La agresión contra Venezuela tiene la fachada de que es una "guerra contra las drogas". Todos sabemos que esto es una gran farsa del imperialismo estadounidense que quiere introducirse nuevamente en la región. Toda una prepotencia neocolonialista de esta antigua Doctrina Monroe.
Todo esto es expresión de un mundo donde se acelera la competencia entre las grandes potencias capitalistas en su juego geopolítico, somos una fichita más en su juego de ajedrez, donde arrecia la pugna por la expoliación de nuestros recursos y el sometimiento de nuestros pueblos.
Es elemental repudiar tenazmente los intentos de intervención imperialista por parte de Estados Unidos en Venezuela.
Desde hace décadas el imperialismo estadounidense ha querido retomar por la fuerza el control del gobierno venezolano y no ha podido. Hoy es un nuevo intento de eso. Históricamente lo intentó en el gobierno de Chávez pero este estaba respaldado por sectores importante de trabajadores y del pueblo pobre. La movilización de los mismos, enfrentó y derrotó las pretensiones imperialistas. Hoy, nuestra clase obrera se encuentra debilitada en extremo. Ha recibido fuertes golpes, objetivos y subjetivos que ha venido acumulando. Es el gobierno nacional, que se ha alejado de los sectores populares imponiendo políticas antiobreras y antipopulares. Décadas de miseria, que ha descargado de una crisis capitalista sobre los hombros de la clase trabajadora (...).
El gobierno desató una brutal represión. Pasó de ser un gobierno que daba pequeñas concesiones a las masas, es decir, un bonapartismo con apoyo popular, a un gobierno brutalmente represivo, es decir, un bonapartismo reaccionario. Esto no lo pudo hacer solo. Por supuesto que lo hizo junto con los sectores de la burguesía y los sectores empresariales del país. Y vienen imponiendo una crisis capitalista sobre la clase trabajadora y los consumidores de las clases populares.
Estas circunstancias hacen más vulnerables al país y al pueblo. Sabemos que la única posibilidad de frenar las intensiones del imperialismo y del capital financiero es que exista un movimiento vigoroso en las calles. Que tenga libertades y tenga la iniciativa. Por eso, repudiamos los intento de intervención y de colonialismo por parte del imperialismo estadounidense. Pero también rechazamos la represión a nivel interno. Exigimos libertades democráticas de movilización y organización para la clase trabajadora.
Si llegamos al escenario de agresiones militares directas al país, por supuesto que apostamos a que además del repudio al gobierno nacional, exista una conciencia antiimperialista en la clase trabajadora y los sectores populares que le permita renovar su lucha y su fuerza.
Repudiamos a los políticos vasallos como María Corina Machado, Leopoldo López y otros que utilizan de manera demagógica las penurias del pueblo para justificar y auxiliar los propósitos neocolonialistas del imperialismo estadounidense. Es un servilismo repudiable.
A los pueblos de América Latina, a la clase trabajadora, a los estudiantes, a las mujeres, a los sectores progresistas de Europa, y sobre todo al pueblo estadounidense, los llamamos a movilizarse en contra de la intervención de Estados Unidos en Venezuela.