En Valencia la de Venezuela existe una vieja edificación situada en la Plaza Sucre y vecina de edificio de la gobernación y el Teatro Municipal donde funciona o funcionaba la Escuela de Teatro Ramon Zapata en ese lugar también dictaban un taller de fotografía que duraba un año, en mi caso realicé dos talleres quizás por mal estudiante, quizás por hacer uso del material fotográfico que en esa época era muy barato, además estaba un par de ampliadoras buenísimas y un par de maestros sencillos y tremendamente buenos precisamente como maestros Luis Martínez y el maestro León.
A los dos les debería haber reconocido hace mucho, los esfuerzos y el tiempo que gastaron en este hoy fotógrafo para su formación en un oficio tan maravilloso eran días donde yo llegaba con un par de cámaras fotográficas una soviética y otra fabricada en la también extinta República Democrática Alemana. Los talleres eran práctico y con algunas cargas teóricas donde libros recomendados se pasaban de mano en mano para leerlos y descubrir en el pequeño espacio del laboratorio de esos días nos descubrimos entre todos las maneras de observar, registrar y leer lo que más tardes descubriremos como objetos o situaciones a fotografiar.
El taller era un espacio donde además de aprender y aprehender estaban al alcance de tu mirada y de tus manos y de tu sentido y capacidad de mirar la próxima fotografía, la intuición se despertaba, se hacía propia, se establecían códigos algunos más simpáticos que otros, todo salpicado con la visión de un chico de 16 o 17 años que podía observar a las chicas que para ese entonces veía como las más hermosas y risueñas de su pequeño mundo.
Por ahí pasamos muchos de los que hacemos o hicimos de la fotografía nuestro sustento y nuestro pacto social con un mundo del que apenas estábamos saboreando las primeras cucharadas. A Luis Martínez y al Maestro León les tendría que informar que aun que ellos fueron unos extraordinarios militantes de izquierda y según veo más que revolucionarios eran unos extraordinarios rebeldes modelo Camus. Albert Camus es considerado principalmente un rebelde, más que un revolucionario en el sentido tradicional. Su filosofía se centra en la rebelión individual contra el absurdo de la vida y la búsqueda de significado a través de la acción y la solidaridad, más que en la revolución social organizada. "El Hombre Rebelde" explora esta idea, mostrando cómo la rebelión puede ser tanto un acto de afirmación individual como una fuerza para el cambio social. Fuente IA.
Y es que estoy seguro que aunque el partido de gobierno o sea el PSUV haya decretado de hecho por acción u omisión y hayan pecado de pensamiento, palabra, obra y omisión para que la vieja casona frente a la Plaza Sucre esa donde funcionó durante muchos años, ese espacio importante para la formación de actores y fotógrafos en la ciudad de Valencia la de Venezuela fuera dejada sin mantenimiento y abandonada a los elementos , sin el más mínimo cariño por parte de ninguna de las administraciones del Estado Carabobo.
Los talleres de fotografía no existen ya como objetivo de enseñanza gratuita para artes, y solo un grupo de valientes dicta clases en el antiguo Liceo Pedro Gual, lejos muy lejos de donde habitan la mayor parte de los que todavía estudia en un área que no les brinda identidad. No es una edificación para los estudiantes de teatro, no tienen capacidad y tampoco posibilidad de discutir, razonar en sus pasillos, en sus áreas de esparcimiento, no tienen lugar para proponer u organizar una pieza, un concierto, una obra de teatro.
No cuentan con una biblioteca, no hay posibilidad de tomar un transporte que los traslade a la zona sur de la ciudad. Vale la pena recordar a Luis Martínez y al maestro León sus aportes a la enseñanza y valdría la pena de cuando en cuando recupera algo de su rebeldía para exigir un espacio para los estudiantes de teatro, valdría la peña intercambiar experiencias con el Teatro Arlequín y con el Teatro Municipal. valdría la pena decir que un actor se prepara, valdría la pena señor gobernador que no solo el espectáculo de la plaza pública sirviera para llevarse un aplauso. valdría la pena entender que después de Maduro y los suyos la nación venezolana seguirá existiendo y que el espectáculo continuará a pesar de ustedes.
Tóquense el corazón y recupere la vieja casona de la Plaza Sucre, asesórese, busque aliados y recupere lo que nunca se debió haber perdido.