"El idealista es aquel que,
al comprobar que la rosa huele mejor que el repollo,
piensa que también servirá para preparar una sopa»"
H. L. Mencken
Parece, que Elon Musk, esperó la llegada de los migrantes a los Estados Unidos, para aparecerse en el escenario político de la engañada sociedad estadounidense, exhibiendo, como único aval su incalculable fortuna para asociarse al grotesco candidato estadounidense, Donald Trump, en su afán de elegirse nuevamente, y a partir de ese momento todo sucedía de manera perfecta, como un matrimonio de años en su postrimería de vida de sus integrantes; parecía algo hermético, indestructible, que ni siquiera el paso del tiempo podía detener las grandes coincidencias entre estos dos personajes, con las ínfulas encendidas, como para pensar: ¿Hasta cuándo va durar esta relación, aún, cuando solamente dependen de los intereses dolarizados? El tiempo dio la respuesta muy rápido cargada de sorpresas y desengaños.
Si, algún personaje ha ocupado espacio en los medios al lado de Donald Trump, aprovechando todo el poder mediático, del cual es dueño, es precisamente Elon Musk, a quien solamente le ha faltado promocionarse a la presidencia de los Estados Unidos, pero le faltaba conocer y confesarse abiertamente defensor del imperialismo ya que, del capitalismo salvaje ha dado suficientes muestras y por eso se encuentra ubicado en los primeros lugares de los mortales más ricos del mundo, algo que para su edad, parece cosa de magos y por eso Trump, más astuto, envolvente y por demás habilidoso. al saber, donde se puede pisar para no resbalar le tiró el anzuelo con una carnada muy atractiva y este por su condición de un oportunista, terminó apoyándolo en la campaña presidencial, y al llegar nuevamente a la Casa Blanca, empezaron los sobresaltos y diferencias entre dos magnates, con intereses totalmente opuestos.
La separación política es un hecho consumado y el que tiene todas las de perder es precisamente Elon Musk, a quien Trump, lo viene señalando, como un tren descarrilado al anunciar la creación de un nuevo partido, que por supuesto va correr con la misma suerte de los que han aparecido, después de republicanos y demócratas, porque el verdadero mandatario en los Estados Unidos, es precisamente el imperialismo y las grandes corporaciones, al imponer las reglas del juego y por eso Trump, es un títere, el cual no acepta otro en el camino. Es decir, a Elon Musk se le puede aplicar el refrán ¡No le dicen perro, pero le enseñan el tramojo!
Por su parte, Trump, se encuentra, como cucaracha en un patio de gallinas, por donde paso lo ven con mirada penetrante y hay organizaciones, que están pidiendo de manera urgente la renuncia y no es para menos, después de la salvajada en contra de los migrantes y el disparate de haber atacado instalaciones nucleares de Irán, cuando se estaba defendiendo de manera directa. A parte de estos graves errores, que ponen al mundo en una situación muy difícil, nos encontramos con el trato hacia otros países, el cual no están dispuestos a renunciar a su soberanía y han demostrado la dignidad para defenderla. Además, el problema económico de EE. UU, ya no lo pueden ocultar y por lo tanto se están agarrando de los aranceles para paliar el desastre interno y una prueba es la inflación, el cual está subiendo con la intensidad de un huracán.
El llamado sueño americano ha terminado por convertirse en el desastre estadounidense, dónde el sálvese el que pueda, empieza a cobrar fuerza, aterrorizando a más de uno. Algo, que no es una novedad, pero en estos momentos, el problema se ha extendido por todo el país, creciendo la preocupación, antes las arbitrariedades del mandatario, impuesto para preservar los intereses de los grandes capitales. Nadie puede negar los atropellos hacía los migrantes, el cual la mayoría se fueron incitados por los medios, como una manera de erosionar la credibilidad del gobierno del presidente Nicolás Maduro, preparando el terreno para una invasión. En estos momentos en los Estados Unidos, nadie puede sentirse seguro. El mismo Elon Musk, empieza a ver, como sus empresas están siendo golpeadas por los grandes monopolios automotrices y quien, hasta hace poco lo colmaba de elogios, a tal punto de nombrarlo director de un organismo, ahora lo ve, como un migrante, a pesar de no conocer las penas y sufrimientos por los caminos verdes.