Recordemos las palabras del Papa Juan Pablo II en México:
"Sois sacerdotes y religiosos: no sois dirigentes sociales, líderes políticos o funcionarios de un poder temporal"
Discurso a los sacerdotes diocesanos y religiosos, 27 de enero de 1979
Es muy triste, lamentable y notorio lo que ocurre a lo interno del arzobispado de Mérida, cuando históricamente sus prelados han mantenido una posición altiva y señera a favor de las causas del pueblo, jamás genuflexa y menos rastrera.
El mejor ejemplo o para citar sólo uno, lo constituye la valentía con la cual el ilustre Monseñor Juan Hilario Bosset Castillo (n. La Guaira 14/1/1799 - m. Táchira 26/5/1873), octavo Obispo de Mérida (1842 - 1873) condenó y se levantó en armas junto al Dr. Pedro Juan Arellano al conocer la infausta noticia del fusilamiento del Congreso el 24 de enero de 1848, perpetrado por José Tadeo Monagas, lo que le valió la expulsión del país hasta 1849. Monseñor Bosset prefirió el destierro con la frente en alto y la moral intacta, antes de brindarle loas al tirano de los Monagas y acariciar el arzobispado de Caracas. O cuando en 1872 enfrentó al todopoderoso de Guzmán Blanco criticándole abiertamente la prohibición de los seminarios y lo ironizó en su carta pastoral sobre el matrimonio civil ante las intenciones del presidente de secularizar el país, siendo expulsado por segunda vez y muriendo camino al exilio en Las Porqueras, Táchira. Sendas posturas lo convirtieron en un Obispo respetado y respetable que encumbró al Obispado merideño con la bandera de la dignidad que ahora es pisoteada. Podría también mencionar la defensa de Fray Ramos de Lora al Seminario y a la Universidad o la actuación de los obispos en la época de la Independencia.
Entiendo que ahora vivamos tiempos difíciles, de una falsa diplomacia en busca o pago por favores recibidos y que su actual operador político lo llevará por el despeñadero, mientras ambiciona convertirse en su auxiliar, aunque ya manda como si lo fuese, y si bien es cierto que la visita del presidente fue la gota que derramó el vaso por hacerse pública y ostensible, desde hace tiempo ambos vienen ejerciendo el papel de turiferarios y arrastran en sus andanzas a parte del Clero merideño, que ven y siguen el ejemplo del oportunismo y del servilismo, aunque no son todos los sacerdotes. Ante esto al menos la feligresía merideña merece una disculpa.
La Basílica Catedral de la Imaculada Concepción de Mérida la han convertido en la Meca del chavismo mismo, en el sitio predilecto para los City Tours de sus copartidarios más cercanos, mientras el país se cae a pedazos y el páramo merideño clama por la ayuda oficial, ante esto el arzobispo calla y enmudece de la manera más complaciente. Mérida es y ha sido una ciudad combatiente, Oriflama Heroico de la Libertad.
Y lo más triste es que el miércoles 23 una institución emblemática de la ciudad, creada para marcar la diferencia y ser crisol del conocimiento, no para ensalzar egos, desplegará su alfombra para recibir entre aplausos a la pareja rojita que se ha convertido en la afrenta de la Ciudad de los Caballeros que lucha sin descanso por una nueva Venezuela: decente y plena de oportunidades para todos.
El excelentísimo Monseñor Miguel Antonio Salas, Santo Varón del clero venezolano y Siervo de Dios camino a los altares, se estará revolcando en la tumba cuando ve que el clero desdice su legado de vida episcopal que fue la formación de sacerdotes dedicados a propagar la fe y no ha exorcizar palacios ni vivir de la politiquería. Hoy se visten de rojo y mañana terminan desteñidos, aunque seguramente cambiarán al color de turno. Lo he visto recurrentemente en Tovar.
Actualmente son muchos los problemas que existen en la curia merideña entre los curas mujeriegos, los cazadores de inocentes y otros presuntamente defraudadores de los bienes de la iglesia… ya el común de la gente se olvidó de la expulsión de los seminaristas en el 2019 que se atrevieron a elevar su voz de protesta, las pruebas están en los correos enviados a la jerarquía eclesiástica que se lavó las manos como Pilatos y decidió cortar por lo sano, expulsando a los seminaristas no sin antes humillarlos el anterior auxiliar. Algunos de ellos ahora hacen vida religiosa en el exilio, a otros su sueño de vida al servicio de Dios se les convirtió en su peor pesadilla. O del inmaculado que fue acusado de plagio en un 90% por Wikipedia en junio del 2008 y el Cardenal lo premio enviándolo a estudiar a España, mientras lavaba su cara -tengo copia del correo remitido por la gente de Wikipedia-. Sí, así como lo leen plagio y espuela que se repite a diario... después le pagó al cardenal con la traición y actualmente es la voz cantante del Arzobispado de Mérida que manda y demanda a los sacerdotes de los pueblos para que aplaudan sus chistes malos y lo reciban a cuerpo de rey sin corona o mejor dicho de obispo sin título. Me disculpan amigos lectores que recuerde estos hechos, pero es necesario para ponerlos en contexto con lo que está sucediendo en la actualidad. Mérida necesita luces, basta de un arzobispo gris que vino a ponernos una venda en los ojos, mientras pretende erigirse con su acólito en favoritos del gobierno de turno.
Elevemos nuestra voz de protesta por los niños del páramo que deberían ser el centro de atención de la Arquidiócesis y por todos los niños de Mérida que hoy celebran su día y merecen crecer en una iglesia que les genere credibilidad y no dudas, amor y no compasión, ejemplo y no rechazo. La Iglesia es y debe ser "columna y fundamento de la verdad" (1 Timoteo 3:15)
Néstor Abad Sánchez, julio 20, 2025