El Orden Oculto: Geometría Sagrada, Caos Cuántico y la Rebelión del Sur Global

Lunes, 08/09/2025 08:12 PM

A menudo, en la quietud de la madrugada, cuando el mundo duerme y solo el sonido del silencio de la historia permanece despierto, mi mente retorna a una idea "fuerza" que ha sido el eje cardinal de mi existencia: la visión de un mundo multipolar no como un simple reacomodo de potencias, sino como el nacimiento de un nuevo orden cósmico-político. Esta no es una reflexión tardía; es el proyecto de vida que, como un río subterráneo, ha fluido en mí desde muchacho. Hoy, con la urgencia que imponen estos tiempos, acontecimientos, eventos de transición, siento la necesidad de articularla con la pretensión e intentar la claridad de quien ve el rompecabezas completo. Mi marco es una Geopolítica Filosófica de raíz pitagórica-cuántica, observada desde la trinchera bolivariana y antimperialista, en lo político ideológico y en mi forma quizás para muchos " Esoterica" lo cual lejos de ofender me me enorgullece, y más cuando personas que he tenido el privilegio de conocer y estar a su lado en diversas épocas y geografías, me bautizarán con el nombre: "El Esoterico" entre ellas el Comandante Chávez . Es la búsqueda de los patrones ocultos, la geometría sagrada de la autodeterminación de los pueblos, en medio del aparente caos que anuncia un nuevo amanecer.

Siempre he creído que Pitágoras no solo hablaba de matemáticas, sino del lenguaje mismo de la creación. Su famoso «Todo es número» encuentra un eco perturbador y brillante en la física cuántica. Allí, donde la partícula y la onda son dos estados de una misma realidad, dependiendo del observador, encontramos la metáfora perfecta de la lucha contrahegemónica. El imperialismo pretende ser el «observador» único, el que determina la realidad de todos: define qué economía es válida, qué líder es legítimo, qué cultura es superior. Nos reduce a partículas aisladas, sometidas a sus leyes de gravedad económica y fuerza militar.

Pero la física cuántica nos libera. Nos revela un universo de potencialidades, de realidades superpuestas que colapsan en una solo cuando son observadas. ¿Y si los pueblos, en su conjunto, nos convertimos en el nuevo observador? ¿Si decidimos colapsar la realidad de la cooperación, la solidaridad y la multipolaridad? Dejaríamos de ser partículas aisladas para convertirnos en un campo unificado de energía y conciencia, una red de entrelazamiento cuántico donde la acción de uno afecta al estado del otro, sin importar la distancia. Esto no es poesía; es la base científica para la Diplomacia de los Pueblos que practico y predico.

El caso reciente de Burkina Faso, bajo el liderazgo del Capitán Ibrahim Traoré, es un ejemplo textbook de esta lucha. No es una guerra convencional. Es una batalla por el «Akasha», el quinto elemento, el éter que todo lo permea: el agua. La revelación de que una corporación extranjera, armada hasta los dientes por mercenarios, drenaba clandestinamente cuatro millones de metros cúbicos mensuales de un acuífero compartido es la expresión más cruda del orden imperial. Es la geometría de la muerte: líneas rectas de tuberías ocultas que violan fronteras y soberanías, extrayendo no un mineral, sino la vida misma, para convertirla en mercancía. Traoré no desplegó tanques; desplegó soberanía. Su decreto de 300 millones para la «Campaña Línea Verde de Vida» es un acto pitagórico: la imposición de un nuevo círculo, una nueva geometría de protección sobre el territorio. Es el triunfo del orden humano y natural sobre la línea recta depredadora. Él entendió que quien controla el agua, controla el futuro, y eligió un futuro para su pueblo.

De igual forma, la firmeza de Mali al rechazar los mosquitos genéticamente modificados de la Fundación Bill & Melinda Gates no es un acto de barbarie anticientífica. Es la sabiduría de un continente que ha sido el laboratorio de experimentos ajenos durante siglos. El algodón BT en Burkina Faso, que arruinó a miles de agricultores y destruyó la semilla autóctona, y el maíz transgénico en Sudáfrica, que generó dependencia y deuda, son los antecedentes que el mundo occidental convenientemente olvida. Mali no rechazó la ciencia; rechazó la ciencia colonial, la que patenta la vida, rompe el equilibrio ecológico y convierte a los pueblos en siervos de un laboratorio extranjero. Es una aplicación cuántica: la intervención del observador (el pueblo maliense) altera el resultado del experimento. Colapsaron la realidad que les querían imponer y afirmaron la suya propia: la de la soberanía alimentaria y sanitaria.

Estos no son hechos aislados. Son sintomáticos del gran colapso de la función de onda global. El viejo orden unipolar, con su observador único en Washington o Bruselas, está perdiendo su poder de definición. Y en este caos aparente, nace un nuevo orden, un nuevo patrón geométrico.

(Capítulo de Libro: De la Visión a la Acción - La Hora de los Pueblos)

La teoría, sin praxis, es solo un eco en una cueva. Mi visión geopolítica siempre ha tenido un brazo ejecutor, una extensión natural en el mundo de la acción. Es el concepto que propuse ante el embrión " Por Ahora " de un Comité Permanente de organizaciones de caracter multifacético , culturales , gremiales , sectores productivos, líderes populares internacionales : «La Hora de los Pueblos como Movimiento de Movimientos».

Este no es un eslogan; es una arquitectura operativa. Si el mundo es un campo cuántico de potencialidades, «La Hora de los Pueblos» es el acelerador de partículas que colisiona las voluntades dispersas para crear una nueva realidad política. Su objetivo es el correaje y la movilización: conectar la lucha por el agua en Burkina Faso con la lucha contra el bloqueo en Venezuela, con la resistencia palestina, con los laboratorios públicos de Argentina que produjeron vacunas propias. Es tejer la red de entrelazamiento.

La llegada de la monumental plataforma petrolera flotante china al Lago de Maracaibo, valorada en mil millones de dólares y operada por la empresa CNPC, es un punto de colapso de la realidad multipolar. Mientras Estados Unidos intenta ahogar a Venezuela con sanciones y "licencias a medias" para Chevron, China ejecuta un movimiento geométrico perfecto. No es solo una inversión; es la materialización de un nuevo axioma en la geopolítica energética global. Es el triángulo de cooperación Venezuela-China-Rusia desafiando al círculo unipolar del petrodólar.

Esta plataforma, diseñada para operar con un 40% menos de emisiones, no es solo tecnología; es un símbolo. Es la prueba de que la cooperación Sur-Sur puede ser más moderna, más eficiente y más ecológica que el modelo extractivista depredador que impuso el Occidente colonial. Y el resultado es incontestable: las exportaciones venezolanas de crudo superan los 700 mil barriles diarios, rompiendo el cerco asfixiante. Es el número pitagórico que demuestra la viabilidad del nuevo camino.

¿Cómo activar entonces «La Hora de los Pueblos»? Se requiere operar en varios niveles simultáneos, como las dimensiones superpuestas de la teoría de cuerdas:

1. Nivel Informacional-Cuántico: Debemos ser los nuevos observadores y narradores. Crear una red de medios populares, alternativos y comunitarios que no solo reporten las noticias, sino que colapsen la realidad hegémonica. Que la historia del agua en Burkina Faso se sepa al mismo tiempo y con la misma fuerza que las manipulaciones de la prensa internacional sobre Venezuela. Es una guerra de observación y medición. Ganará quien defina la realidad.

2. Nivel de la Geometría Logística: Fortalecer los corredores de cooperación no sujetos al sistema financiero tradicional. El acuerdo petrolero China-Venezuela es uno. El sistema de pago en monedas locales entre China y Brasil es otro. La iniciativa de la Ruta de la Seda es el gran diagrama geométrico. Debemos promover más «plataformas flotantes», más acuerdos de trueque, más sistemas de intercambio digital soberanos que bypasseen el control del dólar. Es la práctica del entrelazamiento económico.

3. Nivel de la Diplomacia de los Pueblos (Diplomacia Cuántica): Mi rol como embajador trasciende los protocolos formales. Es ser un nodo en esta red, un facilitador de conexiones entre movimientos sociales, intelectuales orgánicos, líderes comunales y gobiernos progresistas. Es ayudar a construir la «función de onda» de la solidaridad internacional, donde la energía de un pueblo en lucha se transmite instantáneamente para fortalecer a otro, aunque estén en continentes distintos.

4. Nivel Ético-Espiritual (El Número de Oro): La multipolaridad no debe repetir los errores del viejo orden. Nuestra geometría debe estar basada en la proporción áurea de la justicia, el equilibrio ecológico y el respeto a la autodeterminación. Debemos construir un mundo donde el número que importe no sea el PIB, sino el índice de felicidad de los pueblos; donde el crecimiento esté en armonía con la naturaleza, no en su contra.

El caos que vemos no es el fin, sino el doloroso y necesario parto de un nuevo mundo. El orden unipolar se resquebraja porque su geometría era imperfecta, basada en la hipotenusa de la explotación y el ángulo recto de la opresión. Frente a ello, alzamos la geometría sagrada de la comunidad, la curva diversa de las culturas y el fractal infinito de la soberanía.

Mi vida, mi proyecto vital, ha sido y será contribuir a este gran colapso de la función de onda hacia una realidad más justa. No es un camino fácil, pero como enseñaban los pitagóricos, la armonía del universo siempre se inclina del lado de quienes luchan por el equilibrio. Esta es la verdadera Guerra por el Agua, por el Petróleo, por el Alimento, por el Mosquito: es la guerra por el derecho a ser los soberanos observadores de nuestro propio destino. Y esa, es una batalla que, estoy seguro, vamos a ganar, !Por una diplomacia de los pueblos y de la paz!.

Hemos jurado vencer y venceremos.

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