Nada visto en años que un civil remontando la vejez como Trump: modelara con sus palabras en una hora al cuerpo de la seguridad y estrategia militar de los EEUU y, tan ferviente expositor fue que con solo su presencia el silencio se hizo en paz, traspasando la rutina de no olvidar que el poder debe ser obedecido y, el mando militar, aunque sean la suma del total del componente de un país guerrero con más enemigos que amigos tiene que renovarse, pues atrás ni para coger sombras y, el que no mata, muere en la batalla del día a día.
¿O es que acaso China y Rusia no existen? Un ligero reacomodo recorre las venas abiertas del temor de los gringos. Lo de ayer se queda en el pasado y el pasado aunque contagia, solamente sirve de historia y, Trump, como todo un presidente que vela por la inmortalidad de su país como potencia universal, tiene que avanzar trasquilando las perversidades que enconan ese submundo de obligaciones que va desde el subordinado hasta el que imparte las órdenes superiores.
Entrar en la cibernética de la acción le pareció a Trump un supremo y bondadoso placer de hacerse sentir como hombre de acción que, ha estado en las mil y tantas guerreras por emprender para acabar con los enemigos que sobran como obstáculos en el sendero de las rivalidades, es decir, eres o no eres, aunque sus reglas de alabancia traspasaron el momento para hacerse respetar como el que más, velando por la integridad de se hace haya motivos o no, que lo importante es que el mundo debe ser intimidado de acciones incriminatorio por venir.
¡Vaya la supremacía de Trump! Todo en silencio. El que quiere retirarse lo puede dijo, pero la voz de mando la tenía él como -"Yo el Supremo"- y el que no, pues no. Melodrama a lo militar.
Acción de envergadura. Un presidente que despierta el ánimo para matar. El que muere murió. Os la patria lo premiará. Y los presidentes como él están de paso. América se acaba de anexar El Golfo de México sin empujar ninguna acción -dijo- y su palabra se clavó en los presentes como un subterfugio de imaginación de avanzada y jugó después con la poesía de la gracia cuando, afirmó que, no hay nación en el mundo -ni chica, ni grande- superior en armamento nuclear a los EEUU y, Rusia y China tienen en el buche cinco años de atraso mientras, ellos los enemigos van, su país viene.
Sueños de libertad: sueños de Trump.
Trump lo puede todo. Quién dijo que no. A él lo engañan pero no lo convencen ni lo vencen porque vive en vigilia y, eso se llama precaución acaso o maña de viejo zorro. Acaso Superman, no confundir que la gracia contagia. "Oh my god".
Y Trump se hizo viral en las redes y los militares superiores enmudecieron y, eso que no era para tanto, pero donde manda capitán se cumple o, de lo contrario serán despedidos. Vaya sometimiento, los principios no valen. Trump habló como todo un sabio con el fusil de su voz se expuso como un soldado más que lucha a su paso no como los milicianos de Maduro que de ellos se burló. Trump y sus demonios.
Trump el gran vigilante de las causas justas. ¿Justas o injustas? Acaso hay diferencias para él.
Con Trump y su poder, la vida ¿acaso es más hermosa, y, menos peligrosa?
Trump ha de ser ser un ejemplo -pero de qué- vale. Pero, siempre disparen primero y, el otro que sufra, algo tenía que decir. Ni tampoco se olvidó de lo presencial que los hippies ya pasaron de moda.