Acudí a un mercado que prometía precios más económicos. Confié en poder comprar lo estrictamente necesario para el día, no para la quincena, ¡algo que hoy parece ya imposible para muchas familias! Al llegar a la caja, el monto superaba el doble de mi presupuesto, consideré devolver productos que genuinamente necesitaba.
En ese momento, solo pensaba: "Tengo derecho a consumir lo que elegí". Salí frustrado del mercado sin un centavo de capital. Al llegar a casa, la reflexión es inevitable. Aunque el Gobierno intenta gestionar la situación, dudo que muchos funcionarios estén plenamente conscientes de esta realidad diaria.
El derecho a la alimentación es inalienable, y es inaceptable que los dueños de mercados, abastos y distribuidoras sigan enriqueciéndose a costa del hambre del pueblo.
Si bien aplaudo que gran parte de los productos alimenticios sean venezolanos, mi entusiasmo se desvanece cada vez que debo comprarlos. Me pregunto constantemente: ¿Acaso no están costando igual o incluso peor que los importados? La saturación de la oferta nacional dificulta cualquier comparación real de precios.
Cuando al presidente Maduro se le consulta sobre estos temas —asumiendo que el periodista no formula preguntas complacientes—, suele evadir o no ofrecer respuestas que el obrero o el ciudadano no versado en macroeconomía pueda comprender.
Aquí percibo una gran falla gubernamental: no se puede seguir satisfaciendo totalmente al comercio privado mientras este nos asfixia con los precios.
Los acuerdos de precios no se están respetando, y el silencio del Gobierno es inaceptable. Así como se moviliza el Estado ante invasiones o terremotos, debe asumir con la misma urgencia y contundencia la cruda realidad de la Canasta Básica.
Si no lo hace, alimenta el discurso de la oposición racional y socava la confianza en la gestión. Si una invasión o una catástrofe natural no nos aniquilan, la especulación comercial sí lo está haciendo.
¡Un Terremoto Económico necesario!
Existen diversas maneras de abordar esta crisis. Urge tomar medidas decisivas:
* Descomercializar el Dólar: Poner fin a la referencia constante del dólar en el comercio interno.
* Aumento Real y Sostenido: Implementar un incremento sustancial en salarios, pensiones y bonos de Guerra Económica.
* Relanzamiento de la Distribución Social:
* Apertura masiva de Mercales con precios estrictamente congelados.
* Retomar las jornadas Mercados solidarios en sectores populares en cada rincón del pais, tal como se hacía hace años.
* Asegurar un CLAP quincenal, sustancioso y constante.
Con esto, no reniego de las políticas del Gobierno, pero es fundamental reconocer que los precios de los alimentos ya no son sostenibles.
El incremento diario del dólar no solo golpea la compra de comida, sino también el pago de servicios y alquileres.
Según fuentes no gubernamentales, la inflación de mayo de 2025 se situó en un 26%. La acumulada de enero a mayo alcanzó el 105,5%, y la interanual (a mayo de 2025) rondó el 229%.
De verdad, se necesita un "Terremoto Económico" que derrumbe tanta especulación y tanta mentalidad insensible.