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No me cansaré de recordar esa genial frase de Bolívar: "Si alguna vez vimos grandes a España, fue porque lo hicimos de rodillas". Hoy cuando vemos las redes o los medios de comunicación comentando el asunto de los ataques contra los latinos por parte del degenerado Trump, destaca la posición de los españoles, quienes piden mano dura contra los migrantes venezolanos, sobre todo, diarios como "ABC", "El Mundo", "El País", "La Razón", al igual que todos los programas de opinión de las televisoras. En las redes, cómo piden a gritos que los gringos sean inclementes contra los latinos, que de alguna manera tuvieron lazos con España, que provienen de sus tatatatarabuelos, que de algún modo tienen algo de sangre española. Pero ellos, los gachupines, celebran, pues, que hundan, que ataquen y repriman a aquellos seres, insisto, que alguna vez fueron colonias de los godos. Aseguran, que todos los venezolanos en EE UU, son del Tren de Aragua, y le están pidiendo a Pedro Sánchez que haga lo mismo con los "delincuentes de ese Tren" que emigraron a España.
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Pero si por allí, nos cayeron algunas gotas de sangre goda, con ella nosotros, los venezolanos, al menos, hemos trascendido haciéndonos otra clase de ser humano. Porque de veras que para nada queremos ser como esos hijos de Fernando VII. Vuelvo a Bolívar, quien agrega con esta contundencia demoledora contra aquellos españoles: «Un continente, separado de la España por mares inmensos, más poblado y más rico que ella, sometido tres siglos a una dependencia degradante y tiránica... Tres siglos, gimió la América bajo esta tiranía, la más dura que ha afligido a la especie humana... El español feroz, vomitado sobre las costas de Colombia, para convertir la porción más bella de la naturaleza en un vasto y odioso imperio de crueldad y rapiña... Señaló su entrada en el Nuevo Mundo con la muerte y la desolación: hizo desaparecer de la tierra su casta primitiva; y cuando su saña rabiosa no halló más seres que destruir, se volvió contra los propios hijos que tenía en el suelo que había usurpado.»
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Podría pensarse que es algo tan absurdo lo de estos españoles atacando a los latinoamericanos, que los gringos hoy expulsan de manera abominable de EE UU, españoles, que además de miserable, aún tiene reyes canallas, chulos y ladrones, a los que adorar, que viven en una eterna feria del Rocío, entregados a la veneración de vírgenes de siete puñales, con cutres programas del corazón y entre toros y toreros. Eso es España hoy, y así de goyesca, ha sido siempre.
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A los venezolanos que dejaron a nuestro país, producto de la tremenda crisis económica, que adrede nos inflingieron EE UU y la Unión Europea, de veras que no los culpo. Salieron algunos enloquecidos, y Señor, ¡todo lo que tuvieron que inventar para buscar mejores condiciones para sí y para sus familiares, emigrando de manera abrupta! Cogiendo hacia un mundo que desconocían, vendiendo sus pocas pertenencias, con mujer e hijos a cuesta, ¡hacia el HORROR! Algunos llevaban papeles para armar sus casos de que eran perseguidos políticos para que de algún modo pudieran ser recibidos legalmente. Inventaron acusaciones políticas, forjaron documentos. Nuestros Registros vivían noche y día con inmensas colas de compatriotas que querían llevar sus papeles en regla para ver si se podían defender en otros lares. Pero así todo, esos mismos gachupines, hijos de Fernando VII y del chulo y asesino de elefantes, Juan Carlos, para nada ven el espantoso crimen que gringos y europeos hicieron contra nosotros, aplicándonos pavorosos bloqueos y sanciones.
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Todo esto me viene a la mente, leyendo esa nota que hoy publica el diario El País sobre el venezolano Andry Hernández Romero, quien había solicitado "alegando persecución por su ORIENTACIÓN SEXUAL Y CREENCIAS POLÍTICAS". Algo que no hace para nada el gobierno venezolano contra ninguno de sus ciudadanos. Ahora resulta que este joven lleva más de 75 días detenido en la cárcel "ANTITERRORISTA" de máxima seguridad salvadoreña (CECOT). LO MANDÓ A El Salvador la Administración Trump bajo la ley de Enemigos Extranjeros, ACUSADO DE TENER VÍNCULOS CON LA BANDA TREN DE ARAGUA.
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El joven Hernández Romero no tiene antecedentes penales ni vínculo alguno con ese invento del TREN DE ARAGUA, pero eso no le importa nada al gobierno gringo. El crimen de Andry Hernández Romero es tener unos tatuajes.
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Pero lo que le han aplicado a Andry Hernández Romero es algo que se presenta a diario con decenas de venezolanos y no es que Trump sea el bicho únicamente malo de ese imperio. ¡NO! Los jueces lo apoyan, el fallo de la corte de California acaba de condenar a otros 13 en los últimos días, desestimando los casos de asilo. No les importa para nada la justicia, y eso que pretenden ser en el mundo los mayores defensores de los derechos humanos. No existe una dictadura más horrible que la gringa en el planeta, pero Occidente la adora porque es un país demente, drogado y armado hasta los dientes. El joven Andry Hernández Romero no deja de insistir: "No soy miembro de una banda. Soy gay. Soy estilista… No soy miembro de ninguna banda del Tren de Aragua. Soy gay. Soy estilista". Agrega la información: "Ninguno de los abogados que representan a los venezolanos recluidos ha podido establecer contacto con sus clientes, incluso en casos en los que los jueces federales han ordenado explícitamente al Gobierno que facilite dicho contacto. La abogada de Hernández Romero se enteró de su cliente había sido arrestado y enviado a El Salvador por las fotos y videos publicados en los medios de comunicación. "Es horrible ver a alguien a quien conocemos como un artista dulce y divertido, en las condiciones más horribles que pueda imaginar (...) Nos preocupa que pueda sobrevivir", declaró la jurista a CNN. La organización salvadoreña Socorro Jurídico Humanitario denunció el año pasado que 303 reclusos han muerto bajo custodia del Estado salvadoreño, con la agravante de que el 94% de los detenidos no estaban perfilados como pandilleros".
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Agrega la nota del diario "El País": "Dedicado al estilismo y el maquillaje durante varios años (su resumen curricular incluye labores en certámenes de belleza como el Miss Venezuela), Hernández Romero emprendió un largo viaje a Estados Unidos a través del tapón del Darién. En un paso fronterizo cerca de San Diego, obtuvo una cita para solicitar asilo. Tras la entrevista de miedo creíble, las autoridades migratorias determinaron que las amenazas contra él eran suficientes para seguir adelante con su caso, y se le permitió la entrada al país; pero solo unos meses después, los tatuajes que el venezolano tenía en ambas muñecas (dos coronas con los nombres de sus padres) fueron evidencia suficiente para que el Servicio de Control de Inmigración y Aduana (ICE) lo acusara de ser un criminal".
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Sigue diciendo la nota: "Los miembros del Tren de Aragua no son fáciles de detectar. Tienen un carácter líquido que les permite adaptarse en cada entorno. Son tan sigilosos que durante años se ha puesto en duda su existencia misma. A diferencia de los carteles mexicanos, no publican videos en los que decapitan a sus enemigos. Algunas detenciones en Chile y Perú muestran a sus cabecillas como tipos discretos que no llevan tatuajes ni han adquirido la estética narco", declaró a EL PAÍS, la periodista Ronna Rízquez, autora de primer libro sobre la banda. La tal Ronna Rísquez es una palangrista venezolana, que ha trabajado en bazofias como El Nacional y Runrunes, además de ser finalista del Premio Gabo de Periodismo en 2016. En 2023 publicó un libro sobre la banda criminal del Tren de Aragua.
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Resulta que el propio diario El País dice que en el caso de Hernández Romero no existe evidencia de cargos penales o vínculos con bandas criminales, y agrega: "Una investigación de CBS revela que la Administración Trump mintió sobre los antecedentes penales de los más de 200 hombres deportados a El Salvador, sin control judicial gracias a la invocación de la ley de Enemigos Extranjeros de 1798, y con el alegato de que eran miembros de la banda criminal Tren de Aragua. El reporte cotejó documentos internos del Gobierno con expedientes judiciales nacionales e internacionales, informes de prensa y registros de detenciones que confirman que la abrumadora mayoría de los deportados no tienen condenas judiciales o incluso cargos penales… Una portavoz del Departamento de Seguridad Nacional también dijo que las redes sociales de Hernández Romero sugerían su relación con el grupo criminal, pero basta revisar su cuenta de Instagram para cerciorarse que el implicado desde hace una década solo publica contenido relacionado con el maquillaje y el estilismo. La Administración Trump ha alegado tener en su poder pruebas contra los deportados que no podría revelar por tratarse de "secretos de Estado", pero la abogada de Hernández Romero negó que el Gobierno supiera algo sobre su cliente que ella desconozca. "Y si así fuera, deberían seguir la Constitución, presentar esa información, y darnos la posibilidad de responder a ella", afirmó a CBS".
Vean a españoles apoyando a esa basura de Trump contra los latinos… racistas y acomplejados como los definió Bolívar…
Por: José Sant Roz
Viernes, 30/05/2025 12:33 PM