OJO, vean esto! La estrategia de EE UU: asfixia y pánico. No cuentan con que somos el Pueblo de las Adversidades!…

Se percibe clarísima la estrategia de EE UU: colocar esos destructores y un submarino nuclear frente a nuestras costas con el fin de intimidarnos, de doblegarnos o quebrar la posición del Presidente Maduro. Un intento por obligar a nuestro Presidente a negociar, a que pida cacao, a que entregue el poder para que luego llame a elecciones, en las cuales deba ganar, por el método que ellos escojan y por las razones que dispongan, abrumadoramente, doña María Corina Machado. Evidentemente, estos señores chantajeadores, guerreristas, hegemonistas y racistas, no saben con quién se están enfrentando. Evidentemente no conocen al Presidente Nicolás Maduro, ni mucho menos conocen a los venezolanos, desconocen la sangre de la que estamos hecho, la de nuestros Libertadores; desconocen nuestra grandiosa historia patria.

Trump se ha querido mostrarse severo, ha dicho que pronto el mundo sabrá lo de la invasión a Venezuela. Los destructores están allí, a menos de mil kilómetros, para espantar, para intentar asustar cualquier barco que quiera venir a negociar con nuestro país, para abordarlos y decir que están involucrados en el narcotráfico que sale de nuestro país. Intenta un nuevo método de asfixia económica, intenta espantar inversiones, el turismo, crear zozobra y desestabilización. Estos al tiempo que se asoman por Guyana, y buscar crear un Casus Belli, para luego provocar un caos en el Caribe de dimensiones bélicas sin control. Lo cierto es que los gringos no podrán entrar a nuestro territorio.

Si algo debe quedar claro para nosotros, es que el destino y la historia nos ha marcado para que seamos, al igual que nuestro Libertador Simón Bolívar, el Pueblo de las Adversidades. El Presidente Maduro debe también considerarse un Hombre de las Adversidades. El Pueblo venezolano se enfrenta y resiste hoy al imperio más poderoso de la tierra. El capitán de mil batallas, Simón Bolívar, fue tildado por Francisco de Paula Santander, de vivir en malditas e irrefrenables correrías por el continente americano. Fue catalogado de «Demonio» por sus enemigos, por ser capaz de arrostrar las más formidables adversidades, ¡Jamás vaciló en su lucha!; Él, dios de los ejércitos (quien de la nada había sostenido el nombre de una república), nunca capituló, nunca dio marcha atrás a su inmenso proyecto de la Patria Grande, que consistía en unir toda América Latina para contraponerla al monstruoso país de los regatones o mercantilistas del Norte.

Nuestro Libertador fue El Hombre de las Dificultades, catalogado por el enemigo "el loco que llegó a vestir traje indígena, a las orillas del Orinoco, cuando desde allí, el 4 de julio de 1817, se puso a delirar, con visiones profundas sobre nuestro destino y dijo: "Perdí mi uniforme, pero estoy a gusto con esta bata que ustedes me han regalado. Sin embargo, más complacido estaré mañana cuando me estrene la hermosa camisa de corteza marina que me regaló un cacique. Debemos estar felices, porque el almirante Luís Brión está cerca y todo este territorio donde estamos, será liberado, y entonces se salvará Venezuela y la Nueva Granada, y los conduciré a todos ustedes a libertar también a Quito, Perú y a todo el Continente Americano, allí llevaremos nuestros pendones victoriosos y el Perú será libre".

Bolívar, quien prometía en julio de 1817, cruzar los Andes, liberar la Nueva Granada, Ecuador y Perú en una odisea de creatividad, ingenio y grandes determinaciones políticas: fundando y hermanando pueblos. Así debemos considerarnos hoy todos los venezolanos, los que hemos sido señalados para volver a liberar a toda América Latina. ¿Podrá creerse que hasta el mismo precursor de la Nueva Granada, el general Antonio Nariño, llegó a decir que Bolívar era el mismo Satanás, imparable e incontenible en la guerra en su obsesión por liberar América?

Hoy estamos en la misma lucha de tan grandioso Hombre que llegó a definido por Jules Mancini, como un demente, dado el frenesí de sus obsesiones y despiadadas marchas. Él, temible soldado, creador de la Guerra a Muerte, Señor de la Campaña Admirable, estratega de los llanos, el que estaba dispuesto a utilizar hasta a los muertos en defensa de la patria, quien se llamó, insisto, a sí mismo y no por pura vanidad el Hombre de las Dificultades, ducho en el arte de sufrir las más crueles batallas del espíritu. ¿Era cobardía?

A partir de la muerte del Comandante Chávez, vimos con suma claridad que la guerra sería larga, cada vez más terrible, cada vez más inhumana, cruenta y feroz. Al morir el Comandante, EE UU consideró que tenía ya la tarea hecha, que ningún sucesor iba a ser capaz de timonear el barco, en la dirección en que él lo había enrumbado. Que bastaba con tensar la cuerda, con declararnos una amenaza inusual para la seguridad del imperio para que nos fuésemos a pique en pocos días. Sí, estaba comenzando una guerra cruenta y brutal. Se desató por parte de la oposición la estrategia de la SALIDA, luego las guarimbas, forzaron la barra con la más brutal guerra económica que jamás se haya conocido en América Latina, provocando una inflación más allá de 500.000 por ciento. Luego vendría atentados terroristas, activación de bandas delicuenciales y el financiamiento de narcotraficantes para iniciar una invasión desde Colombia. Se movieron ataques desde Brasil y Guyana, hasta que nos tocó enfrentar la pandemia de la COVID. Todo eso lo vencimos, y seguiremos venciendo…