A 43 años del Exterminio del Frente Guerrillero Américo Silva en Cantaura, mi experiencia vivida

Sábado, 04/10/2025 12:42 PM

A 43 años del exterminio del Frente América Silva, comandado por el Catire Roberto Rincón Cabrera, Enrrique Márquez Velásquez y Emperatriz Guzmán Cordero, paso a relatar mi experiencia vivida en ese momento.

Recuerdo el día 2 de octubre en la Universidad Central de Venezuela (UCV), estábamos estudiando un grupo de compañeros de la Escuela de Economía, en el pasillo de medicina en la tarde de ese sábado. Había mucho movimiento de patrullas de la DISIP en la zona de Santa Mónica, cercana a la UCV; nos dijimos en ese momento "mosca estos están como locos". Amanecimos estudiando el día domingo 3; en la tarde nos despedimos, porque algunos de los compañeros debían trabajar el lunes 4 de octubre.

La sorpresa cuando llegamos el lunes a la UCV; quienes teníamos clases a las 7 a.m. nos encontramos en la Facultad de Economía a la flaca María José Parada, Argelia Velázquez Carrizales, esposa de Américo Silva, del Comité de Defensa de los Derechos Humanos, Judith Salgado (La Negra), Armando Sánchez Torrealba, Midas Villasmil, Jessica Souffront Lander, Richard Carrillo (Perico) y Leída Arias conocida como María Propaganda.

En esa primera hora de la mañana la noticia de un enfrentamiento en Cantaura estado Anzoátegui recorrió los pasillos y las aulas de todas las facultades de la UCV. La información por parte de los medios de comunicación fue que habían muerto en enfrentamiento con la DISIP y el ejército venezolano los guerrilleros del Frente Américo Silva.

Luego se fueron incorporando el resto de compañeros de la militancia del Comité de Luchas Populares, brazo legal del Frente Américo Silva. Transcurrido el día lunes y al no tener noticias de lo que estaba ocurriendo, Argelia Velázquez Carrizales y María José Parada deciden enviar una comisión, en la cual asumo la coordinación de este primer viaje al estado Anzoátegui para precisar la noticia; me sugieren que busque a Rafael Hurtado, un estudiante de educación media que nos podía orientar con los tramites de busca.

Me voy con Humberto Palacios (Ban Ban) y con el Che Carias; cuando llegamos no conseguimos a nadie ya que todo el mundo estaba escondido. Llegamos al puerto y se escuchaba "mataron a los guerrilleros que vaina, allí estaba Sor Fanny Alfonso", se escuchaba a los pescadores.

Nos dio albergue la Sra. Petra Calma, madre de Luis Calma un guerrillero caído unos años antes. Estando en la casa de la señora Calma, Argelia Velázquez nos informa que debemos regresar, porque la represión arrecio contra todos los militantes del Comité de Luchas Populares.

Al regresar a Caracas, comienzan a salir los listados de los compañeros y compañeras caídos; el antiguo Congreso Nacional debate para enviar una comisión parlamentaria para averiguar lo sucedido.

A todo esto, volvemos a viajar, pero esta vez a El Tigre estado Anzoátegui. La comisión la integrábamos Ángel Migues, Ricardo Carrillo y mi persona, pero esta vez nos acompañaban algunos familiares de los caídos que vivían en Caracas. Cuando llegamos a la ciudad de El Tigre nos auxilió Dominga Veliz, hermana de Pedro Veliz Acuña preso político de La Pica en ese momento; la Sra. Dominga trabajaba en una funeraria y facilitó en gran medida las urnas para ser trasladados los cuerpos a las diferentes regiones del país.

Comenzó un viacrucis, entre la fiscalía militar y la DISIP para rescatar los cadáveres de los compañeros. Debíamos pasar obligatoriamente por la DISIP para poder ir al cementerio de El Tigre, todos fuimos reseñados, cuando llegan a mí un comisionario me reconoce por las declaraciones dada la semana antes en el Diario Antorcha y la emisora de Radio, por la foto me mandan a detener; me dije "nunca me he dejado agarrar presa y ahora me metí solita a la boca del lobo", en eso salto la Sra. Margarita Collazo madre de Nelson Pacin Collazo, y grito "ella es mi hija y no voy a permitir que me la detengan". El comisionario le dijo "los apellidos no coinciden", replica doña Margarita "ese no es problema suyo, ya me mataron a mi hijo, no voy a permitir que la detengan a ella, cuál es el delito por venir a buscar a su hermano". Respire profundo cuando ese Policía con poder dijo "déjenla ir".

En el cementerio, con la puerta enrejada y lleno de periodistas que no podían pasar, sólo había cinco tumbas. Comenzamos a preguntar "dónde está el resto". "En un enorme hueco, una fosa común, dice un agente de la DISIP que estaba de vigilancia, "eran muchos, teníamos que meterlos en ese hueco".

El primero en ser reconocido por su esposa de los enterrados en las cinco tumbas, fue el Segundo Comandante Enrique José Márquez Velásquez (alias Florencio); quemado por las bombas, se le desprendió el dedo índice cuando le fueron a tomar las huellas.

Dentro de ese cementerio lo vivido por los familiares y nosotras y nosotros miembros del Comité de Defensa de Derechos Humanos de la época fue dantesco. Al inicio de las exhumaciones estuvo presente el Fiscal Militar, porque venía acompañando a la madre de María Luisa Esteves Arranz, estudiante de Arquitectura de la universidad Simón Bolívar y de Zootecnia en la universidad de Oriente, asesinada y enterrada en la fosa común.

Al momento de abrir ese gigantesco hoyo tuvieron que buscar una maquinaria pesada con palanca tipo tractor, varios días en el cementerio, desde primera hora del día hasta tarde en la noche. La palanca entraba en la tierra, a veces no traía nada, pero cuando sacaba un ataúd y producto del excavamiento salían abiertas en la altura que lo elevaba, y se veían brazos colgando.

Pareciera que fue ayer, aún están en mi memoria esas imágenes; de los tres compañeros que fuimos por el Comité de los Derechos Humanos, me tocó reconocerlos en algunas oportunidades al lado del familiar y en otras, sola.

A mi lado estaba un agente de la DISIP que se hacía llamar "Alexis", no paraba de narrar como fueron asesinados los compañeros, su morbo era impresionante, me dice "el Comandante de ese grupo, el Catire Rincón Cabrera se la daba de arrecho, agarró el arma para dispararnos y le di un tiro en la mano, en el brazo hasta que le explote el corazón"; era una manera de torturar a los familiares. A los tres días sale el cajón del Catire y estaba tal cual como dijo ese mal nacido; allí exploté y le grite "asesino, torturador"; él me fue a golpear y se metió Richard Perico: "a la compañera tu no la golpeas", el agente de la DISIP estaba solo en ese momento y se tuvo que ir.

Los gritos lo siguieron hasta las afuera del cementerio, donde estaba la prensa. Yo gritaba "véanlo, él es un torturador asesino, después de agarrar a los compañeros vivos los torturo, véanlo bien". No volvió más, pero sabía que estaba sentenciada, había que cuidarse al salir de allí.

José Migues, único hijo de un matrimonio español, fue acribillado en el pecho, fue fusilado, la posición que tenia el cuerpo hablaba por sí solo.

María Luisa Estévez Arranz (Natasha), fue acribillada en las piernas y un tiro de gracia en la cabeza, su mama jugo un papel importante como familiar por su condición de poder.

Rosa Emperatriz Guzmán Cordero, (Sonia o Chepa), Tercer Comandante del FAS), cuando sale su ataúd estaba uniformada, el golpe brutal fue en el cabeza, murió en el bombardeo.

Sor Fanny Alfonzo Salazar (Patricia, oficial), también acribillada.

Nelson Antonio Pacín Collaso (Freddy), fue el único cuerpo que se le hizo autopsia, porque el tiro que le partió la pierna no era para llegar muerto al hospital, con ese examen forense quedo revelado que se utilizó balas DumDum para exterminar a los guerrilleros del FAS.

Podría continuar la lista describiendo cada caso, de cómo cada cuerpo contaba su tragedia, pero el artículo se haría demasiado extenso, ya habrá más tiempo para contar la historia.

Allí estaban todos los cuerpos como evidencia. La línea del Estado Burgués era: o entran en la política de pacificación o se mueren. Los otros partidos como la Liga Socialista-OR y el Partido de la Revolución Venezolana-Ruptura (PRV), habían llegado a acuerdos con el gobierno y procedieron a pacificarse, esta situación debilito al movimiento revolucionario.



 

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