Day tripper

Martes, 02/09/2025 09:28 AM

Paul McCartney reconoció hace tiempo que la conocida canción de los Beatles, "Day Tripper", se refería a un "nota" de marihuana. El éxito disquero acuñó el termino de "viaje" a los efectos de la hierba. La otra más obvia alusión a las drogas de los cuatro fabulosos de Liverpool, aunque no reconocida como tal, fue "Lucy in the Sky with Diamonds" cuyo compositor principal, John Lennon, reiteró una y otra vez que se basó en un dibujo de su hijo Julián, y no en el testimonio de otro "trip", esta vez con ácido lisérgico. "Happines is a warm gun" sí reconoció Lennon que aludía a la heroína. Buena canción. No es culpa de Laura Antillano que titule uno de sus cuentos. Asumo que las drogas "recreativas" se pusieron de moda con los Beatles y toda la invasión británica del rock de los sesenta (incluidos los Rolling Stones") que acompañaron al fenómeno de los hippies en los sesenta, aunque ya los "beatniks" de la década de los cincuenta, así como boleristas como el Inquieto Anacobero, eran consecuentes consumidores. Pero aquella cara alegre y colorida se convirtió en la horrible faz de un grave problema de salud pública en los años subsiguientes.

La pesadilla del fentanilo, que dio lugar a la extraordinaria serie de Netflix "Breaking Bad", dicen que comenzó cuando el doctor investigador Paul Janseen crea un opiáceo super analgésico y anestésico, mucho más poderoso que la morfina. En 1996, Purdue Pharma, laboratorio norteamericano de la familia Sackler, lanza Oxycontin con campañas publicitarias engañosas, donde, entre otras culpables mentiras, decían que no creaba adicción. En realidad, esa droga destruye el cerebro de sus consumidores, convirtiéndolos en especies de zombies, más eficazmente que el crack, inventado por la CIA para financiar las armas de los contras nicaragüenses en los ochenta, y vendido con tales fines en los barrios de negros pobres de los suburbios del sur de los States.

La cosa funciona así: la Administración de Drogas y Alimentos de los EEUU (FDA) autoriza fármacos y alimentos en EE. UU, entran miles de millones de dólares legales a las farmacéuticas, Johnson and Johnson y la familia Sackler y se crean legalmente narco adictos, de los que han muerto 800 mil a la fecha, al ingerir el mismo producto, pero más fuerte, suministrado por los cárteles de Sinaloa y Jalisco, entre otros.

De modo que las drogas "divertidas" y las otras no tanto, forman parte del American way of life desde hace décadas. Es algo de lo más normal que la marihuana circule entre estudiantes aventajados. Claro, está comprobado que la hierba es mucho menos maligna que el whisky o el vodka. Nada que ver con el fentanilo y el crack. Y con los trips, vinieron los sucesivos planes de acabar con el narcotráfico, que aporta muchos miles de millones de dólares al capitalismo mundial, mediante amplios despliegues militares. No otra cosa fueron los sucesivos "planes Colombia", acuerdos bilaterales entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos, concebidos a finales de la década de 1990 durante la presidencia de Andrés Pastrana en Colombia y la de Bill Clinton en EE. UU. Una de las estrategias centrales fue la erradicación forzosa de cultivos de coca, amapola y marihuana, principalmente a través de la fumigación aérea con glifosato, sustancia que arruinaba y envenenaba, de paso, muchas hectáreas de suelos para cualquier tipo de cultivo sucesivo. La militarización del conflicto no redujo de manera sostenible los cultivos de coca, los cuales se desplazaron a otras regiones. Otro resultado fue el incremento de las violaciones de derechos humanos.

De modo que la situación creada por el deslazamiento norteamericana de importantes fuerzas navales, de tropas y misiles al sur del mar Caribe (o sea, al norte de Venezuela), con la justificación del combate al narcotráfico, no es ni tan nueva. Nótese que he escrito "importante", no "decisiva" porque la potencia militar que se estaciona allí, no sabemos por cuánto tiempo, no es ni de lejos suficiente, ni para acabar con el narcotráfico, ni para invadir a Venezuela. Por otro lado, si en alguna cosa han coincidido Marco Rubio, MCM y Diosdado Cabello, es en afirmar que no está planteada una invasión a Venezuela. De modo que ese escenario solo lo consideran para sus respectivos dramas Fuenmayor y Ochoa, envueltos en el tricolor, unos "escuálidos" rabiosos de Miami y unos fogosos milicianos de la tercera edad, aparte del discurso de Maduro que desenterró viejas frases de su formación maoísta y castrista, como "la guerra de todo el pueblo", etc., solo para seguir la tradición, inspirando fuerte.

Maduro, señalado de ser el jefe de un cartel, hasta se permite recomendar a Trump acerca de su suerte política y de sus mejores opciones. Creo que ha leído lo mismo que yo, aunque adobado con algún comentario informal de Putin. Le dice que tiene que hacer algo para remontar la caída de su popularidad en vistas de las elecciones a medio término, y una invasión fracasada es lo peor que le puede pasar. Que los "gusanos" de Miami son malos consejeros. Que no se deje llevar por Marco Rubio, es más que se sacuda a ese vocero de odios cincuentenarios, y que apoye de una buena vez a J.D. Vance, su favorito ideológico. Que retome las tiernas conversaciones a través de Grenell porque aquí estamos dispuestos a vender el petróleo al mejor postor, y los Estados Unidos siguen siéndolo, aunque China nos esté coqueteando con capitales e "influencia blanda". Que, en fin, "business is business". Extraña mezcla de pragmatismo anglosajón y ultrosa fraseología en una sola toma de la cámara.

Mientras tanto podemos seguir divirtiéndonos con otros shows, como Capriles, gimiendo más que cochino en gandola. Que podemos acariciar, para desorientar, esa idea de la amnistía general y el bono de consolación a los pensionados con los ingresos de no sé cuántos trimestres de crecimiento económico, respaldados por informes hechos con servilletas de Amoroso. No está mal la propuesta, y mejor si se le agrega mostrar las actas, como desde hace rato insisten Lula y Petro, este hecho el pendejo. También es para coger palco las pilas que se puso Padrino, informando de los últimos resultados de la guerra contra el narcotráfico, ocupando el territorio, después de no sé cuántos años.

En fin, para cerrar con Paul: "ten una buena razón/ para irte por la salida fácil".

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