China y Rusia han manifestado una firme oposición a la militarización estadounidense del mar Caribe, argumentando que esta acción viola principios del derecho internacional y amenaza la estabilidad regional.
Análisis geopolítico y jurídico de la postura de China y Rusia
China: defensa de la soberanía y rechazo a la injerencia
China ha condenado el despliegue militar de EE. UU. en el Caribe, especialmente cerca de Venezuela, calificándolo como una violación de la soberanía de los Estados y una amenaza a la paz regional
La portavoz del Ministerio de Exteriores, Mao Ning, declaró que China se opone al uso o amenaza del uso de la fuerza en relaciones internacionales, en línea con los principios de la Carta de la ONU.
Pekín instó a Washington a "hacer más cosas que contribuyan a la paz y la seguridad en América Latina y el Caribe", subrayando su rechazo a cualquier intervención bajo el pretexto de combatir el narcotráfico.
Rusia: condena diplomática y advertencia estratégica
Rusia ha expresado su "grave preocupación" por las operaciones militares de EE. UU. en aguas cercanas a Venezuela, incluyendo un ataque que dejó cuatro muertos
El canciller ruso Sergei Lavrov calificó la acción como una escalada peligrosa y advirtió sobre una posible expansión de operaciones estadounidenses en la región.
Moscú también ha alertado sobre el uso de resoluciones internacionales —como la ampliación de la misión en Haití— para justificar una presencia militar más amplia en el Caribe.
Fundamento en el derecho internacional público
Ambas potencias invocan principios fundamentales del derecho internacional, como la no intervención, la soberanía estatal, y la prohibición del uso de la fuerza, consagrados en la Carta de las Naciones Unidas.
La incursión de aviones de combate estadounidenses en la Región de Información de Vuelo (FIR) de Maiquetía fue denunciada por Venezuela como una violación de la Convención de Chicago sobre Aviación Civil Internacional, con respaldo diplomático de Rusia.
Implicaciones para la paz mundial
La postura de China y Rusia refleja una estrategia de contrapeso al poder militar estadounidense, buscando fortalecer alianzas con países latinoamericanos como Venezuela.
Este alineamiento geopolítico podría intensificar la polarización internacional, afectando los esfuerzos multilaterales por la paz y la cooperación en la región.
La militarización del Caribe, bajo el argumento de lucha contra el narcotráfico, podría erosionar la confianza entre Estados y aumentar el riesgo de confrontaciones indirectas.
China y Rusia articulan una crítica basada en principios jurídicos y estratégicos, posicionándose como defensores de la soberanía latinoamericana frente a lo que consideran una política injerencista de Estados Unidos. Este escenario plantea desafíos complejos para la paz regional y el equilibrio del sistema internacional.