El periodista Juancho Marcano había regresado de la ciudad de Pampatar, bajo el castigo inclemente del astro Rey que parecía que quería derretir el asfalto de la calle.
El perro Pipo que había estado echado bajo las sombras de los helechos, huyendo de los dardos qué disparaba el calor, desde la distancia había olfateado los pasos del reportero, por eso ya estaba en el portón con las orejas paradas y con la cola que se le quería salir, cuando Juancho empezó a abrir la puerta de dicho portón por el cual entró, acarició a su perro y se sentó en una silla del garaje y exclamó: "Dios mío, qué ola de calor tan grande, parece que este mundo se va a acabar en candela".
Pipo que estaba esperando al periodista para interrogarlo, una vez que lo vio más reposado, lo abordó:
-Juancho te comento que hoy la radio comunitaria ha estado colocando música de José Elías Villarroel "Chelías", porque falleció ¿Tú podrás hablarme sobre tan importante personaje?
El periodista observó a su perro como pensando "este peludo más bien parece periodista" y luego manifestó: "Pipo, Chelías era conocido como el Decano del folclore margariteño porque a pesar de ser autodidacta, prácticamente, fue capaz de cantar y componer varios ritmos margariteños y no sólo eso, sino que revivió otros géneros que ya se habían perdido, por ejemplo, El punto del Navegante. En realidad es impresionante el legado que deja en la cultura margariteña y de paso sus canciones llevan ese toque poético que brota del pueblo sin rebuscamiento.
-Pero, Juancho, ese legado de Chelías no hay que olvidarlo, tienen que buscar la manera de que no muera y, sobre todo, que lo conozca las nuevas generaciones.
- Claro, Pipo, de acuerdo contigo, pues el mejor homenaje que se le puede brindar a un hombre grande como Chelías Villarroel, es enseñar y llevar su obra a las escuelas para que los niños entiendan y conozcan que en Margarita nació este personaje importante, como el autor de La novia del pescador, que murió este 31 de agosto de 2025.
- Así es, Juancho, y por lo que vi fue un hombre que le cantó al mar, a la belleza de esta tierra y a su fauna, por ejemplo, en la radio escuché una canción que decía: Vuela Chulinguita vuela, vuela, vuela ... Y me acordé de la Chulinga que todas las mañanas canta en la mata de mango que está frente a la casa.
- Así fue Pipo. Pero venía pendiente de preguntar si habías oído esta frase: "La mejor manera de mantener la palabra es no darla".
- Eso lo djo Napoleón Bonaparte, dijo el perro, y luego dejó que Juancho se parara y pasara al interior de la casa.