En un contexto de creciente tensión internacional, las recientes amenazas del imperialismo norteamericano contra el Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, y contra el pueblo venezolano en su conjunto, han encendido alarmas en nuestra nación. La posibilidad de una intervención militar es un escenario que rechazamos de manera unánime. El pueblo venezolano clama por la paz, por el respeto a nuestra soberanía y por la defensa de nuestros derechos.
La Fuerza Armada Nacional Bolivariana se mantiene en alerta ante cualquier intento de intromisión extranjera. No podemos permitir que buques de guerra, submarinos o aviones extranjeros ingresen a nuestro territorio con el objetivo de bombardear y atacar a nuestros compatriotas. La defensa de nuestra patria es una responsabilidad que asumimos con firmeza y determinación.
Es fundamental recordar que Venezuela es un país soberano e independiente. En este sentido, hemos visto cómo diversos sectores, tanto del chavismo como de la oposición, han encontrado un terreno común (en la denominada Alianza Democrática) para rechazar cualquier forma de intervencionismo. Esta unidad es un testimonio del deseo colectivo de preservar nuestra autodeterminación y construir un futuro en paz.
Nicolás Maduro no está solo; él representa a un pueblo que es heredero de la lucha de Simón Bolívar y de nuestros libertadores. La historia nos ha enseñado que la paz no se logra a través de la violencia ni de la imposición externa, sino mediante el diálogo, la cooperación y el respeto mutuo. Jamás permitiremos que mancillen nuestro territorio ni que se socave nuestra dignidad como nación.
En este momento crucial, es imperativo que todos los venezolanos nos mantengamos firmes en nuestra defensa de la paz. La historia nos llama a ser guardianes de nuestra soberanía y a construir un país donde la convivencia, el respeto y la justicia sean los pilares fundamentales. Venezuela es y seguirá siendo un territorio de paz.
Es profundamente lamentable que existan venezolanos que celebren y clamen por las amenazas de intervención y bombardeos a nuestra tierra. La postura de figuras como la señora María Corina Machado y sus seguidores, que abogan por la injerencia extranjera, plantea una grave interrogante sobre su identidad y lealtad hacia nuestra patria. ¿Pueden realmente considerarse venezolanos quienes desean ver a su propio país sometido a la violencia y el caos, bajo el pretexto de una supuesta "libertad"? Este tipo de actitudes no solo traicionan el legado de lucha y resistencia de nuestro pueblo, sino que también ponen en riesgo la vida y el bienestar de millones de compatriotas.
Es hora de poner un alto a esta disociación y a la retórica destructiva que busca dividirnos. No podemos permitir que quienes claman por la intervención extranjera sigan operando impunemente en nuestra sociedad. La justicia debe prevalecer, y aquellos que incitan al odio y la violencia, llamando a bombardeos sobre nuestra nación, deben rendir cuentas ante la ley. Es fundamental que se establezcan mecanismos claros para judicializar a quienes promueven la intervención, asegurando así que Venezuela se mantenga unida en su lucha por la paz, la soberanía y el respeto a nuestros derechos como ciudadanos. La defensa de nuestra patria es un deber ineludible, y solo juntos podremos construir un futuro en el que prime el diálogo y la reconciliación.