La música, desde tiempos remotos, ha sido una manifestación fundamental del ser humano. A medida que los adelantos evolutivos se desarrollaban, surgió la necesidad de preservar y transmitir las composiciones musicales de manera precisa, lo que condujo a la invención de sistemas de notación. La historia de la notación musical abarca un proceso largo y complejo que se desarrolló durante siglos, desde formas primitivas, hasta el sistema estandarizado que conocemos hoy, basado en el pentagrama, las notas y una variedad de símbolos.
Los primeros indicios de notación musical se remontan a las antiguas civilizaciones de Mesopotamia, hacia el año 2000 a.C. En tablillas cuneiformes sumerias, se encontraron anotaciones que indican escalas musicales y afinaciones de instrumentos como la lira. También en la antigua Grecia existieron formas de escritura musical, como la notación griega, que empleaba letras del alfabeto para representar diferentes sonidos. Sin embargo, estos sistemas no eran prácticos para registrar ritmos complejos, ni melodías largas, y estaban reservados a un círculo muy reducido de músicos.
El verdadero inicio de la notación musical occidental tuvo lugar en la Edad Media, dentro del contexto del canto gregoriano, una forma de música sacra utilizada por la Iglesia Católica. Durante los siglos IX y X; se comenzó a utilizar un sistema llamado neumas, pequeños signos que se colocaban sobre el texto litúrgico para indicar la dirección melódica; subida y bajada de la voz. Aunque no precisaban altura, ni duración exacta, los neumas representaron un paso hacia una notación más precisa.
Uno de los personajes más influyentes en la evolución de la notación musical fue el monje benedictino Guido de Arezzo, que vivió en el siglo XI en Italia. Guido es ampliamente reconocido por desarrollar el tetragrama, un sistema de cuatro líneas horizontales, donde se ubicaban los neumas, permitiendo identificar alturas más exactas. Este sistema incluía una línea de color rojo para representar la nota Fa y una verde para el Do, facilitando la lectura musical. Además, Guido introdujo un sistema mnemotécnico, basado en las sílabas: Ut, Re, Mi, Fa, Sol, La, tomadas del himno latino Ut queant laxis, (en español: Para que puedan). Estas sílabas dieron origen al actual solfeo, que luego fueron ajustadas a la escala moderna, cambiando Ut por Do, e incorporando la nota Si.
Con el tiempo, el tetragrama evolucionó al actual pentagrama de cinco líneas, que comenzó a usarse ampliamente a partir del siglo XIII. Esta ampliación fue clave para representar con mayor precisión la altura de los sonidos. Al mismo tiempo, surgieron nuevos símbolos musicales para indicar la duración de las notas, como la semibreve y la mínima: (la semibreve es la figura musical, que en la notación moderna, es la redonda y la mínima es la figura que vale la mitad de la semibreve, la blanca), lo cual permitió representar el ritmo de las composiciones musicales. Durante el Renacimiento y el Barroco, la notación se fue refinando aún más con la inclusión de compases, claves, alteraciones (sostenidos y bemoles) y ligaduras. Esto permitió el desarrollo de obras musicales complejas tanto vocales como instrumentales.
Con compositores como Johann Sebastiano Bach o Wolfgang Amadeus Mozart, entre otros, la notación musical había alcanzado una forma muy cercana a la actual. El sistema de notación mensural, utilizado en Europa desde el siglo XIII, hasta alrededor del año 1600, que se distingue por su capacidad para indicar duraciones rítmicas complejas de forma precisa, fue sustituido por un sistema proporcional, que asignaba valores rítmicos precisos a cada figura musical. Durante los siglos XIX y XX, el pentagrama se convirtió en el estándar universal, gracias a la imprenta musical y, más recientemente, a los programas digitales de notación. Aunque han surgido otros sistemas alternativos como las tablaturas y notaciones gráficas.
La historia de la notación musical, es un reflejo de la evolución cultural y tecnológica de la humanidad. Desde los rudimentarios neumas, signos de notación musical que se usaba en la Edad Media, especialmente en el canto gregoriano, para indicar la melodía, antes de que existiera el pentagrama moderno, hasta el complejo sistema de notación actual; la escritura musical ha permitido que las composiciones trasciendan el tiempo y el espacio. Figuras como Guido de Arezzo desempeñaron un papel fundamental en este proceso, sentando las bases del lenguaje musical, que hoy seguimos utilizando. Así, la notación musical no solo ha sido una herramienta técnica, sino también un vehículo de transmisión artística y espiritual, a lo largo de los siglos.
Guido de Arezzo fue un Teórico musical italiano, que se convierte en una de las figuras centrales de la música de la Edad Media, hoy se le recuerda por el desarrollo del sistema de notación que precisa la altura del sonido, mediante líneas y espacios. Guido de Arezzo escribe el primer tratado completo sobre la práctica musical, nominado "Micrologus", que incluye un análisis de la música polifónica y del canto llano, que fue empleado en los monasterios, durante todo el periodo medieval y, a partir del siglo xiii, también en las universidades.
Los nombres de las notas musicales tal como los conocemos hoy en día -Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si- tienen una historia que se remonta a la Edad Media. Según las fuentes consultadas indican, que fue Guido de Arezzo quien invento estas silabas, para denominar la representación de las notas musicales, a comienzos del siglo XI (aprox. año 1025), en Italia, probablemente en la región de Arezzo, ciudad y provincia italiana. Este personaje italiano fue un pionero en la notación musical. Desarrolló un sistema de enseñanza basado en una mano mnemotécnica, mejor conocida como la "mano guidoniana" que se trataba de un sistema mnemotécnico propiamente dicho y su representación pictórica o escultórica, sobre una mano humana, que fue utilizado en la música medieval, para ayudar a los cantantes a leer a primera vista, y a la vez desarrolla un sistema de notación, que dio origen al actual sistema musical.
Según investigadores de la historia musical, sostienen que Guido de Arezzo, se inspiró en un himno latino dedicado a San Juan Bautista, titulado "Ut queant laxis", tomando la primera silaba de cada frase de la primera estrofa. Este himno tenía una estructura tal, que cada frase musical comenzaba un grado más alto que la anterior, y usaba sílabas específicas, al principio de cada línea. La primera silaba marcaba una nota diferente, de la escala hexacordal (seis notas). Esas sílabas se tomaron como nombres para las notas. El himno tiene la sonoridad típica del canto gregoriano: místico, fluido, sin pulsación estricta, como en la música moderna, con un carácter meditativo. Las frases tienen una estructura ascendente, cada frase inicia en un grado más alto que la anterior, lo cual es justamente lo que permitió a Guido de Arezzo, asignar las sílabas Ut, Re, Mi, Fa, Sol, La. Cuando todavía no había sido incluida la nota Si, ni el Ut sustituido por el Do.
Este himno fue escrito por el monje Paolo Diacono (Paulus Diaconus), alrededor del siglo VIII.
Estaba dirigido a San Juan Bautista, patrón de los cantores y músicos en algunas tradiciones.
El texto se usaba en el oficio litúrgico, para la festividad de San Juan, el 24 de junio.
De cada línea, la primera silaba de la primera palabra, de la primera estrofa del himno de San Juan, Guido usó para nombrar los grados musicales.
Letra del himno de San Juan (fragmento en latín):
Ut queant laxis
Resonare fibris
Mira gestorum
Famuli tuorum
Solve polluti
Labii reatum
Sancte Iohanne
La nota "Do", que sustituye la denominación Ut, se cree que fue propuesto por Giovanni Battista Doni, un teórico musical italiano; existen informaciones históricas que dicen que "Do" viene de la primera sílaba de su apellido "Doni", aunque otros creen que simplemente, era una sílaba más cómoda para vocalizar. Inicialmente según la invención de Guido de Arezzo, la nota "Si" no estaba en el himno original, porque este solo cubría seis notas. Más tarde se añadió una séptima nota, con el nombre "Si", derivado de las iniciales de "Sancte Iohannes", (San Juan).
Fragmento del himno traducido al español:
Para que puedan
Resonar con las libres cuerdas de las
Maravillas de tus
Obras, tus siervos,
Libera los labios
Contaminados de su culpa,
San Juan.
Resumen de significados y orígenes de las notas musicales:
Do, posiblemente por "Doni" o por facilidad vocal; Re, de "Resonare", que significa resonar; Mi, De "Mira", de maravilloso; Fa, De "Famuli", siervos en idioma español; Sol, de "Solve", liberar; La, de "Labii", labios; Si, de las iniciales de "Sancte Iohannes", (San Juan Bautista).
El actual sistema de notación musical, se estableció principalmente en Europa occidental (Italia, Francia) durante la Edad Media, y se fue consolidando durante los siglos siguientes. El uso generalizado de estas sílabas extraídas del himno de San Juan, se comenzó a implementar a partir de los siglos XII y XII en adelante; con la evolución de la música occidental, estas denominaciones se convirtieron en estándar en muchas partes del mundo, especialmente en los países latinos (España, Italia, Francia, América Latina).