El Panarabismo a la luz de los actuales acontecimientos en el Norte del África y el Medio Oriente
Por: Alfredo Pineda(*)
Miércoles, 29/02/2012 03:07 PM
Esas mismas manifestaciones árabes en el mundo entero dieron señas del vivo deseo del renacer de un Egipto a la cabeza de la unión Panarabica. En muchas de las imágenes transmitidas por los medios se pudo observar retratos de Abdel Nasser, incluso por jóvenes que no habían nacido en los 70, año en el que asesinan a Nasser. Pero en esta oportunidad no se trata de una replica idéntica del nacionalismo árabe de esos días, cuando el Panarabismo era una respuesta a la dominación occidental y a la creación del Estado de Israel. Hoy en día, es una reacción a la ausencia de libertad democrática y a las iniquidades de la repartición de las riquezas de los pueblos. Así que pudiéramos decir que estamos ante la presencia del nacimiento de un nuevo movimiento en pro a la democracia y que engloba los valores humanos universales. Sin embargo esto no significa que el componente anti-imperialista hace falta en este movimiento, sólo que dichas manifestaciones, según mi punto de vista, dan fe de una mayor comprensión -fundamental- de la importancia de la emancipación en contra de la represión y la dominación extranjera. Estos movimientos demuestran una creencia intrínseca de que, liberarse del terror y abrazar la dignidad humana volverá al pueblo capaz de construir una mejor sociedad y de colocar los cimientos para una futuro más prospero. Lo interesante de estos movimientos es que los revolucionarios de Egipto y Túnez (países ampliamente respaldados por Occidente) mostraron al mundo no sólo a través de sus actos sino también con sus palabras, la naturaleza de sus dirigentes y de la descomposición social existente, expusieron el carácter tirano de ellos, quienes estaban al servicio subyugante de poderes extranjeros. Líderes que cómo se expuso en el ensayo anterior, llevaban en la boca un discurso panarabista que manipulaba a las masas con posiciones en contra del Sionismo, entre otros. Pero que en realidad resultaba una entelequia, una mascara para ocultar la opresión y traición a la sociedad árabe y el pueblo palestino.
Lo sucedido en Egipto y Túnez mostró que la unidad árabe contra la represión interior es más fuerte que contra la represión extranjera. Ni la ocupación imperialista en Iraq, Afganistán y recientemente Libia, ni siquiera la ocupación israelí logró reunir al pueblo árabe, como lo hizo el acto aislado de un joven tunecino que decidió inmolarse en vez de vivir de rodillas, humillado y sumido en la pobreza. Esto no quiere decir que el pueblo árabe sea indiferente a lo que vive el pueblo de Iraq o Palestina, en otras oportunidades hemos visto como miles de personas han tomado las calles de los pueblos árabes en solidaridad, esto refleja una realidad. La ausencia de democracia a contribuido a la perpetuación de la ocupación de estos países. La incapacidad de los pueblos árabes y del Panarabismo para defender Iraq, Afganistán o por la liberación de Palestina terminó siendo un símbolo de la impotencia, la parálisis, la imposibilidad, el temor con el que vive el ciudadano y la ciudadana árabe ordinario, marginalizado por la injusticia social y la represión de las fuerzas armadas y policiales.
A lo largo de ese tiempo, los gobiernos pro-occidentales como contra-occidentales continuaron con sus maniobras habituales, los primeros apoyándose en los Estados Unidos para consolidar su poder autoritario, y los otros para justificar su represión. Pareciera que los pueblos de gran parte de la región no sienten confianza en sus gobernantes, según algunos artículos de prensa, en Ramallah por ejemplo, los manifestantes repetían eslogans en contra de la división intra-palestinas, igual que por el fin de las negociaciones con Israel, enviando así un mensaje claro a las autoridades.
Para finalizar pudiéramos decir que durante los años 50 y 60, miles de árabes ocupaban las calles, decididos a combatir por la liberación de aquellos países que estaban aún bajo el yugo colonizador y la hegemonía creciente de los Estados Unidos de Norteamericana. En el 2011, otro miles se fueron a las calles también en búsqueda de la libertad pero también para asegurarse que las faltas que cometieron las generaciones anteriores no se reprodujeran. -Pierde legitimidad un eslogan en contra de un enemigo exterior si el combate por la democracia se deja de un lado-. Los manifestantes del Cairo mostraban retratos de Nasser porque ven en él, un símbolo de la dignidad árabe, pero contrariamente a el, se refieren también a un nacionalismo panarabico que comprendió que la liberación nacional no pude ir de la mano con la eliminación de la oposición política, porque se trata de una unidad auténticamente árabe, que garantice la reivindicación general de las libertades democráticas.
(*)Estudiante del Diplomado en Saberes Africanos