La Industrialización en Venezuela como Liberación nacional, Soberanía Productiva y el Sujeto Histórico Obrero

Sábado, 20/12/2025 10:28 AM

La historia de la emancipación de los pueblos y la clase obrera o trabajadora ha estado tradicionalmente ligada a la disputa del poder político como un acto de justicia, pero pocas veces se le plantea como la necesidad económica que tiene una parte de la población de tomar y administrar las fuentes de riqueza social para lograr el pleno beneficio para todos. Sin embargo, la experiencia histórica demuestra una y otra vez que la verdadera independencia trasciende la mera soberanía política y se afinca en la economía.

En ese sentido la industrialización intensiva no solo es el mecanismo de enriquecimiento de la elite empresarial, como se ha visto hasta ahora, con toda razón, sino también la posibilidad de una vida plena para los trabajadores, si puede ser colocada racional y planificadamente a su servicio y es también la única posibilidad de alcanzar altos niveles de vida para toda la población, ya que la producción de bienes es la única fuente de riqueza.

Era pues el empresario al que se le percibía como el impulsor del proceso de industrialización hasta que apareció el estado como el otro sujeto con las capacidades necesarias para realizarlo. Claro, los patronos se han opuesto de las mil maneras a esta posibilidad principalmente de parte de los Estados Unidos, quien logró un poder monopólico en la economía mundial. Se olvida siempre que la recuperación europea después de la II Guerra Mundial, que el Plan Marshall jugo un papel, pero fueron las industrias del estado las que sostuvieron el arranque productivo y dieron un papel protagónico a sus economías.

Eso duró hasta que Estados Unidos intervino en ese mal ejemplo, y con sus intelectuales demostró que los dinosaurios no existen, o sea que las empresas del estado son ineficientes y debían eliminarse y no debían ser evaluadas por sus logros. En mi opinión a partir de allí Europa comenzó a perder completamente su autonomía. Es que un Estado puede tener su bandera y su puesto en las Naciones Unidas, pero si su economía permanece atada a lazos de dependencia externa, su soberanía es una ilusión. La autonomía real se logra únicamente a través de la soberanía productiva, y su motor fundamental es la industrialización.

La industrialización en esta visión, tiene varios objetivos, no es solo un medio capitalista de acumulación, sino una palanca estratégica para la transformación social y convierte la Soberanía Productiva en la base de la independencia nacional.

La dependencia económica se manifiesta en la exportación de materias primas y la importación de productos manufacturados, generando una relación de intercambio empobrecedora que condena a las naciones periféricas a la debilidad frente a las fluctuaciones del mercado y su subordinación a los centros de poder industrializados.

La industrialización nacional rompe estas cadenas. Sin esta base material, cualquier proyecto político soberano es irreal.

Con la idea de la Industrialización como el medio para la independencia nacional, se encuentran otras ideas relacionadas como son facilitar la Influencia obrera en las otras clases populares e integrarlas en el gran proyecto de alcanzar la soberanía nacional. Y es un causa por cual la oligarquía se opondría a la industrialización. Menos industrias, menos obreros, menos contradicciones. Pero no hay desarrollo.

El punto central de este enfoque es que la industrialización no es solo un estricto mecanismo de desarrollo económico. Es el medio para que la clase obrera se fortalezca y se convierta en un sujeto histórico consciente y capaz de disputar la hegemonía.

Una economía agraria o extractivista dispersa a los trabajadores, dificulta su organización, limita su conciencia. La fábrica, el centro industrial, es el espacio donde la clase obrera se concentra, se organiza, adquiere disciplina y desarrolla una conciencia de sus intereses y su poder. Es en el proceso industrial donde los trabajadores aprenden la importancia de la solidaridad y la acción colectiva.

La propuesta de que el fortalecimiento obrero debe ir de la mano con un programa industrial es, por tanto, una estrategia fundamental para cualquier proyecto socialista y como tal debe ser tomado por la izquierda y el progresismo. Es muy claro, si no hay industria no hay clase obrera. En la industria donde nace y crece la clase obrera y la lógica es clara e ineludible, Industria, Clase Obrera y Socialismo.

Por ello decimos a esta Constituyente Obrera que sin industria, no hay clase obrera ni fuerte ni débil, sin ella no se genera la masa crítica de trabajadores organizados y conscientes que impulsen cambios estructurales profundos. Y la principal propuesta de esa reunión obrera debe ser el fortalecer la industrialización del país. Si lo hacen, se ganarán el odio de todas las oligarquías del mundo.

El socialismo, como poder popular y de control de los medios de producción por parte de los trabajadores, requiere de un sujeto social maduro, organizado y con la capacidad técnica y política para asumir esa responsabilidad histórica que solo se alcanza con la clase obrera como eje central del socialismo, y adquiere en la industria las herramientas técnicas, organizativas y la fuerza social para pasar de ser una clase "en sí" grupo objetivo de trabajadores a ser una clase "para sí", un actor político consciente y movilizado.

La clase obrera tiene un paquete de tareas imprescindibles en la lucha nacional y social, lograr la industrialización como matriz del desarrollo, liberar con ella a la nación de la dependencia externa y al mismo tiempo, liberar el potencial político de la clase obrera mediante su liberación de la explotación empresarial y liberación de la plusvalía para beneficio de todos.

Tres tareas históricas que recayeron en este país y a sus obreros. Uno, Industrializar, Dos, liberar al país de las cadenas imperialistas y tres, liberarse como clase estructurante de la nueva sociedad funcionando como un centro socio politico de conciencia, organización y poder popular. Por todo esto me atrevo a decir que la industrialización y el fortalecimiento cuantitativo y cualitativo de la clase obrera venezolana es la tarea más importante de la revolución bolivariana, más importante que la salud, que la educación, que el ambiente, porque son los obreros los únicos que pueden llevar esos beneficios al pueblo y a toda la población venezolana con el socialismo.

La consigna de la industrialización como política para la independencia nacional, atención a las necesidades básicas, fortalecimiento de la clase obrera, reducción de las importaciones, debe ser también la principal consigna de Venezuela en el plano internacional, pues es una consigna universal que rompe el dominio de las elites sobre la clase obrera y sobre las poblaciones de otras naciones y facilita el paso hacia el socialismo. Sin clase obrera fuerte, no hay socialismo posible. Por pensar así, siempre en todos, es por lo que nos quieren destruir.

 

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