En todas las sociedades para la realización de un trabajo determinado y obtener los productos correspondiente en las cantidades y las características que se desean, es necesario contar con Medios de Producción que están constituidos por las herramientas, tecnologías, recursos naturales y personas necesarios para generar los bienes objeto del trabajo. Gracias al desarrollo de los medios de producción se desarrolla la clase obrera, tanto en cantidad, calidad y actualidad superando las tecnologías que el desarrollo va superando.
Sin embargo el dominio o la hegemonía de los países industrializados e se fundamenta por lo que se conoce como división industrial del trabajo, unos países producen algunos insumos de materias primas para la producción y otros las procesan y transforman en productos terminados, que luego venden parcialmente a los primeros. Unos producen otros consumen.
Aunque Venezuela está en un proceso avanzado de liberación y soberanía, su verdadera independencia llegara cuando puede dejar de depender o zafarse de este anillo de hierro que condena a los países a niveles bajos de desarrollo y la hegemonía capitalista se basa en ella. Estos elementos tenemos que tomarlos en cuenta al momento de plantear la industrialización y el fortalecimiento de la clase obrera nacional.
Lo que se denomina la División Internacional del Trabajo (DIT) es la verdadera estructura de la dependencia y el sometimiento. Y no es una división natural, sino una estructura construida, labrada a lo largo de los años, histórica y políticamente construida que ha evolucionado, para mantener relaciones de poder y producción desiguales. Esta nueva iniciativa, y ya en Venezuela se han hecho varios intentos debe fundamentarse en otras premisas.
Nosotros internacionalmente, a pesar de la riqueza que genera nuestro petróleo estamos incluidos en lo que se llama Países Periféricos o productores de materias primas, evidentemente especializado en la extracción y exportación de un producto primario, petróleo con un valor agregado bajo y precios volátiles en el mercado mundial.
Mientras los países centrales, Industrializados y procesadores importan esas materias primas a precios bajos, las procesan y la transforman en bienes manufacturados y productos terminados como maquinaria, vehículos, electrónica, productos farmacéuticos, con un alto valor agregado. Además son dueños de los mercados tanto de las materias primas como de los productos procesados, su investigación, tecnología y financiamiento, creando una gran base de capital de la cual carecemos.
Por ello planteamos que organizar un programa de fortalecimiento de la clase obrera en Venezuela debe pasearse por estas situaciones y no solo ocuparse de los aspectos vivenciales y organizativos de los trabajadores, sino considerar que un fortalecimiento obrero necesariamente implica un fortalecimiento de la producción industrial y manufacturera para romper el círculo de fuego de la división internacional capitalista del trabajo y sentar las bases de la verdadera liberación del país y de sus trabajadores.
Es que la división internacional capitalista del trabajo genera un intercambio desigual, donde los países periféricos no pueden realizar el proceso de acumulación del capital necesario para acceder a la sociedad socialista, no pueden ni se les permite alcanzar la masa crítica de capital necesaria para generar las dinámicas autónomas de producción. Ello es consecuencia que los países centrales venden sus productos terminados a precios que incorporan más trabajo calificado, tecnología e innovación, ciencia, mientras que los países periféricos venden sus materias primas a precios comparativamente más bajos. Este es el “intercambio desigual" que genera una transferencia neta de riqueza de la periferia al centro.
Necesitan con urgencia nuestro petróleo para recibir la sangre nueva que requieren urgentemente sus procesos productivos para levantar la decreciente tasa de ganancia actual.
"Unos producen, otros consumen". Esta frase simplifica, pero capta la esencia de la dinámica de consumo y producción:
En resumen, la división industrial del trabajo no es una simple estructura internacional, sino un sistema que funciona como un pedestal ya que reproduce y refuerza las relaciones de poder y la desigualdad económica global, consolidando la hegemonía de los países industrializados. Los obreros venezolanos deben fortalecerse como clase social diferenciada, para luchar con la explotación propia de la producción capitalista y contra la estructura internacional de división del trabajo capitalista que nos mantiene alejado de la pobreza que se genera.
En el artículo próximo consideraremos tres alternativas de desarrollo industrial para Venezuela y con el consiguiente fortalecimiento de la clase obrera, a fin que pueda contribuir con más y mejores papeles de liderazgo en la creación de esa sociedad de riqueza material y espiritual, individual y social, sin explotados ni explotadores.