"Dogma y misterios son hijos de la superstición y de la impostura".
El Libertador Simón Bolívar
"La mentira sobre Génova. ¿Era español y por qué lo negó?" En el devenir de la historia de Venezuela durante 533 años de resistencia ante el pillaje colonial, con la llegada de la invasión europea a la Abbia Yala, encontramos desde su inicio la intromisión de la apócrifa iglesia católica como poder hegemónico avasallante de las relaciones sociales en las diferentes etapas evolutivas de la invasión, coloniaje e independencia. Es la forma, manera que ocupa este opúsculo como aporte a una aproximación de demostración de la verdad histórica, a 533 años del dominio colonial, sus consecuencias en Venezuela, desde 1492 hasta hoy en día, cuando las ansias del poder imperial estadounidense nos pretenden invadir y sus repercusiones en la Nuestramérica y el Caribe. Las condiciones iniciales de la invasión europea, línea de investigación que irrumpe este opúsculo, nos adentra a escudriñar de manera sucinta, el panorama de ultramar, así como el personaje histórico de oscura probidad y el naciente imperio después de la caída de Roma. Es el navegante Cristóbal Colón que ofertaría a muchas naciones los extravagantes secretos de su viaje anterior hacia lo desconocido y que ningún jefe de las naciones europeas le cree. Catorce siglos antes, España (reinos de Aragón y Castilla) era pagana, hasta que la razón de la fuerza del dogma de la fe ciega se impuso, sometiendo desde el Vaticano y logra subyugar a la monarca Isabel a convertirse en el catolicismo. Es la reina Isabel que suministra los medios a Cristóbal Colón para la expedición de ultramar, desconociendo que había puesto la piedra fundamental que rebate la mentira del dogma de la fe ciega impuesta por la iglesia católica, sobre la visión de Europa como centro del mundo y que años más tarde, el astrónomo Galileo Galilei es condenado por la "santa inquisición" por declarar y defender su teoría científica del heliocentrismo. Es ante el tribunal inquisitorio del Vaticano, "eppur si muove" proferiría Galileo Galilei poco después de abjurar de la visión heliocéntrica del mundo.
En este contexto, el autor se imbuye para ir hilvanando ideas insurgentes, descolonizada que lo conducirá a aproximarse a la verdad razonada sin prejuicio, relacionada con la intromisión del clero como sistema hegemónico de poder absolutista y dominio de coloniaje sobre el sometimiento del poder político, económico y socio-cultural en resistencia ante el opresor en nombre de una fe ciega del dogma religioso fundamentado en el fanatismo, ignorancia, falacia, mentira; y que a través del hilo histórico permanece hasta nuestros días como herencia del coloniaje. Sobre este particular de la historia insurgente, este opúsculo, sin orlas y galanura de la pluma, está centrado en la historicidad de procesos ideológicos transformacional en la que se produce un flujo y reflujo de pujanzas interrelacionada en contextos opuestos y sus repercusiones en Nuestramérica y la realidad sociocultural contemporánea de la República Bolivariana de Venezuela. Luego prosigue el autor, con una mirada al siglo XX, en donde se hace un bosquejo del panorama social, político y religioso cuando ya había culminado el período del caudillaje liberal. Como siempre, la iglesia católica aprovecha las oportunidades para influir en los gobiernos y por ende, el pueblo. Esta vez vuelve la apócrifa iglesia católica a reeditar la historia con el fenómeno sísmico del año 1900, que siempre estuvo permeado por las aseveraciones del temerario discurso eclesiástico impregnado de falencia y así poder someter al pueblo ignorante. La reacción de la iglesia católica no se hizo esperar, manipulando, la falacia, mentira y el miedo del terremoto acontecido en el año de 1812 como castigo divino a la causa emancipadora y sus consecuencias nefastas. En este período de la historia política, se abre una ventana y el pueblo venezolano es testigo - protagonista de la descarnada democracia que comenzaba a cimentar sus bases de la representatividad, hasta finales de siglo, con el triunfo de la revolución bolivariana. Por último, el azuzado autor, expone sin imponer y hace entrega del epilogo en donde recoge los pormenores y reflexiones que, el afable lector sabrá razonar y dudar, pero no negar lo desconocido en función de develar otras verdades históricas que hasta ahora es poco o nada el valor histórico que se le ha dado, para sí vislumbrar las posibles causas verdaderas de los antagonismos que se vive actualmente en nuestro país, Nuestramérica y el Caribe.
Ante el dogma, contraponemos la libertad del pensamiento; la libertad de conciencia y el libre examen. Nos impusieron el proyecto colonizador – civilizador – evangelizador que nos incriminó una colonización del Ser, del Poder y del Saber, nos hace remontar en los primeros períodos de la humanidad y encontramos la religión como aparato ideológico y causa principal del mal; basada en la fe ciega que ata, oprime, invalida al individuo. El dogma es absoluto y el absolutismo es irracional, es el resultado de todas las religiones. No hay que ignorar la ley fundamental "Dos principios iguales se anulan entre sí por sí mismos y sin la acción de ningún otro agente". Entonces, si todas las religiones dicen que tienen el mismo principio y no hay dos y todas, una a una se acusa de falsa, es porque todas son falsas. No hay ninguna religión que no tenga sus páginas ensangrentadas por el odio a otra religión; y cuanto más avanzó el progreso de los hombres (que nunca fue al amparo de las religiones) tanto más encendieron éstas las guerras y nos lo prueba que, siendo la nacida religión católica la última que tomó nombre y asiento tan extraña y fraudulentamente, nació la guerra con mares de sangre y montañas de crímenes. Si se dice que el progreso ha salido de las religiones de Europa donde estaba la religión cristiana, no quiere decir, que sea el cristianismo la causa del progreso. Hombres libres pensadores, científicos fueron testigos y pagaron sus vidas en las llamas de la hoguera, el potro y la horca, sólo por pensar diferente al dogma de la fe ciega católica, considerado por el tribunal de la "santa inquisición un insulto a la iglesia". Mi reconocimiento de amor y justicia a todos los herejes que murieron en defender la libertad de pensar. Esto es bastante para confirmar, que la religión es la rémora del progreso. Todas las religiones, sólo han tenido por fin la supremacía. Esto lo hemos visto desde la tribu en que surgió el primer sacerdote que ya gustó de la holganza y fue creciendo en su familia ese halagador vivir; y como no hay cosa peor que la ociosidad para inventar ociosidades porque no duelen los huesos del trabajo, cada vez subía la lujuria de los ídolos, porque median los gustos de los dioses, por los del sacerdote y de estos resultaron tan grotescas y criminales prácticas, que no son fáciles de destruir; y aún hay hoy, no sólo vestigios, sino refinadas costumbres, que sólo han cambiado en la forma hipócrita. En todas las religiones encontraremos que su fin es la supremacía del sacerdote y hacerse diferente de todos los demás seres ¿Qué queda hoy de las religiones? Una página de sangre, otra de vergüenza, otra de ultraje y otra de olvido para ellas. Manejaron todas las armas y sucumbieron suicidándose. Las religiones necesitan la fe ciega y la imponen por dogma. La imposición, rebaja la dignidad y mata la libertad de la conciencia; para lo cual, las religiones quieren santos y no sabios; ciegos en la fe y no hombres de razón. A continuación, paso a describir algunos Pontífices que llamaron al extranjero para hacer la guerra y sostener el vacilante trono: Esteban II, que llamó a los francos y a Pipino; Adrián I, que llamó a Carlomagno; Juan VIII, que llamó a los franceses y al Escilinguato; Formoso, que invitó a Arnulfo de Alemania; Juan XII, que hizo venir a Otón I; Juan XV y Gregorio V, que se dirigieron a Otón III; León IX que recomendó a Enrique IV y a Roberto Guisardo; Nicolás II que llamó a Lotario lI; Eugenio IV, que hizo descender a Barba Roja; Urbano IV y Clemente VI, que llamaron a Carlos de Aujon; Juan XXII, que acudió a los austriacos de Federico el Hermoso; Inocencio VI, que suplicó a Carlos IV de Alemania; Urbano VI, que llamó a Luis de Francia; Juan XXIII, que llamó a Segismundo; Sixto IV, que llamó a los turcos para la destrucción de Venecia; Inocencio VIII, que llamó a Carlos VIII de Francia; Alejandro V, que se alió con los franceses de Luis XIl y a los españoles del primer rey católico Femando; Julio lI, que hizo venir a los franceses, a Maximiliano de Austria, y por pacto de éstos, tuvieron que ir los españoles y los ingleses; León X, que pidió las soldadescas de Carlos V, de Enrique VIII y de Fernando de Austria; Clemente VII, que llamó a Carlos V; Pablo IV, llamó a Enrique II y a Solimán; Gregorio XVI, que acudió dos veces a los austriacos; Pío IX, que llamó a los austriacos, a los españoles, dos veces a los franceses, a los napolitanos de Fernando II, a las dos bandas negras de Larnoriere, a los bandidos de Francisco II y a los voluntarios del mundo católico y hasta el hereje. A nuestro lector, lectora, ¿Cree que a los Papas los llevan los ángeles fantásticos, al cielo que no existe?
A manera de introito sobre el tema que nos atañe, es necesario saber que, en el período primitivo de la historia humana, el hombre por índoles razones comenzaban a crear imágenes a su semejanza, llegando a adorar figuras y deificándola; despertando una sensación agradable a su ser. A partir de este momento, se cimentaba la casta sacerdotal. Después de crear variadas imágenes y a su vez la adoraban como deidad; surgieron los conflictos internos en la comunidad social primitiva por sus diferentes dioses, originando la división de clases sociales con diferentes ídolos. La superstición, el fanatismo, egoísmo, ignorancia entre las castas sacerdotales y sociales (tribus) por causa de la idolatría de dioses, originaron la casta guerrera en defensa de sus intereses intrínsecos; iniciándose la conflagración entre los pueblos hasta hoy en día.
A mediados del siglo XI, las Cortes de Castilla se habían originado en el reino de León, y comprendían cuatro órdenes: el clero, los grandes, los hidalgos y los procuradores. Eran convocados por el Rey. Tenían el derecho de presentarle peticiones, observaciones y quejas; además recibían el juramento de mantener los fueros del país al subir al trono. En el período de los reyes, la Península Ibérica estaba dividida en el primitivo y viejo reino de Navarra, con el Vascongadas y Aragón, Valencia y otros como Castilla y principados como Cataluña. Es decir, la unidad española no existía; siendo estos territorios paganos ("Aunque esté en manos de los paganos") hasta que la intromisión de la iglesia y el clero en asuntos políticos, obligaron a los monarcas convertirse al catolicismo. Gobernaron Isabel y Fernando sus Estados en condiciones de igualdad los asuntos de Castilla y Aragón. En cuanto a los propósitos de política interior, consistió en restaurar la paz y robustecer el poderío de la monarquía. Una de las resoluciones que tomaron entre otras, estaban la adquisición del derecho de designar los obispos, perdiendo la iglesia y el clero su independencia; y el establecimiento de la inquisición, reorganizada en 1481, con el nombre de Tribunal del Santo Oficio. Su propósito era de perseguir a los herejes, árabes y judíos; asegurándose el poder político, la nobleza y el clero; el predominio militar, la independencia económica por el producto de las confiscaciones, la reducción de la facultad de las Cortes y la unidad religiosa y racial, mediante prácticas opresoras (…).
Es con toda intención llamar la atención a los afables lectores y lectoras, que se mantiene vigente en pleno siglo XXI, la intromisión de la Iglesia Católica y su clérigo en los gobiernos de Estados en el continente americano. Verbigracia, por una parte, la Conferencia Episcopal apoyando el terrorismo y golpe de Estado en Venezuela y por otra el clero en Nicaragua, exhortando a sus cofrades a desconocer el gobierno actual, como consecuencia la ruptura de las relaciones diplomáticas con la "Santa Sede" de la iglesia. Es un acto liberador y de justicia por parte del gobierno nicaragüense y su pueblo; y que más temprano que tarde los gobiernos y su pueblo, despertarán del letargo del dominio religioso y seguirán el ejemplo que Nicaragua dio (…). Los monarcas eran para los Papas, los títeres y marionetas para el niño; así como los emperadores, lo que un siervo negro es para un feudal. Todo el pueblo era su bestia de carga, sin derecho de ninguna especie, basado en el temor y sumisión del dogma de la fe ciega porque no son libres pensantes y los hacen esclavos, fanáticos e ignorantes transformando la subjetividad y espiritualidad; quedando a discreción de una elite respectiva al dominio del capital, la reproducción del conocimiento. En este sentido, la Europa es sometida por la empresa imperial de los Papas. Se suscitan las guerras de religión y son puestos y quitados príncipes y monarcas por el pontífice. La cruz, su escudo es signo de la muerte y no de redención; siempre fue un patíbulo de afrenta y asesinato para los perseguidos y considerados infieles por no someterse y ser convertidos a la religión cristiana, apostólica y romana; amalgama de todas las religiones anteriores. Esta es el arma de horror usada durante las nueve cruzadas (ocho en Europa y una en América a partir del año 1492) y que aún se mantiene por el temor y no por la razón. Existe infinidades manera de alimentar el ego; y una de esta es el culto a la personalidad hasta llegar a creerse de origen divino, gracias a la petulante ignorancia y fanatismo del dogma religioso. En las naciones donde los monarcas prestaron sumisión, obediencia y fe al Papa y la iglesia, se le condecoraba y se le hacían adulaciones prestándose la ayuda mutua de las armas de unos contra otros y llevaban la bendición de Dios cuando iban a usurpar el reino a un rey que no se hubiera sometido a los designios de la iglesia. El deseo de los príncipes cristianos (antes pagano porque no había la intromisión de la iglesia) de sacudirse el yugo de los Césares, hacía que, de día en día, pidieran consejo y bendición al Papa. Éstos, se convertían en humillantes esclavos ciegos del sumo pontífice, obligándolos a pagar tributo, prejuiciado las conciencias por el temor a la cruz y al eterno infierno. La dominación de los árabes había terminado, comenzaba España a su unificación con sus límites actuales. Antes de las invasiones imperiales de españoles y portugueses, sus conquistas y consecuencias; ya la humanidad tenía conocimiento de la pólvora y otras innovaciones como el papel y la brújula. Europa no hizo sino adaptarla y perfeccionarla hasta que más tarde inventó el arcabuz, transformando las tácticas de combate y su superioridad en armas de fuego y que, junto con la cruz, favoreció la conquista y el exterminio del nuevo mundo, donde eran desconocidas por nuestros ancestros aborígenes. En cuanto a la conquista del poder y sostener la supremacía imperial expansionista, en el sur ibérico como centro estratégico de ruta comercial y de dominación del otro lado del océano atlántico, los portugueses encontrarían la ruta de la India por el sur, los castellanos la buscaban por el oeste. La historia de la conquista y colonización del nuevo mundo es un suceso demasiado intrincado para ser juzgado sucintamente. Se pueden señalar en múltiples períodos: uno, inicial, de conquistadores y colonizadores aventureros en donde su fin es resaltar el carácter personal y la gloria de los hombres desde el relato épico que para la reflexión sociohistórica- cultural que nos lleve a aproximarnos a conocer y esclarecer la verdad histórica sobre el dominio colonial y sus consecuencias. Sujetos singulares, de poderosa individualidad y en pugna con el propio estado español, edificaron sobre la ruina de las culturas de nuestros ancestros aborígenes, después de hacer tabla rasa con ellas, propias formas de vivir la supremacía del hispano criollo. Al lado de los invasores y colonizadores, actuó la razón de la fuerza evangelizadora y de cruzada obcecada por la codicia desmesurada de salvar las almas aborígenes para el Regnum Christi. La avidez de tesoros, el vigor aventurero y el fanatismo religioso se cruzaron y entrecruzaron para perpetuarse en el poder hasta nuestros días. Pero, a su vez, los fines políticamente ceñidos de la cruzada religiosa negaron el desarrollo de otros haberes en el nuevo mundo en el ámbito de la tecnología, innovación, la administración económica y la cultura. Es el navegante Cristóbal Colón, quien había firmado una capitulación con los monarcas convertidos por la fuerza al catolicismo como se dijo anteriormente para realizar una expedición a esa dirección.
En abril del año 1492, bajo un contrato de adhesión entre los reyes de Castilla y Aragón, los monarcas Isabel y Fernando; firmaron con el navegante Cristóbal Colón, el documento mercantil conocido como la Capitulación de Santa Fe; comprometiéndose Colón a entregar a los reyes el dominio político, control de la explotación y riquezas producto del ultraje de los territorios que conquistara. Para el momento del desenlace de los acontecimientos de la invasión y genocidio, los europeos vivían en una especie de sopa de virus y bacterias; aunados a esto en Roma, el Pontífice de turno, Alejandro Borgia permanecía desatento por sus ocupaciones bacanales, conteniendo los embates del naciente libre pensamiento que no pudo detener con las hogueras. Reyes que se sublevan, se aprontan a llevarle la guerra al papado y levantar cismas contra la iglesia. Se someten a la fuerza a naciones no convertidas, destronando y coronando a reyes, príncipes, cardenales. Con sus protestas, el clérigo Martín Lutero, desconoce el Imperio de la Iglesia; y Carlos Anjou aliados a las familias que ostentaban el poder económico; Colonna, Orsinis y Vitellis le declaran la guerra al pontífice emperador; mientras que la España pagana despacha las naos del navegante Cristóbal Colón a tomar posesión del nuevo mundo. Cuando rayaba el alba, del día 12 de octubre de 1492, se daba inicio al desembarco genocida diezmando de enfermedades a nuestros aborígenes que vivían en su zona de confort en armonía con la límpida y prístina naturaleza y como consecuencia daba inicio a la resistencia indígena y la descolonización de los pueblos del Abbia Yala. La viruela, la cruz y el arcabuz eran las armas de dominación y coloniaje que aportaron los conquistadores y colonizadores al Abbia Yala. De aquí en adelante, predominó el genocidio, tortura, esclavitud; la explotación de recursos naturales, exterminando a los pueblos originarios de Nuestramérica. Transcribo a continuación lo descrito por el filósofo Joaquín Trincado: "Este hecho curioso, es otro de los tantos puntos torcidos de la historia; y más en aquel tiempo en que cada libro tendría que llevar el consabido "Con licencia de la autoridad Eclesiástica". Es lo referente al verdadero descubrimiento del nuevo mundo, atribuido a Colón. Antes que Colón fuera a Génova, llevaba un documento hecho en una travesía forzada por una tempestad, desde las costas de Galicia, hasta la isla "La Española", hoy llamada Santo Domingo y Haití. En aquella barca pesquera iban ocho hombres, de los cuales quedaron seis, que prepararían presentes si vivían, cuando volverían los dos que se atrevían a regresar, siguiendo la ruta que el sol y estrellas les había dejado impresa en los días y noches de terror en su forzado y providencial viaje. De "La Española" salieron dos, pero en Lisboa sólo desembarcó Colón. ¿Dónde estaba el otro? ¿Por qué siendo español y después de un viaje fortuito, pero de tanta transcendencia, se calla y se va a Italia, cuando habiendo referido las cosas como eran en verdad, habría encontrado de inmediato el apoyo de toda España? El torció los designios del que los llevara a través del Atlántico y el dejara volver, yendo a buscar apoyo donde no debía y con fines inconfesables". El lector y lectora podrá dudar, pero no negará lo desconocido. "La historia es un Juez inapelable y lo que fue, no puede ser que no sea". En el tercer viaje del navegante, elevó ancla el 30 de mayo de 1498 del puerto de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) con una flota de seis embarcaciones, aunque tres de ellas regresaron desde la isla de Hierro. El 31 de julio la flota llegó a la isla de Trinidad y el 5 de agosto de 1498, incursiona aguas territoriales venezolanas y desembarca en la población de Macuro en el golfo de Paria (Sucre), implantando una compleja estructura ideológica-práctica de dominación salvaje de la religión y la monarquía. De tal manera que, en esta dualidad hegemónica oscilará el poder tanto de los papas y reyes; de gobernadores y obispos, de regidores y sacerdotes. El año siguiente, en 1499, el navegante Alonso de Ojeda en compañía del explorador Américo Vespucio divisa y desembarca la costa del lago de Maracaibo (Zulia) y llama al sitio Pequeña Venecia y reporta a los reyes el uso del "mene" ¿Conocía Américo Vespucio esta ruta de ultramar que lo conduciría al nuevo mundo, antes que Cristóbal Colón? Incursionó la desembocadura del río Esequibo, ubicado en el reciente estado Guayana Esequiba de Venezuela, recorriendo las costas venezolanas desde el golfo de Paria hasta la Guajira (Zulia). La conquista y dominación por los europeos al territorio venezolano, tardó más de dos siglos de obstinada resistencia. A los 533 años de la primera incursión armada por imperios expansionistas de ultramar, seguimos en la obstinada resistencia sin ceder un ápice de las apetencias imperiales de nuestro principio de soberanía e independencia.