Cotidianas 2.0

Venezuela en el ojo del huracán global

Martes, 09/12/2025 01:22 PM

El cierre del año 2025 confirma que la situación de Venezuela no es un conflicto aislado, sino el epicentro de tensiones que atraviesan la geopolítica mundial. La confrontación con Estados Unidos, marcada por el cierre del espacio aéreo, el despliegue militar en el Caribe y las amenazas de ataques terrestres se inscribe en un tablero global donde las democracias se erosionan, las economías se desaceleran y los conflictos bélicos se multiplican. Venezuela aparece como un laboratorio de resistencia y negociación, donde se cruzan las narrativas de hegemonía, soberanía y conciencia colectiva.

El cierre de este año revela un escenario global atravesado por una desaceleración económica, con un crecimiento mundial que apenas roza el 2,6% frente al 2,9% del año anterior, y por democracias debilitadas tras procesos electorales plagados de vicios, contradicciones y desconfianza ciudadana. En ese tablero, Estados Unidos reafirma su interés por consolidar el control económico y político sobre el hemisferio, utilizando la crisis venezolana como vitrina de su hegemonía. Mientras tanto, en el plano interno, tanto las sanciones como la ineficiencia y la corrupción han acelerado el deterioro del salario real, el sacrificio de beneficios laborales, la reducción del Estado de Bienestar Social y una inflación inducida que se combina con la devaluación progresiva del bolívar. Venezuela se convierte así en un punto de intersección entre las tensiones globales y las urgencias nacionales, donde la disputa por la soberanía no es solo un asunto de poder político, sino de supervivencia cotidiana frente a un orden internacional que busca imponer sus reglas.

El control casi pleno del espacio aéreo ha convertido a Venezuela en un territorio cercado desde el cielo. Los vuelos se suspenden, las rutas se desvían y el país puede sucumbir a un aislamiento que golpea la cotidianidad. Medicinas que no llegan, familias que no pueden reunirse, trabajadores atrapados en un laberinto de inflación y devaluación. No es solo un bloqueo económico, es una demostración de fuerza que pretende imponer desde afuera el rumbo de la nación. Ante tanto asedio y amenaza, la Soberanía Nacional se vuelve más urgente que nunca.

La presión de Washington busca mostrar fuerza en el continente, mientras Europa observa con cautela y potencias como Rusia y China tantean la posibilidad de ampliar su influencia en cualquier circunstancia. América Latina, por su parte, se ve obligada a pronunciarse. Colombia, Brasil y México enfrentan el dilema de respaldar una sospechosa transición democrática o rechazar la violencia y la injerencia como salida. En este contexto, Venezuela se convierte en símbolo de disputa territorial y política, con un desenlace que podría marcar el rumbo regional.

La trascendencia geopolítica de Venezuela radica en que cualquier desenlace no solo afectará la nación, sino que redefinirá el equilibrio continental en un momento de fragilidad global. La simultaneidad de elecciones, guerras y mercados nos recuerda que la cotidianidad internacional está atravesada por la urgencia de nuevas soberanías.

Cuando los cielos se cierran y los mares se llenan de buques, el pueblo venezolano advierte que su destino no puede ser dictado desde afuera. El 2026 se abre como un tiempo difícil, pero también como una oportunidad para que la Soberanía Nacional se defienda con nuevos alientos. ¿Estamos listos para asumir ese desafío sin claudicar ante las presiones externas?

En un mundo con una economía global que se desacelera y democracias que se desgastan, Venezuela enfrenta la prueba de resistir sin claudicar. La pregunta es si lograremos transformar la crisis en oportunidad o si seremos arrastrados por la corriente de la hegemonía externa.

 

 

 

 

 

 

 

 







 

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