones. El fin de la hegemonía del imperio norteamericano ya comenzó. Sobre todo por su insustentabilidad, pero también por factores externos y errores cometidos por su presidente, producto de la desesperación de no ser ya líder absoluto del mundo, y de su posible demencia.

Las sanciones que impone EEUU son intentos de excluir a los sancionados del sistema financiero mundial, hasta ahora controlado por EEUU. Hasta hace poco esto era una condena a muerte. Ya no.

Ya el dólar no es lo de antes. Desde Bretton Wood, EEUU controlaba las reservas mundiales. Pero ya en 1971 las reservas de oro mundiales no estaban fundamentalmente en EEUU, por lo que decretó que ya el dólar no estaría respaldado por oro. EEUU siguió controlando el mundo financiero, imprimía dinero continuamente, lo que constituye un impuesto indirecto, invisible, a los demás.

Ya el poder militar de EEUU no es garantía de imposición. Demasiados frentes abiertos, demasiados costos. No es sustentable.

Ya el poder económico de EEUU no es el arma poderosa para imponer. Hay otras economías emergentes que, juntas, superan a la norteamericana.

MAGA es un sueño reaccionario, un deseo de volver a un pasado que no volverá.

Venezuela juega un papel importante en esa batalla. Debido a las sanciones e incautación de activos, Venezuela ha tenido que buscar vías alternas, ingeniosas, para subsistir. Como lo hizo Irán, como lo hizo Rusia. Claro que ha habido sufrimiento, pero Venezuela no sucumbió, sobrevivió, con la cara en alto. Comenzó a vender petróleo a China en yuanes, hizo acuerdos de trueque, se unió a mecanismos para evadir el sistema Swift controlado por EEUU, inventó formas creativas, tal vez incipientes, pero efectivas, de comerciar sin usar el dólar, la población se movilizó. Venezuela ha demostrado al mundo que se puede sobrevivir fuera del sistema financiero imperial. El pueblo venezolano está claro del precio que tiene que pagar por su real independencia, y sabe que Venezuela tiene aliados, circunstanciales, pero aliados, no por ideología, sino por sentido común de supervivencia.

Cada nación, al ver esta batalla, puso sus barbas a remojar. Entendieron que lo que EEUU hace con Venezuela, se lo puede hacer a ellos. Que no hay aliados, sino intereses. Y comprendieron que ya no es imprescindible estar dentro del sistema financiero hegemónico. China creó sus propio sistema Zip’s sustituto del Swift, Rusia el SPFS, los BRICS discuten la creación de una moneda alternativa de reserva y de un Parlamento, Irán ha sobrevivido con fuerza a las sanciones y atentados, Arabia Saudita (gran aliado hasta ahora de EEUU) rompe parcialmente con el Petrodólar y ya vende petróleo a China en yuanes, India compra petróleo ruso en rupias, Brasil y Argentina piensan usar una moneda común para su comercio bilateral, Brasil rechazó unirse a las sanciones contra Rusia, México recupera su oro a pesar de las presiones, Dinamarca ya ve a EEUU como un potencial peligro para su seguridad, los BRICS avanzan en el diseño de un sistema de comercio paralelo al dólar, Petro alza su voz al mundo sin miedo. Hoy en día hasta un 20% de los intercambios mundiales se hacen fuera del Swift, y van en crecimiento.

Y es EEUU quien acelera el proceso. Con cada sanción adicional, con cada acto de guerra, con cada acción de piratería, contribuye a darle más vida a este mundo financiero alternativo. Es el nerviosismo típico de un imperio en decadencia. La piratería de tomar barcos petroleros es una clara señal de debilidad, de desespero. El nuevo sistema es aún incipiente, no llega al 20% del flujo financiero global. Pero todo sistema complejo cambia por dentro sin aparente cambio externo, hasta que estalla y pasa a un nuevo atractor de estabilidad, al haber un “cambio de fase”, un salto cuántico. Eso ocurrirá pronto, en años, a lo sumo en una o dos décadas. Mi percepción es que en un par de años ocurrirá algún tipo de estallido, 2027. No sabemos cómo será, si será social, ambiental, de guerra, pandémico, o una combinación, pero la insustentabilidad del sistema occidental es evidente.

Estamos en el comienzo de un cambio estructural del sistema financiero mundial. Será un mundo multipolar, tal vez inestable al comienzo, pero con más libertad.

Venezuela ha sido una luz en el mundo, hay esperanza, se puede sobrevivir desafiando al Imperio.

Pero debemos mirar más allá. Vendrá un mundo multipolar, es cierto. Posiblemente sea inestable, al no existir un mecanismo de gobernabilidad mundial fuerte. El imperio lo ha sido. Al pasar a ser EEUU una nación más en el panorama multipolar, habrá un período de indefiniciones, de inestabilidad. La ONU no podrá, no ha podido hasta ahora, menos podrá en el futuro, ya está muerta históricamente. Su muerte política es pronta. Pero el paradigma de las naciones estado seguirá siendo una traba para lograr la gobernabilidad mundial, la paz, la sustentabilidad ambiental, un clima de paz, justicia, equidad.

Se requiere un paso adicional. Pasar de la multipolaridad a la Unidad en la Diversidad. Se requiere un clima de confianza mutua, un sistema de gobernabilidad democrática, en el que la porción de soberanía cedida en aras de la paz se vea recompensada con más soberanía.

Esa es la paradoja: la pretensión de una absoluta soberanía nacional es la causa de un mundo ingobernable y de pueblos débiles, no soberanos. La ONU es eso, un acuerdo de estados soberanos que participan en acuerdos no vinculantes. Eso da pie al control por parte de las naciones poderosas, las del veto, de las élites. Por tanto, no hay soberanía efectiva para la mayoría de las naciones. La pretensión de soberanía absoluta conduce a la falta de ella.

¿Es que hay naciones soberanas en este sistema de gobernanza mundial? ¿Es Venezuela soberana en este momento, por más intentos que su Presidente y su pueblo hacen, ante el asedio cruel por parte del policía del mundo? ¿Son Colombia, Brasil, México, Irán, incluso Rusia y China soberanas en esta situación? ¿Es el pueblo norteamericano soberano? La respuesta es un rotundo no.

Cediendo algunos aspectos de la vieja soberanía (funciones relacionadas con la prevención de la guerra, la reversión de la crisis climática, los derechos humanos, regulación de algunos aspectos globales) a un órgano mundial democrático, sin vetos, se logra una real soberanía.

Si existiese un Parlamento Mundial que sea capaz de incluir a todas las naciones y pueblos del mundo en forma democrática, que tome decisiones vinculantes, pero solamente en el ámbito de su competencia, es decir, en los problemas que están más allá de la capacidad de los gobiernos democráticos, si eso fuese posible, la paz reinaría en el mundo, habría capacidad de revertir la crisis climática, y de poner fin a las distorsiones sociales del sistema mundo vigente.

Allí es donde entra la Federación de la Tierra. Con el Parlamento Mundial, en el que las naciones participan en igualdad de condiciones, sin veto, produciendo decisiones vinculantes, se garantiza estabilidad, paz, las condiciones para un desarrollo mundial equilibrado. La Constitución Mundial para la Federación de la Tierra es el mecanismo social necesario para este paso hacia un nuevo esquema civilizatorio.

Se puede sobrevivir desafiando al imperio. Se puede vivir en concordia, Unidad en la Diversidad.

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