Colapso del Ferrocarril Turrialba a Limón en Tierra Tica

Sábado, 06/09/2025 02:21 AM

La Naturaleza Catalizador del Cierre

Los factores políticos y económicos sentaron las bases para el colapso, una serie de desastres naturales se encargaron de precipitar el fin, actuando como el catalizador final en una infraestructura ya insostenible.

El Deslizamiento de Chiz (1990): La Ruptura del Eje

Poco antes del terremoto, la línea férrea entre Cartago y Turrialba sufrió un deslizamiento de tierra en Chiz en octubre de 1990. Este evento, a menudo eclipsado por el sismo posterior, cortó de manera crítica la conexión vital entre el Valle Central y el Caribe. El tren, sin un flujo constante de pasajeros y mercancías desde la capital, perdió su principal razón de ser económica. El tramo afectado no fue rehabilitado y fue cerrado para siempre. La falta de una respuesta de rehabilitación inmediata demuestra una ausencia de voluntad política y financiera para mantener la línea operativa, incluso antes de que ocurriera la catástrofe mayor del año siguiente. Este deslizamiento puede considerarse el "principio del fin" del servicio en la ruta al Atlántico.

El Terremoto de Limón (1991): El Golpe Final

En 1991, el terremoto de Limón, con una magnitud de 7.7 MW, infligió un daño catastrófico a la infraestructura en la región atlántica. El sismo resultó particularmente destructivo para la infraestructura de puentes, y la línea del ferrocarril no fue una excepción. Como consecuencia directa del sismo, ocho puentes ferroviarios resultaron gravemente dañados y las vías férreas quedaron "deformadas e inutilizadas".

El terremoto no fue la causa original de la decadencia, sino el pretexto final para una clausura que ya se vislumbraba como inevitable. Las reparaciones necesarias habrían requerido una inversión masiva, en un momento en que el costo de los daños totales del sismo se estimó entre el 5% y el 8% del Producto Interno Bruto (PIB) de Costa Rica de 1991. El gobierno no estaba dispuesto a destinar los recursos necesarios para revitalizar un sistema que ya había sido relegado en su visión de desarrollo nacional. El desastre natural se convirtió en la justificación irrefutable para su clausura definitiva. Grave error, pues los ferrocarriles y las vías férreas son la base principal del desarrollo de todo el país.

El Decreto de Muerte (1995)

El proceso de abandono culminó con la decisión de la administración de José María Figueres Olsen, que asumió el gobierno en mayo de 1994. Durante los 12 meses siguientes, se mantuvo una "expectativa de vida" para el ferrocarril, pero finalmente se definió su destino. A pesar de los esfuerzos del INCOFER por reducir sus pérdidas, estos no fueron suficientes para revertir décadas de desinversión y deterioro.

El cese de operaciones se formalizó el 28 de junio de 1995 mediante el Decreto SCD-106-95, que clausuró el INCOFER y silenció el ferrocarril. Este acto administrativo fue el cierre de un ciclo, poniendo fin de manera legal a un servicio que, de facto, ya había cesado de operar en la ruta al Atlántico tras los desastres naturales.

El Legado de Abandono y Ruina

El cierre del ferrocarril dejó un vacío inmenso en la conectividad del país. Hoy, la infraestructura ferroviaria en el tramo entre Turrialba y Limón se encuentra en un estado de abandono, con puentes y vías en ruinas que sirven como testimonio silencioso de su pasado. Estaciones emblemáticas, como la de Turrialba, han sido reconfiguradas para otros usos, como talleres automotrices o sodas, mientras que los puentes se han integrado a la red vial o han caído en el olvido.

Error Fatal Lo que no debe hacer un pais que desea progresar.

El impacto de este abandono ha sido profundo y duradero. Al perder el ferrocarril, el país se hizo totalmente dependiente de la red de carreteras, en particular de la Ruta 32 y otras vías alternas que pasan por Turrialba. La ironía de esta dependencia es que estas rutas, construidas en la misma geografía compleja que llevó a la creación del ferrocarril, son igual de vulnerables a los mismos desastres naturales que le dieron la estocada final al tren: derrumbes e inundaciones.Como resultado, los problemas crónicos de conectividad con el Caribe no se resolvieron, sino que simplemente se transfirieron a otro medio de transporte. La política de desinversión de las décadas de 1980 y 1990 demostró una miopía estratégica, ya que el abandono del ferrocarril no mitigó la fragilidad de la conectividad nacional ante la naturaleza, sino que la perpetuó bajo una forma diferente.

Conclusiones y Perspectivas Futuras

El cese de operaciones del Ferrocarril al Atlántico fue el resultado de una convergencia de factores que crearon las condiciones perfectas para su colapso. En primer lugar, la negligencia política y financiera manifestada en la desinversión sistemática y la falta de planificación a largo plazo. En segundo lugar, la competencia desigual con la red de carreteras, que fue favorecida por políticas estatales de transporte. Finalmente, la catástrofe natural, con los desastres de Chiz en 1990 y el terremoto de Limón en 1991, que actuaron como el catalizador final en una infraestructura ya insostenible.

A pesar de su desaparición, el legado del ferrocarril persiste y, con ello, los debates sobre su reactivación. La conciencia actual sobre los problemas de tránsito y la necesidad de un transporte más sostenible ha llevado a propuestas para revivir secciones de la vía, como la iniciativa de un tren turístico entre Cartago y Turrialba. El deseo de recuperar el tren, una alternativa viable y eficiente a los problemas logísticos y ambientales del transporte por carretera, refleja un reconocimiento de que el abandono de esta arteria vital fue, en última instancia, una gran pérdida para el desarrollo y la conectividad del país. La historia del ferrocarril Turrialba-Puerto Limón es un recordatorio de la fragilidad de la infraestructura cuando esta carece de una visión y un compromiso político a largo plazo.

Esto nos lleva a preguntar que paso con la red ferroviaria de Venezuela que cruzaria el pais de Este a Oeste y de Norte a Sur?

El Sistema Ferroviario Nacional (SFN) de Venezuela, es un proyecto futuro de construcción de la red ferroviaria nacional en Venezuela que, fue iniciado entre 1975 y 1976, según la Constitución de 1999, es prioridad de la nación en su ejecución. Pero se encuentra actualmente paralizada su construcción.
 

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