¡Oh poetas de los vendavales: aplacad la risa de los tiempos por venir! Y, deborad con tristeza lo que se dice y no se cree.
¿A quién que se le puede ocurrir tal desatino? Ni que Trump fuera dios. Pero para él no hubo cabida como jamás debería haberla, lo malogro su malicia de tenor de opulencia.
¿Acaso, lo he soñado como todo un mal sueño? Quizás el peor de todos los tenidos.
Hoy 10 de octubre: El mundo amaneció apretado de arrechera pública. Y han de saber que de cualquier mal se muere. Aún muriendo en paz. La gloria de la honestidad se escapó hinchada de inmoralidad de prejuicios.
Nunca pensé ni por zozobra de quédate quieto que, una decisión tan fatídica como tan despreciable juntara pareceres que bombardean al mundo de una atrocidad más que sacia de tal desatino al proclamar a María Corina Machado premio nobel de la paz 2025.
Los méritos que la han llevado a obtener tal distinción son tan ocultos como oculta es su personalidad de valentía que la hinque de hidalga sustituta de la moza que atrapa sin distingo una nobleza que pierde dinastía cuando se entripa de consuelo que la lleva a mirar el futuro con un antifaz de desvergüenza que, sin perder su virginidad de digna acaparadora de un título que más bien pervierte consideraciones que ella no acapara.
Oremos en silencio porque la premio nobel de la paz: es la Venezuela que muere callada para que sus líderes no finjan perder el sentido de la benevolencia cuando, desde Oslo ha sido MCM proclamada "por su incansable trabajo de promoción de los derechos democráticos para el pueblo de Venezuela". ¡Vaya rimbombante consideración, oh vaivenes crepusculares!
¡Un buen baño de caca que le han tirado desde Oslo al pueblo de Venezuela!
¿Y quién es MCM?
¿Puede el mundo definirla tal cual la ha definido el Comité Nobel noruego? "Por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia". ¿Cuál lucha (lucha clandestina)? Acaso ella ha logrado algo democrático: ¿Cómo qué? Matar gente. Y eso es justo de justicia.
Y vivir todo el tiempo oculta como la cobarde que ha sido, se puede llamar democrático.
María Corina Machado premio nobel de la paz 2025. Seguro estamos que no se merece ese premio, le queda grande como le ha quedado Venezuela siempre.
Y Trump ha quedado frío y frito de envidia, abrazando a Gaza como consuelo de una victoria bien tardía que ha dejado un arrume de miles de muertos con muchos niños que lamentar.
Trump y María Corina Machado son harina del mismo costal, ni más ni menos.
Y sálvese el que pueda que por donde pasan ellos queda la muerte y, como engañosos que son no es esperar nada bueno.
Viva Venezuela mi patria querida que por más que quieran invadirla y maltratarla: el sol y la brisa que cubre su gente -nunca, pero nunca- serán plato de segunda mesa.