El escenario actual de la economía venezolana no responde a una dinámica de mercado, sino a una operación de asfixia sistémica por parte del gobierno de los EE.UU que combina el lawfare judicial, uso de la fuerza militar y boicot. Las recientes acciones contra la filial CITGO, la confiscación de los buques Skipper y Centuries, y las pretensiones territoriales sobre el crudo venezolano, configuran un precedente que dinamita los cimientos de la seguridad jurídica internacional.
CITGO: La Liquidación Forzosa como Botín de Guerra
La venta forzosa de CITGO Petroleum Corporation en la Corte de Delaware representa, en términos económicos, un desmantelamiento estratégico. Según datos técnicos, análisis comparativo entre otras, la valoración real del activo que posee una capacidad de refinación superior a los 800.000 barriles diarios, una nombre con décadas en el mercado y una red de distribución envidiable de mas 4.500 estaciones de servicio se sitúa entre los $30.000 y $40.000 millones de dólares.
Sin embargo, el proceso de subasta aceptó una oferta de apenas 5.890 millone. Esta brecha no es una simple depreciación; es un despojo patrimonial ejecutado. Al vender el activo por apenas un 15% de su valor real, se consuma un robo a la nación, privándola de una infraestructura insustituible para el procesamiento de su crudo pesado y el retorno de divisas al país.
Piratería en el Caribe y el Riesgo de Saturación Productiva
La interceptación de los buques Skipper y Centuries por fuerzas estadounidenses constituye una violación flagrante a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR), y la posterior apropiación de más de 100 millones dólares en petróleo constituyen un robo con intenciones de cortar el flujo logístico de PDVSA. El impacto técnico podria ser crítico:
1. Saturación de Almacenamiento: Con la interrupción de los despachos, los tanques de almacenamiento en terminales como Jose y el Complejo Refinador de Paraguaná se acercan a su capacidad máxima (estimada en un margen de apenas 10 días).
2. Cierre de Pozos: Una vez saturados los depósitos, PDVSA se ve obligada a "cerrar" pozos. Técnicamente, esto puede causar daños irreversibles en los yacimientos por pérdida de presión o infiltración de agua, haciendo que la recuperación de la producción sea astronómicamente costosa y lenta.
3. Descuentos de Riesgo: Para mitigar el peligro de incautación, Venezuela debe ofrecer descuentos al petróleo superiores a los ya otorgados a causa de las sanciones, erosionando el ingreso neto.
Trump y la Negación de la Soberanía
Las declaraciones de Donald Trump, afirmando que el petróleo venezolano "le pertenece" a EE. UU., son una confesión sobre las verdaderas motivaciones del asedio. Este discurso choca frontalmente con la Resolución 1803 de la Asamblea General de la ONU en el año 1.962, que establece la Soberanía Permanente sobre los Recursos Naturales, su carácter inalienable y el derecho de los paises a nacionalizar sus recursos estratégicos y naturales.
La historia de la nacionalización de recursos en México, Arabia Saudita o la propia Venezuela en los años 70, son actos soberanos protegidos por el Derecho Internacional. La pretensión de Washington de apropiarse de recursos propiedad de los Venezolanos mediante la fuerza no es una política de "promoción democrática", sino una re-colonización energética que pone en riesgo a cualquier nación del Sur Global que posea recursos estratégicos.
El Balance del Asedio (2019-2025)
Desde la imposición de las sanciones petroleras en enero de 2019, Venezuela ha vivido un colapso inducido de sus ingresos:
Caída de Producción: El país pasó de producir aproximadamente 1,5 millones de barriles diarios (mbd) a un mínimo histórico de 340.000 bpd en 2020. Aunque la producción se ha recuperado parcialmente hasta superar el millón de barriles, la brecha acumulada es masiva.
* *Pérdidas Multimillonarias:* Según cifras oficiales y analistas independientes (CELAG, Amena Douhan relatora especial de la ONU entre otras) las pérdidas por sanciones ascienden a más de 232.000 millones de dólares. Si se suma la pérdida del PIB acumulado, las cifras proyectadas por algunos centros de pensamiento puede ser mayor, lo que representa la destrucción de riqueza más grande sufrida por un país en tiempos de paz en el hemisferio occidental con repercusiones impactantes sobre la calidad de vida de toda la nación.
Conclusión: El Costo Humano de la Política Económica de Guerra
Lo que ocurre con Venezuela no es un proceso legal ordinario, es una operación de asfixia Económica impuesta por otros paises que utiliza el sistema financiero y judicial de los Estados Unidos como arma de guerra. Más allá de los números macroeconómicos, el impacto se traslada directamente a la población civil de toda la nación, afectando por su puesto con mayor fuerza a la gran mayoría de los cuidadanos que hoy están en situacion de pobreza.
La economía venezolana se verá afectada con un porcentaje importante de inflación inducida y devaluación agresiva de su moneda debido a la restricción de divisas para el Banco Central. El secuestro de los activos externos, las amenazas públicas, la confiscación de buques petroleros, el bloque naval afectará los ingresos y la Economía en general, impactos que se sentirán en la merma de recursos para la salud, educación y sistema eléctrico entre otros si no se logra un cese de las hostilidades, si Venezuela es afectada en sus exportaciones de petróleo a causa del bloqueo naval, el impacto podría ascender de entre 7.000 y hasta 8.000 millones de dolares en 2026.
En conclusión, el despojo de CITGO y la persecución de buques son herramientas de una política económica orientada a la capitulación soberana. Para el orden internacional, esto marca el fin de la seguridad jurídica y la del desarrollo de la economía por las leyes elementales que rigen la misma: ningún activo ni Economía estaran a salvo si una potencia puede, mediante un decreto y el uso de la fuerza, declarar que la propiedad ajena ahora le pertenece o derrumbar su Economía por razones politicas. Venezuela no solo lucha por su petróleo, sino por el derecho de todas las naciones a ser dueñas de su destino económico.