El arte de besarle el trasero a Donald Trump… ¿vean quiénes ya están anotados?…

El tipo (El Catire burda de burdo, El Burdo Catire) se pavonea diciendo que es multimillonario, que lo envidian, que el mundo no lo merece, que está sobrado, y que nadie en este planeta le da por las patas, él que calza 47. Les dice a los medios: "ESTOY HACIENDO UNA FORTUNA", y se burla de todos los líderes del mundo diciendo que están interesadamente locos por querer negociar con él y que no dejan de llamarlo y que la mejor manera de expresarlo es diciendo que "LOS PAÍSES ME ESTÁN BESANDO EL CULO".

El magnate de ampuloso trasero llama ARRASTRADOS a los otros presidentes del planeta como si le estuviesen CLAMANDO MISERICORDIA: "¡POR FAVOR, POR FAVOR, SEÑOR, LLEGUEMOS A UN ACUERDO! ¡Haré lo que sea, señor, haré lo que sea!" y terminaba humillándolos más con "NOS LO ESTÁN DANDO TODO".

El Catire es además burdo de estrambótico y sufre de hemorroides, confesión también que ha expuesto a los cuatro vientos. Es fofo, lleva en su alma 101.6 (224 libras) kilogramos de miasma. Mide 1.92 metros, tiene un 12% de grasa corporal, suda como un chancho, su cuerpo apesta luego de jugar al golf y debe cambiarse la camisa hasta cuatro veces en cada caminata. Tarda un promedio de 45 minutos cada día descargándose en el baño. Cada muslo le pesa más de 32 kilos. Su color ladrillo es típico de la raza de cerdo Duroc o de la Large White. Eructa cuando engulle por un problema de hernia hiatal, es dispépsico, ronca ferozmente cuando duerme y suele expulsar un promedio de 37 gases intestinales por día. Pero este cerdo Duroc quiere darse el gusto de que los altos mandatarios y políticos del mundo le besen el ano. Proclama. Cada una de sus nalgas cubriría una ponchera de medio metro de diámetro.

En Venezuela la primera en desear besárselo es sin duda doña María Corina Machado, pero la lista es inmensa, y podría llegar al millón. Por lo menos casi todos los que el 28 de julio del año pasado llegaron a votar por don Edmundo Gonzáles Urrutia. Si se sinceraran con sus gustos y pareceres, y se pidiese una certificación de los que desean anotarse para posar sus labios en sus belfos inferiores, las solicitudes no se darían abasto y llegarían a colapsar el sistema de cualquier software.

Que no daría Lilian Tintori y su marido Leopoldo López, el Julio Borges, Antonio Ledezma, el Rafael Ramírez, Carlos Vechio, David Smolanky, Freddy Guevara, César Pérez Vivas, Carlos Paparoni,… por acariciar sus belfos inferiores (hemorroidales). Qué no harían un Milei, un Bukele, la Boluarte, Noboa y el Boric. Pero también se disputarían tales belfos el mismísimo Pedro Sánchez de España, el Macrón (Francia) y Olaf Scholz (Alemania).