¡O caramba! Esto se pone bueno al correr una suave brisa que despierta emociones cuando, la operación lanza del Sur entró como segunda etapa dentro de los planes del presidente Trump con Maduro contra las cuerdas de la discordia y, como él no ha dejado de hablar como presidente de Venezuela sobre todo lo que tiene que ver con la permanencia de la marina de Estados Unidos en El Caribe, parece ser y posible es que, a Trump algo le ha llegado que en vez invadir a Venezuela exista como su boca lo ha expresado que, Venezuela quiere hablar y no a lo don Rafael que después de mucha espera habló, pero lo que inquieta es saber ni se sospecha el quién del gobierno de Maduro hablará y, lo más importante como emocionante de qué se tratará que, hasta Trump expresó que a él no le cansaría oír lo que tienen que decir. ¡Hombre por dios oye! Que el que no oye es porque está sordo.
Y como diría la guarachera de América: oído al tambor que suenan los timbales. ¡Azúcar! Cosa que de seguro estamos: a Marco Rubio ese tal ruido le molesta. ¿Saben, por qué? Porque él como cubano lo que quiere es otra clase de rumba. Y no para bailar.
Ha llegado el momento de desviar las lanzas de los acosos psicológicos por las lanzas de las palabras que son más agudas y conversado hasta posible es que se llegue a algún acuerdo que, imaginamos Trump espera que sea a su favor, porque de lo contrario creo que seguiríamos con más de lo mismo de dale que dale y, El Caribe repleto de piratería con más muertes en sus entrañas marinas con Petro alzado bombardeando la selva colombiana.
Trump está fascinado pues, con mucha emoción soltó que: "Podría haber discusiones con su homólogo venezolano, Nicolás Maduro" porque Venezuela quiere hablar. ¡Ay Venezuela si tu hablaras!
Entonces, si Venezuela quiere hablar, déjala hablar y óyela, que algo ha de decir que, lo más seguro a él no le va a gustar porque en todo el embrollo por Trump hay más mentiras que verdades y, a él solo le queda recular y, vaya perdedera de tiempo. Hoy somos y no somos porque la comprensión se la llevó el viento de la abstracción o de la distracción.
¿Dime. Qué te diga qué? Lo que tengas que decir. Pero si hace tiempo que vengo hablando y tú no me oyes vale, por lo general ves para otro lado y no me oyes. Pero, ahora sí ¿seguro que yes? Enredo en puerta, uno que quiere hablar y el otro como si nada. Porque una cosa es hablar y otra es imponer, la prueba más fehaciente fue con Guaidó presidente.
Dice el refrán, "que hablando se entiende la gente". Y eso es verdad desde que el mundo es mundo. Pero el gran problema es que hay demasiados trapos sucios de por medio y, eso afea el ambiente y más cuando se juega con la paz de un país y, se cae en contradicciones cuando salen los malos ejemplos que no ayudan a la convivencia de relaciones.
Y Trump ni corto ni perezoso declaró en el Aeropuerto de Florida: "Podríamos tener discusiones con Maduro, y veremos cómo resulta eso. Ellos quieren hablar". ¿Y, entonces, hablará Trump con Maduro, por qué hay un podría? Cómo que hubiera pereza de indecisión en sus palabras. ¿Acaso, cautela?
Por lo demás solo queda esperar a qué el presidente Trump se decida a hablar con Maduro que, pudiera ser mañana o pasado mañana o, quizás el año que viene.
Dice el refrán que "el amor y el interés se fueron al campo un día, y más pudo el interés que el amor que le tenía". Pero Trump dijo que, "él habla con cualquiera, por lo que verá qué pasa". No se entiende su respuesta por ambigua. No dijo ni que sí, ni que no.
El que espera desespera y Trump tiene en espera a Maduro mientras, hay que esperar que a él le vuelvan a salir las muelas del juicio y al fin hable con Maduro sin tirarle trompadas sonámbulas como él solo él sabe hacer.