4 meses

Martes, 09/12/2025 09:21 AM

Nos acercamos a cumplir cuatro meses desde que Estados Unidos decidió, de manera unilateral e ilegal, invadir el sur del Mar Caribe. Cuatro meses de un episodio que pasará a la historia como uno de los más graves ejemplos de injerencismo y violación del derecho internacional en nuestra región. Cuatro meses en los que más de 80 personas han sido asesinadas sin juicio ni debido proceso, víctimas de una política de fuerza que desconoce los principios básicos de la dignidad humana y la soberanía de los pueblos.

El derecho internacional público es claro: ninguna nación puede intervenir militarmente en otra sin autorización del Consejo de Seguridad de la ONU o sin que exista legítima defensa frente a un ataque armado. Ninguna de estas condiciones se cumplió.

La excusa de "garantizar la seguridad regional" no resiste análisis jurídico ni político. Se trata de un discurso que intenta legitimar lo ilegítimo, disfrazando de "operación preventiva" lo que en realidad es una ocupación militar con fines geopolíticos y económicos.

A la acción militar se suma la presión mediática. Durante estos cuatro meses, las grandes maquinarias de comunicación internacionales han difundido la idea de que Venezuela está en la mira de "una invasión inminente". Se trata de una estrategia de guerra psicológica: sembrar miedo, desmoralizar a la población y preparar el terreno para justificar cualquier acción futura.

El cercado del espacio aéreo venezolano es otra muestra de esta política de hostigamiento. No se trata de simples maniobras militares, sino de un intento de aislar al país, de limitar su capacidad de movilidad y de proyectar la imagen de una nación sitiada. Es un mensaje directo: "podemos entrar cuando queramos".

Venezuela, por su posición estratégica y sus recursos naturales, ha sido blanco constante de estas presiones. La actual agresión confirma que el imperialismo estadounidense no tolera la existencia de un país soberano que defienda su independencia y que se niegue a subordinarse a sus intereses.

La defensa de Venezuela es también la defensa del derecho internacional, de la paz y de la posibilidad de que los pueblos decidan su destino sin imposiciones externas.

Cuatro meses han bastado para demostrar que el imperialismo estadounidense sigue actuando con la misma lógica de siempre: imponer su voluntad por la fuerza, sin respeto por la vida ni por la soberanía de los pueblos.

La lucha contra este injerencismo ilegal no es solo venezolana: es latinoamericana, caribeña y mundial. Porque cada acto de agresión contra un pueblo soberano es un ataque contra la humanidad entera.

La historia juzgará con severidad a quienes hoy pretenden convertir el Caribe en un escenario de guerra.

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