Parte de mi prosa es música

Sábado, 13/09/2025 05:11 AM

Buena parte de lo que escribo es música. Los textos nacen como la partitura de un compositor o la voz de un barítono. No se leen en un pentagrama, pero suenan. Son música dramática, intensa, a veces furiosa.

En toda composición y en toda interpretación lo esencial es la inspiración. Y la mía no viene de un afán literario, sino de un corazón que dicta en comunión con un raciocinio depurado. No pretendo hacer poesía, pero mis escritos están empapados de una indignación que me provocan personajes públicos que, en lugar de ser ejemplo de sensatez, se pierden en el desvarío. Por eso son música apasionada, no literatura.

El estilo, la forma, la elegancia… importan si se piensa en el lector. Pero resultan irrelevantes cuando se escribe de asuntos graves sin intención de vender libros ni de buscar lectores. Mis textos van al éter, y me basta con que lleguen a algún náufrago que reconozca en ellos la misma pasión. Circulan por digitales, donde esa percepción quizá sea más posible. No busco una prosa pulcra que embellezca la insensatez ajena: sería honrarla. Lo que quiero es responder a la irracionalidad de quienes, revestidos de autoridad moral que no merecen, proclaman su "verdad" envuelta en retórica y logomaquia.

En más de cuarenta años lo he constatado una y otra vez en conferencias, artículos y entrevistas. Políticos, periodistas, literatos, profesores, médicos, catedráticos, jueces… personajes influyentes que, con engolamiento y sin prudencia, dictan disparates como si fueran dogmas. Nunca advertí tanto engreimiento en tiempos pasados.

Esa vanidad, esa importancia que se atribuyen o que la sociedad les concede, es el detonante. Yo opongo mi voz, mi verdad, como contrapeso. Desde 2001, con este milenio especialmente decadente, gran parte de lo que escribo es música de ese tenor.

Que guste o no, que merezca o no ser escuchada, no es asunto mío.

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