Sopa de ganso

Sábado, 18/10/2025 05:57 AM

Trump dice que va a entregar dos misiles de última generación a Zelinsky si Rusia no acaba la guerra con Ucrania. Al día siguiente Zelinsky va a Washington para recibir los misiles. Pero se vuelve con el rabo entre las piernas. Trump le dice que ha hablado con Putin, y si te he visto no me acuerdo de los misiles, que los misiles se los compre Europa. Ésta es la tónica del barullo internacional al que se dedica el vaquero pelirrojo. Otra instantánea es la obsesión de Trump con Venezuela, sin venir a cuento y sin saber por qué aunque es de suponer. Porque decir y desdecirse Trump en cuestión de horas, es la regla de oro de las relaciones internacionales cuyo compás marca este sujeto desde que volvió a encaramarse en la presidencia del imperio moderno.

Nunca se ha visto semejante desconcierto en la política internacional manejada por el botarate estadounidense. Un carrusel de feria que vacía de sentido al Derecho Internacional estudiado en las universidades de Occidente, poniendo de relieve que lo único que cuenta es la mayor potencia militar; una política que no merece la más mínima atención hasta que cada proceso diplomático termine afianzando la paz, o roto en la contienda.

Quien no ha visto la película Duck soap, de los Hermanos Marx, quizá nunca se dé cuenta de cómo el disparate, la cretinez o la locura alcanzan las cotas más altas de lo grotesco precisamente en materia de política internacional.

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