Albania es un país pequeño, ubicado en el sureste de la península balcánica europea, al norte de Grecia. Su capital es Tirana. Despertó mi curiosidad hace muchos años, cuando la dirigencia de su Partido Comunista, en el poder, decidió respaldar las posiciones maoístas contra la URSS, por allá por 1967, cuando su dictador, Enver Hoxha, desplegaba una dictadura sanguinaria, más estalinista que Stalin. Como no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista, se acabó esa oscura tiranía en Tirana (mira tú) y ensayaron su "transición" al capitalismo, reproduciendo la masiva corrupción y formación de mafias que privatizaron los bienes públicos, como ocurrió en Rusia, cuando la URSS desapareció, y ocurre hoy en cierto país al sur del Caribe. Tanto fue el desastre, la corrupción y la ineficiencia, que ni la Unión Europea accedió a la incorporación albanesa en esa entidad, porque robaban demasiado. Su corrupción era nauseabunda, y así no se negocia ni en el capitalismo salvaje. De modo que el actual gobernante, Edi Rama, decidió algo que parece sacado de un cuento de ciencia ficción de Asimov o Philip K. Dick. Para luchar contra la corrupción, evitar los sobornos y el tráfico de influencias en la contratación pública, designó como ministra de licitaciones pública a una inteligencia artificial, que aparece en las pantallas como un avatar, ataviada con el traje típico del país, denominada Diela.
Por lo novedoso y raro, la información cumple con la definición clásica de la noticia. Pero, si consideramos los avances de la IA en muchos ámbitos de la actividad humana, desde la medicina, la enfermería, la agricultura, hasta la aplicación del Derecho y los dominios de la gerencia, la contabilidad y la administración pública y privada, ya nos parece menos rara. Si observamos que ya desde hace varios años hay jueces de IA en China, Argentina, México, EEUU y varios países de Europa, que no solo imponen multas de tránsito, sino que resuelven casos de pensiones alimentarias y hasta pueden sentenciar meter presa a la gente, se puede apreciar que lo de Albania y Diela se trata de una tendencia mundial. Las capacidades administrativas de la IA se refieren al procesamiento de grandes masas de datos, su capacidad predictiva con recursos estadísticos, la ejecución de tareas repetitivas en décimas de segundo, su captación de patrones, etc. Ya no se trata de simples "sistemas expertos" programables, que le ganan un juego de ajedrez a un campeón humano. La IA es una "máquina que aprende" y se programa por su cuenta. Tanta es la potencialidad de estas tecnologías que ya se han circulado cartas de científicos y empresarios emitiendo alertas acerca de la posibilidad de que la IA, no solo desplace a los seres humanos de muchos empleos que consisten en trabajo intelectual, sino que puedan tomar decisiones que afecten la libertad de los seres humanos, como muchas películas y cuentos de ciencia ficción han profetizado. Estas aprensiones han motivado esfuerzos legislativos en varios países, así como acuerdos internacionales (como el de la UE) para darle cauce a la innovación tecnológica en IA. También ya hay doctrinas éticas acerca del uso de esos ingenios. Incluso han surgido tendencias de pensamiento que hablan de una nueva evolución de la especie humana hacia seres híbridos, mitad biológicos, mitad (o más) digitales. No es ciencia ficción solamente. Son serias investigaciones actuales de punta.
¿Entonces es posible pensar en un Estado, cuya totalidad de funciones administrativas, esté a cargo de IA? Pues, sí. Ya entramos en esa era. Por supuesto, el tema de la eficacia, la eficiencia y la consecuente legitimación del Estado, quedaría replanteado. Ya hay enfoques alternativos a los que se esbozaron en Venezuela con la reforma del Estado en los 80, con todas esas propuestas de la COPRE que, al final, se incorporaron en la constitución de 1999, como la descentralización, la elección directa de alcaldes y gobernadores, la transferencia de competencias hacia los niveles locales, las asambleas de ciudadanos, los referendum consultivos y aprobatorios, las iniciativas populares de leyes, etc. Fueron propuestas serias que tuvieron resistencia en las élites dominants de entonces. Visiones como la descentralización, enfocadas en mejorar la eficacia y la eficiencia del Estado, que se incorporaron, repito, en la Constitución actual, fueron destrozadas y echadas para atrás sistemáticamente, con Chávez, y mucho más con Maduro. De nuevo, el caudillismo ultra centralizó todo. Las actuales propuestas de la 7T y las oficinas locales de gobierno, llueven sobre mojado, en la misma tendencia ultracentralizadora en el poder Ejecutivo de todas las decisiones, contribuyendo así a la ineficacia, la ineficiencia y la corrupción. Ya hemos visto que eso de las 7T, oficinas locales de gobierno y demás, son pura demagogia, repeticiones chapuceras, como esa del Ministro de educación sobre las evaluaciones en las escuelas, la atención a la diversidad funcional y nuevos métodos de enseñanza y aprendizaje, que no comienzan por donde debiera comenzar cualquier política efectiva y sincera de mejoramiento de la educación: la remuneración de hambre de los maestros.
El chavismo y el madurismo no superaron la crisis del Estado ineficiente y corrupto, rentista y burgués parasitario, porque derivó en el bonapartismo, hasta llegar a esta nueva forma de Estado patrimonial, autoritario, más ineficiente y corrupto que nunca. Los problemas se profundizaron con la destrucción de las instituciones, su subordinación a un Partido hegemón, el patrimonialismo y el ultra centralismo. La reforma "comunal" empeora todo esto, con su toque evidente de totalitarismo ineficiente y corrupto.
Hay otra constante en esta deriva chavista-madurista: el militarismo, constante desde el principio. Esto se evidencia, no solo con la designación de los generales, que hoy son mucho más que los del ejército norteamericano, en cargos "donde hay", y así consolidar su lealtad con base en la apropiación privada de los bienes públicos. También en la creencia de que los estilos militares de mando y obediencia son más eficientes y eficaces. Los casos de corrupción en PDVSA, con protagonistas militares, son solo un botón de muestra. El estilo de cuartel, de mando y obediencia, se cristaliza en un "estilo gerencial", que no tiene nada de estilo ni mucho menos de gerencial: se trata del "jalo arriba y pateo abajo", la negación de todas las teorías modernas de la gerencia pública y privada, además de propicia a la corrupción y el nepotismo.
En ese contexto ¿Qué pueden significar frases como "la transición del Período pacífico al período especial de guerra del pueblo en armas"? ¿Qué pueden hacer los milicianos contra misiles y drones de alta tecnología de los norteamericanos? En ese contexto, los entrenamientos se convierten en una nueva bailoterapia, con excursiones al cerro, tiro al blanco y adoctrinamiento con base en gritos. El alistamiento es la esperanza de una solución del momento ante la precariedad de la vida de un sector grande de la población. Por otra parte, el alistamiento y el entrenamiento es una manera de cerrar filas, "militarizar" todas las relaciones sociales es reducirlas a las de mando y obediencia, la generalización a una nueva potencia del estilo "jalar arriba, patear abajo". Tal vez, como una de las líneas es "apretar adentro si nos aprietan afuera", todo se concreta en instituir la figura del sapo, involucrar a civiles en labores policiales, de persecución. Una versión venezolana de los CDR. El cierre de toda democracia hasta en los niveles de base.
Ante la amenaza norteamericana en el Caribe, inaceptable políticamente hablando, ha habido una dinámica curiosa. Se ha pasado de la fase de negación (no hubo ataque; son imágenes de IA generativa) a la denuncia diplomática del abordaje gringo a una barca pesquera, la convocatoria a las milicias, como si ellas pudieran hacer algo contra drones y misiles de tecnología ultrasofisticada, el discurso inflamado con frases como "pueblo en armas", "transición, de revolución pacífica, a revolución armada".
El duelo pasó, de la negación, a la rabia impotente expresada en las frases que se pretenden super arrechas. Y, esbozando una ciencia ficción probable, la distopía venezolana: un territorio fragmentado por las pugnas territoriales, donde se confundirán, en un solo caos, guerrillas narco, escuadras de milicianos mal alimentados de armamento primitivo, bandas armadas paramilitares financiadas por las empresas transnacionales de las Zonas económicas Especiales, la omnipresencia de unos drones vigilantes y amenazadores. Y la miseria más atroz. ¿En esto consiste la amenaza ante la acción militar norteamericana?
De pana que, ante este horizonte distópico, llena de gritos destemplados, discursos contradictorios, muerte, un Estado fragmentado entre la corrupción, la ineficiencia, los intentos de ultracentralización para poder controlar algo de ese desastre, persecución política a tutilimundi, prefiero a DIELA.