Las transnacionales fueron grotescamente compensadas y mas bien, nos deben dinero

Lunes, 22/12/2025 11:49 AM

Venezuela y los Venezolanos, estamos siendo objeto de ataques despiadados desde voceros de la casa blanca. En un ataque de irracionalidad, ignorancia y colera, reclaman propiedad y posesión de nuestra industria y recursos petroleros y gasíferos, aludiendo que sus empresas construyeron y desarrollaron toda la infraestructura que actualmente posee el país, prácticamente implicando que fue una obra de gracia; un regalo que percibió nuestra nación.

Nadie se deje engañar, lo cierto es que la historia confirma que Venezuela fue punto de partida para el nacimiento y crecimiento de muchas de las grandes corporaciones petroleas de hoy, comenzando por Shell y ExxonMobil. Sin Venezuela, muy probablemente la historia de las hoy poderosas transnacionales petroleras seria otra.

Shell fue fundada en 1907 y su primera operación a gran escala se llevó a cabo en Venezuela a partir de 1912 con la actividad exploratoria, a través de su subsidiaria Caribbean Petroleum Company. Su primer pozo petrolero comercial fue el Zumaque I, perforado en 1914 en Mene Grande, Estado Zulia; mientras que Creole petroleum [Standard Oil-Esso-ExxonMobil] fue fundada en Marzo de 1920, y su primera operación a gran escala se llevó a cabo en el Lago de Maracaibo.

De manera que el agradecimiento debe ser igualmente mutuo, ya que sin Venezuela difícilmente estas corporaciones hubieran tenido tan hiperbólico crecimiento, ni Venezuela hubiese logrado construirse con la celeridad con la que lo hizo durante el siglo pasado. En todo caso, el favor se lo hizo Venezuela a estas operadoras petroleras, al darle la oportunidad de tener proyección internacional, de transferirles mucha de nuestras riquezas y de servirle de trampolín para lograr lo que hoy son; no al revés.

Reconociendo que Venezuela es una nación que ha tenido y tiene un papel preponderante en materia energética mundial, es importante que los Venezolanos recordemos los aspectos más resaltantes, asi como la cronología detallada de su nacimiento y desarrollo.

Hacia 1799-1800, Alexander von Humboldt documenta filtraciones superficiales de petróleo conocidos como "menes" en ciertos puntos del estado Táchira. Sin embargo, no fue sino hasta el entorno de Mayo de 1875 cuando a consecuencia de un terremoto ocurrido en Cúcuta, se precipitan las emanaciones masivas de un fluido negro-pastoso en la hacienda La Alquitrana, en Rubio, Táchira), propiedad de Manuel Antonio Pulido, que sería luego tipificado como un hidrocarburo residual.

Es asi como en 1978 nace la primera concesión desde el gobierno Venezolano y con ella la Compañía Nacional Petrolia del Táchira, 100% Venezolana y la cual inicia producción comercial con el pozo Eureka, cuyo crudo era procesado en una rudimentaria refinería local.

Unos 36 años después aparecería la primera corporación transnacional precursora de Royal Dutch Shell de nombre Caribbean Petroleum, quien hacia 1914 perfora el Zumaque-I en el campo Mene Grande del Estado Zulia, arrancando exportación comercial hacia 1917, a la par que ponía en marcha la refinería San Lorenzo. Shell prosigue su campaña con el Barroso-2 hacia 1922, tiempo en el cual despega la producción en masa.

Hacia inicios de 1920 se funda Creole Petroleum como un "crowdfunding" de múltiples inversionistas, la cual pasa a ser luego adquirida por Standar Oil [SOO] en 1928, operando luego los campos del Lago de Maracaibo. SOO fue inicialmente parte de un sindicato de empresas que buscaban explotar los recursos petroleros en la región; incluida Venezuela, adquiriendo concesiones en Venezuela, Colombia, Ecuador, Panamá y la República Dominicana. Ninguna de estas provincias aparte de Venezuela les resultó atractiva; solo Venezuela. Ya para 1950-51, SOO se convirtió en una de las principales productoras de petróleo a nivel mundial, apalancada desde sus operaciones en Venezuela. Para 1929 Venezuela era el segundo productor mundial y mayor exportador; con Shell, Creole [Exxon] y Gulf/Mene Grande a bordo. Estas terminan por desplazar a Petrolia del Táchira, quien para 1934 cesa sus operaciones.

Entre 1914 y 1947 las operadoras extranjeras disfrutaron del dominio y monopolio de la explotación petrolera en Venezuela desde gobiernos básicamente ignorantes, quienes permitieron que estas disfrutaran de unas jugosas ganancias, mientras nuestra nación percibía paupérrimos ingresos. Las operadoras extranjeras se embolsillaron en dicho periodo cerca del 80% de los ingresos brutos, mientras destruían a su paso nuestro medio ambiente a un incalculable costo, sin haber compensado nunca [por ignorancia de los distintos gobiernos’ repetimos] a nuestra nación.

Hacia Marzo de 1943 aparece la Ley de Hidrocarburos del gobierno de Medina Angarita, aumentando regalías y obligando a refinar localmente a las operadoras. En 1948 llega la Reforma fiscal del gobierno de Gallegos, estableciendo la división equitativa de ganancias con el Estado conocido como el "50/50".

Luego de la caída de Marcos Pérez Jiménez desde intereses transnacionales, ya hacia 1959-60, R. Betancourt declara "no más concesiones nuevas" a gran escala, originando la reducción de inversiones foráneas. En 1960 se crea la primera empresa petrolera estatal; Corporación Venezolana del Petróleo [CVP] y en ese mismo año se funda la OPEP con el protagonismo de Venezuela en la figura de Juan P. Pérez Alfonzo.

Entre 1973 y 1976 ocurren; la ley de reversión de concesiones desde el gobierno de R. Caldera y la aprobación de la Ley Orgánica que Reserva al Estado la Industria y el Comercio de los Hidrocarburos, desde el gobierno de Carlos Andrés Pérez, desembocando en la nacionalización total del petróleo, la creación de Petróleos de Venezuela S.A. [PDVSA], como empresa estatal que absorbe las operaciones de todas las operadoras transnacionales y el fin de las concesiones privadas extranjeras. La Nacionalización de la Industria Petrolera Venezolana fue un proceso impecable, llevado con precisión, cuidadoso del Derecho y que contaban con un amplio consenso.

 

Cuanto saquearon las transnacionales y como fueron compensadas

 

Reconociendo las imprecisiones que pudo haber tenido la rudimentaria contabilidad criolla del pasado, particularmente en cuanto al volumen real de petróleo y derivados que en efecto se llevaban las operadoras, más allá del que "declaraban", la estimación acumulada total-bruta entre 1914-1975 en valor nominal histórico para las transnacionales se ubica en el entorno de ~$150 mil millones, mientras que las del estado unos ~US$ 80 mil millones. Una proporción cercana al ~65% para las transnacionales y ~35% para el estado. Un asalto a la nación; dueño del recurso. Los gobiernos de antes, incipientes en conocimiento’ e incluso los prevalecientes; antes, durante y luego de la nacionalización, jamás se ocuparon de incluir y reclamar a estas operadoras y luego; a sus socios, los costos de abandono y remediación.

Las ganancias que percibieron las transnacionales no se detuvieron alli. Las compensaciones prosiguieron a la par que se extinguían las concesiones, entraba en vigor la nacionalización, y PDVSA asumía paulatinamente el control de las operaciones. Venezuela reconoció compensaciones directas pagando aproximadamente ~$1.100 millones de 1976 calculado según el valor neto sus activos en libro, a las compañías extranjeras Exxon/Creole, Shell, Gulf y otras. Cerca de la mitad de dicha suma fue cancelada en efectivo, mientras que la diferencia, en bonos a 5 años con bajo interés.

Aparte de las vulgares ganancias brutas, compensaciones por activos obsoletos con un inflado valor en libro, el estado-PDVSA también compensó a estas mediante "Contratos de asistencia técnica" por 2 años renovables, incluidas tarifas leoninas del 1.7% sobre las ventas de petróleo. Además, se firmaron acuerdos generosos de comercialización que añadieron cientos de miles de millones más en los primeros años, haciendo la remuneración efectiva total mucho más grotesca que las que muchos se imaginan.

En resumen, como resultado, el proceso de reversión-nacionalización fue pacífico, apegado a la ley, negociado y acordado sin arbitrajes. Las operadoras transnacionales recibieron aparte de grotescas ganancias históricas, una indemnización excesiva por el valor en libro de unos activos que sufrieron abandono por más de un lustro, al conocerse la eventual nacionalización desde el estado, además de una serie de jugosos y significativos beneficios durante la transición y posterior al control pleno del estado y PDVSA.

Muchos agradecen y hasta añoran los tiempos de las operadoras en nuestro país, otros la adversan y critican, y otros como el suscrito la describimos solo como un simple negocio.

Lo cierto es que los recursos bajo nuestro suelo son inalienablemente Venezolanos, que nadie llegó a Venezuela por caridad sino por negocios y que el futuro de nuestro país debe y tiene que estar indiscutiblemente en manos de los Venezolanos.

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