Hoy, en momentos en los que cientos de miles de Venezolanos están siendo agredidos en distintos confines del mundo, a menudo injustamente señalados, estigmatizados y criminalizados por acción de un seudo liderazgo político irresponsable, dentro y fuera de nuestra nación. Donde unos huyen de un gobierno que le ha quedado grande el país, buscando mejores condiciones de vida, mientras que otros huyen de sanciones criminales promovidas por seudo políticos opositores que no les importa el hambre y la necesidad de los más desposeídos con tal de conseguir un fin político. Un seudo liderazgo político de uno y otro lado que ha contribuido a la destrucción de nuestra nación y nuestra imagen. Es buen momento para reflexionar sobre las razones que nos han llevado como país a la compleja coyuntura que hoy enfrentamos.
Somos del pensar, de que una de las razones por las cuales nuestra sociedad ha perdido el apego y el amor hacia nuestra Venezuela, ha sido la continua penetración extranjera a la que ha sido expuesta, particularmente desde la caída del gobierno de Marcos Pérez Jiménez. Ello ha conllevado a la disipación del sentido de pertenencia y patriotismo hasta el punto de que; por ejemplo, hayamos tenido presidentes de nuestra principal industria PDVSA, que no eran Venezolanos. Hasta el punto de que hoy tenemos ministros y viceministros recién naturalizados. Hasta el punto de que preferimos satisfacer las necesidades de otros países, mientras existe escasez en nuestra patria.
Reconocemos y somos del pensar; y así lo hemos expresado [Einstein Millan Arcia on X: "Repito; Todo país está en su derecho a deportar a todo inmigrante ilegal y además a todo naturalizado que haya incurrido en crimen, corrupción o violacion de las leyes. Lo que no es correcto es estigmatizar, criminalizar y deportar inmigrantes legales y respetuosos de las leyes." / X], que cada país tiene el derecho y sobre todo el deber de proteger su integridad, gentilicio, valores y costumbres y sobre todo de asegurarse, de que los legítimos dueños de las riquezas del país, sean los únicos beneficiarios de estas.
Todo país está en su derecho a deportar a todo inmigrante ilegal y además a todo naturalizado que haya incurrido en crimen, corrupción o violación de sus leyes de aquel país que le abrió las puertas. Lo que no es correcto es hacerlo sin el debido proceso, estigmatizando y criminalizando inocentes o inmigrantes legales respetuosos de las leyes.
La integridad de la patria hay que protegerla y defenderla, mientras que la ciudadanía e identidad hay que cuidarla celosamente. Ese es el secreto de aquellos países que han llegado lejos; Singapur, Japón, Dinamarca, son dignos ejemplos de ello.
Es hora de llamarnos a la reflexión como nación; hora de pensar en el país y su porvenir, de rescatar la imagen de Venezuela. Debemos estar muy vigilantes de las acciones de nuestros vecinos; particularmente en lo que concierne a la fragilidad de nuestra integridad territorial y la defensa de nuestras fronteras, recursos, seguridad económica y social. En la defensa de nuestra identidad. No existe tal hermandad Latinoamérica, ni caribeña. Lo que existe y debe prevalecer es el único e irrestricto interés nacional.
Nuestro país ha sido víctima de gobiernos y ciudadanos sin visión, irresponsables y a menudo corruptos, que han permitido la invasión descontrolada de inmigrantes de todo tipo, que han transferido a nuestro país su crimen y pobreza. Que han acabado con la seguridad social, la salud pública y la educación gratuita, diluyéndola y haciéndola hoy prácticamente inservible.
Gobiernos e inmigrantes que han contribuido a la destrucción de nuestras costumbres, cultura, identidad y gentilicio, y que hoy, contribuyen a estigmatizar y criminalizar nuestra ciudadanía e imagen por ante el mundo, al portar irresponsablemente nuestro pasaporte.
No queremos, ni pretendemos decir con esto que todo inmigrante es nocivo, sino que hay que saber ser muy selectivo a la hora de contemplar dar acceso a nuestra identidad, dado que está en juego nuestro peso específico y respeto como país y ciudadano ante el mundo. Los grandes países se han edificado bajo una política de inmigración rigurosa y selectiva, además de una celosa protección de sus fronteras, puertos y aeropuertos.
Ese no parece ser el caso nuestro luego de mediados de los 70's y más en la actualidad, donde nuestra patria al parecer tiene una política de inmigracion descontrolada y complaciente, donde nuestro pasaporte aparece en manos de individuos que ni siquiera hablan nuestra lengua, con mucha menos razón podrían amar y hacer brillar nuestra patria [Venezuela illegally issued 10,000 passports to Syrians, Iranians, report says | Fox News].
Venezuela ha sido un país con una integridad territorial crecientemente cuestionable, donde individuos extranjeros de distinto origen e indocumentados conviven en regiones ricas en minerales preciosos y estratégicos como el macizo guayanés, por ejemplo, explotando irracionalmente nuestras riquezas y destruyendo nuestro ecosistema. Regiones donde se extraen diariamente decenas de millones de dólares desde las entrañas de nuestros suelos, con destino desconocido por las mayorías [La Guayana Esequiba: Mineros ilegales y guerrilleros de las Farc devoran la amazonia venezolana]; [El quién es quién de los cárteles criminales al sur del Orinoco - Observatorio Venezolano de Violencia].
En 1983 había en nuestro país cerca de 5.5 millones de extranjeros registrados atraídos por la bonanza petrolera y gobiernos que miraban hacia el otro lado ante la continua violación de nuestras fronteras. De dicho total al menos 2.5 millones eran colombianos registrados, sin incluir los indocumentados. Pero además de los colombianos, nuestro país era destino predilecto de la inmigracion proveniente de múltiples regiones; Cuba, Peru, Ecuador, Trinidad, España, Italia, Republica Dominicana, China, Libano, Siria y Palestina; entre otros.
Un país donde a diario entran decenas y hasta cientos de extranjeros con culturas disimiles e incompatibles con la nuestra, para tener acceso fácilmente a nuestra ciudadanía, contribuyendo a la destrucción de nuestra cultura, gentilicio, identidad e imagen como nación y nacionalidad ante el mundo, al ser asociada nuestra identidad; con o sin razón, a grupos extremistas, irregulares [Fact Checking Venezuelan Passports-to-Terrorists Allegations] y al margen de la ley.
Y es que nuestro pasaporte aun en la coyuntura actual es apetecido al permanecer en el lugar 45 en el mundo [aproximado], permitiendo acceso a alrededor de 125 naciones, a pesar de haber cedido en los últimos años, por la acción gubernamental, además de los irresponsable del interinato vende patria quienes alimentaban el sobredimensionamiento de la diáspora sin importarle las consecuencias para nuestro país y su gente, hasta el punto de que pequeñas naciones como el Salvador, Perú, Trinidad, Panamá y la misma Nicaragua, piden hoy visa a nuestros connacionales. Hoy aún continúan desde esa misma oposición irresponsable pidiendo a gritos una intervención militar extranjera.
Venezuela ostentaba una riqueza per cápita superior a $5.200 para 1983 [dólar constante @ 2017 ajustado por inflación] cuando PDVSA producía cerca de 1.800.000 BPD, pasando a tener apenas $1.320 pc en la actualidad con cerca de 1.100.000 BPD, representando una caída de cerca del 75%.
Algunos podrán argumentar que para 1983 la producción de crudo superaba la producción actual; sin embargo, para entonces nuestra nación no explotaba con la misma intensidad las riquezas del arco minero, las cuales constituyen por si solas un elemento que hoy apuntala significativamente los ingresos en divisas de la nación, ya que mientras para 1983 se explotaban cerca de 4 a 5 toneladas métricas de oro anualmente [Tmpa], hoy fácilmente superan las 15 a 20 Tmpa.
En 1983, la minería de oro; entre otros, era una actividad secundaria frente al petróleo, y gran parte de la producción era artesanal. En 1983, la minería aurífera era marginal frente al petróleo, y la mayoría de la producción provenía de operaciones informales. Para 2025, el auge del Arco Minero del Orinoco y el comercio informal han elevado la producción total, aunque gran parte no se registra oficialmente.
Sin quitar merito a aquellos expatriados de bien que se han radicado en nuestra patria adaptándose a nuestra cultura y costumbres, contribuyendo a su desarrollo, respetando las leyes y a sus legítimos ciudadanos, todo lo anterior confirma que las riquezas de nuestra nación que debían ser repartidas entre sus habitantes naturales, hoy son repartidas en un número significativo de al menos un 1/4 a 1/3 adicional de extranjeros; algunos naturalizados y otros no, de los cuales muchos de ellos no han contribuido en nada al desarrollo de nuestra nación, ni han servido a la patria, sino que más bien han contribuido a aumentar la pobreza, la misera, el crimen y el analfabetismo.
Venezuela en sus tiempos de bonanza dio de comer a inmigrantes provenientes desde todo el continente y mucho más allá, hoy son esos mismos los encargados de maltratar a los ciudadanos del país que les dio de comer.
Debería ser una lección aprendida para todos, pero no lo es, dado que desde el mismo gobierno se empeñan en tildar de países hermanos a quienes explícitamente reniegan de nuestra patria y su gente, que apoyan a guyana en el diferendo limítrofe [cuba, trinidad, saint vincent] y que hasta sirven de asiento para una eventual intervención de fuerzas militares extranjeras en contra nuestra [Informe Otálvora: Un experto en historia de golpes en Venezuela al Departamento Estado]. Venezuela parece estar hoy más huérfana que nunca de hijos que la protejan y la quieran. De hijos que la amen y la respeten.