La infame suerte que nadie quiere tener ni nos merecemos después de muertos

Martes, 19/07/2022 12:51 PM

Sobre la situación que se vivió en el País durante dos años para que familiares, compañeros de lucha por muchos años, amigos y compañeros de trabajo se enterace del paradero final y desenlace que ha terminado teniendo el caso de Carlos Lanz Rodríguez, después de las revelaciones que el Ministerio Público hizo con detallada revelaciones sobre la íntimidad y macabra manera que supuestamente aplicaron la compañera de vida de Carlos Lanz en concierto previo con coautores, cooperadores, complices y encubridores para no solo "desaparecerlo" sino asesinarlo aún cuando no existe o por lo menos no se ha puesto al descubierto con la debida experticias forense la osamenta que signifique la determinacion inequivoca del "cuerpo del delito" como prueba contundente para enjuiciar y condenar a las personas señaladas en ese insólito crimen, tengo la impresión que se ha abierto paralelamente una suerte de concurso maniqueos de opinadores de oficio que han salido a declarar públicamente con escritos, artículos de opinion, programas de radio y TV, y particularmente usando las redes sociales para desatar una absurda, irresponsable y hasta criminosa campaña de descredito contra el propio Carlos Lanz Rodríguez y además contra lo dicho sobre ese caso por el Fiscal General, aunque algunos lo halagan y felicitan y otros lo critican y ponen en entredicho lo aseverado en los medios por tan alta autoridad sobre el real destino final del malogrado dirigente político y social.

Nunca había visto que un mismo hecho sirviera para propósitos contrarios y hasta incongruentes entre propios y extraños. He podido leer y a veces oír opiniones francamente detestables, obscenas y llenas de una perfida intencionalidad de acabar ya no con el líder indiscutible que querramos aceptar o no lo fue durante toda su vida política Carlos Lanz pero también la opinión de supuestos camaradas, de sectores que dicen ubicarse en el progresismo, o en supuestas posiciones independientes, que me parecen dignos de una neutralidad inexistente tratando de hablar y opinar de un tema tan escabroso como todo lo que rodean la desaparición y muerte de Carlos Lanz sin rigor científico alguno, apelando a conjeturas, suposiciones, y una larga lista de lugares comunes que lejos de aclarar los hechos narrados más bien lo llenan de más sombras y dudas de las que seguramente pretender aclarar.

Una de las aptitudes que me parecen francamente intolerables, inoficiosas, y hasta deleznables es sortear una especie de debate impertinente sobre asuntos secundarios a la desaparición y muerte de ese dirigente para sacar a relucir críticas abiertas o encubiertas contra varios centenares de hombres y mujeres que desde sus respectivos que- haceres políticos y sociales decidieron constituir un Comité de Búsqueda y Liberación de Carlos Lanz, incluso en algunos casos tomando partidos de opiniones adversas para descalificar al mencionado Comité y dejando a un lado el dolor y luto que ha dejado en sus seres queridos, compañeros de lucha y amigos está horrible historia. He optado por no seguir leyendo nada más de ese tema porque pareciera en algunos casos que entre factores políticos que siempre adversaron a Carlos no hay la más mínima intención de condenar el hecho en si mismo sino llegar al extremo de tratar de cabalgar en un hecho luctuoso y lamentable para desacreditar al Gobierno y su militancia, y poner a Carlos como poco menos que un bandolero sin causa. De ese sector hay que esperar tamaña inmundicia y mucho más.

Pero lo que no deja de sorprenderme es que en nuestras filas salgan personas como Néstor Francia haciendo las más extrañas e insolentes afirmaciones, como prueba de que tenemos dentro de nuestras filas impertinentes por doquier e incluso respetables escritores, muy bien formados, con una larga data de libros y ensayos profundos opinando ahora que nunca quiso firmar ningún comunicado como los hecho público por el Comité por razones que honradamente me parecen dichas ahora un tanto inoportuna y hasta "acomodaticia". Es decir, Carlos Lanz ha servido para todo menos para enaltecer sus logros, sus luchas, su compromiso, su valor y entrega por tratar de construir y conseguir una sociedad más equitativa, justa, de iguales, humana, sin invisibilizados ni desarraigados y por encima de todo una Patria Socialista real y efectiva.

Quisiera, dejar de ver y oír sobre Carlos Lanz tanta inmundicias, tanta estulticia, tantos egos insatisfechos, tanto aprendices de brujos, tantos adivinadores, tantos opinadores de oficio, tantos estupidos y bolsas juntos que buscan asirse de la imagen de un hombre del pueblo para solazarse y promoverse cómo analistas sesudos y calificados. Estoy honradamente apenado y salir a decir cuatro pendejadas que en vez de ayudar, ensombrecen la infame suerte que le tocó vivir aún después de muerto a un hombre amoroso y luchador infatigable de nuestra permanente revolución. La que el no se acaba nunca, porque dejaría de ser precisamente revolución. Respetemos a alguien que ya no puede salir a defenderse por sus propios medios porque sobre su destino final hemos preferido profanar su larga y consecuente vida revolucionaria que hacernos dignos defensores de su largo batallar.

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