Nuevamente, el peligro alemán pugna por desatarse contra la humanidad

Viernes, 26/12/2025 05:15 AM

Los alemanes fueron parte de aquellos bárbaros que descompusieron al imperio romano. “Alamanes” primero, creían en árboles, eran caóticos y su nombre significa originalmente “todos los hombres” en el argot germánico, lo cual denota un sentido de cosmicidad en cuanto diversidad de tribus unidas o amontonadas para efectos bélicos.

Bárbaros inicialmente a oídos grecorromanos y salvajes después a criterio del civilizado romano, estos antiguos creyentes en Odín estremecieron al imperio de entonces durante los siglos III y IV d.C. Es un clisé la aseveración de que tuvieron incidencia en la caída del Imperio romano. Bárbaros por hablar una lengua extraña, además de salvajes por vivir fuera de los límites de Roma.

Con el tiempo, lo bárbaro reivindicó su semántica y se convirtió en esa fuerza bruta que trasunta excelencia, innovación, empuje, naturaleza, poder originario. Lo bárbaro, finalmente, trascendió la dispersión tribal y concilió el aporte de diferentes pueblos germánicos para fundar ese gran país llamado Alemania (entre otros), hoy líder económico y político de Europa. Como si se dijera que domesticaron su agreste naturaleza para protagonizar un rol civilizatorio.

Pero de tanto en tanto se ha escapado el jabalí y la nación alemana ha regresado al escondrijo oscuro de la selva, fuera de la senda, dígase, del espíritu cultivado romano. Así, emblemáticamente, generó las peores guerras para la especie humana, siendo la Segunda Guerra Mundial una suerte de cúspide irrepetible del horror (nazismo, apartheid, genocidio, totalitarismo, ultranacionalismo, antisemitismo, racismo, fascismo, etc.).

Por tales perlas de sangre, la nación alemana fue sujetada con cinchas, mordazas y gríngolas después de esa segunda guerra, como si se tratara de controlar al salvaje de las profundidades. En consecuencia, mientras pagaba crímenes de guerra, fue desmilitarizada, restringida en su ejército y soberanía, prohibiéndosele el desarrollo de armas nucleares, químicas y biológicas, muchas de tales restricciones vigentes hasta hoy.

Hoy Alemania intenta romper sus ataduras para, nuevamente, echar a volar al bárbaro. Desde su posición de liderazgo económico, chantajea a la decadente Unión Europea (UE) para leerle el cuento de la amenaza rusa y llevarla a una guerra mediante la perpetuación del sitio en Ucrania. Su propósito es lograr un rearme militar sin tapujos para enfrentar al presunto enemigo.

Para tales fines, astutamente descalifica y cuestiona el liderazgo de los Estados Unidos para así quedarse a solas con la vieja Europa entre las sombras y manipularla a su antojo.

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