Aunque la consigna "Comuna o nada" expresa con bastante fuerza la necesidad de construir el socialismo desde las bases populares, desde el territorio organizado, desde la vida concreta de las comunidades, ella necesita ser complementada con la otra consigna que le dé músculo productivo, viabilidad económica y capacidad de sostener la transformación: "Empresas de Producción Social (EPS), o nada". Porque sin formas concretas de producción que encarnen los valores del socialismo, la comuna corre el riesgo de convertirse en una estructura vacía, dependiente del Estado o del mercado, sin autonomía real.
Marx lo dijo muy claro y no excluía a Venezuela en ello, que sobre la base económica se construye toda la inmensa superestructura que le da viabilidad jurídica y política al capitalismo. Eso significa que si el interés es construir o iniciar la construcción del socialismo es necesario impulsar también, o especialmente, la base económica correspondiente, que genere los volúmenes de riqueza necesarios para sostener el bienestar de toda la población nacional, en buenas condiciones, no solo una parte de ella como en el capitalismo.
Y aunque para lograr este propósito son varias las formas políticas que deben y digo deben impulsarse para incrementar esa base económica, con sus diferentes modalidades de propiedad, desde las cooperativas, empresas comunales, privadas, son las Empresas de Producción Social las que representan el intento más serio, junto con las empresas del Estado, de romper con la lógica capitalista que ha dominado la economía venezolana. Como ya dijimos, tienen mucho trabajo para ser y convencer, como forma productiva novedosa y representando un cambio revolucionario como es la sustitución de la clase empresarial por un nuevo estamento social, por grupos populares, de desposeídos o simplemente no propietarios de medios de producción. Esta sustitución de clase también la logran aunque con una visión no comunitaria, más necesariamente gerencial, las empresas del Estado, por eso son atacadas y saboteadas desde adentro como PDVSA como desde fuera.
Las EPS deben producir, ampliarse y desarrollarse, atender necesidades comunitarias, generar un modelo de gestión participativo y además retribuir todo lo que reciban mediante impuestos u algo parecido, para sostener el Estado en cuyo seno nació. Puede verse complicado pero a medida que hay desarrollo las tareas son más complejas.
En ellas, se tiende al trabajo menos alienado y jerárquico, sino al colectivo, dignificante y productivo. La propiedad, comunitaria, la gestión, democrática, parte de los excedentes van a la comunidad y otros van a la reinversión productiva. De llegar a ser un logro masivo, las EPS pueden ser la célula económica del socialismo del siglo XXI, así como la comuna es su célula política y territorial.
Esta articulación entre comunas y Empresas de Producción Social debe superar todas las fallas que las EPS han presentado hasta ahora, convertirse en un ejemplo por lo que su Estado Tutor, debe incrementar las vías de atención y seguimiento para lograr el funcionamiento pleno y a largo plazo de todas las empresas que se emprendan. Todos queremos el éxito del pueblo en producción.
Y es que una Comuna sin EPS puede organizar, deliberar, planificar, pero no producir ni sostenerse. Una EPS sin comuna puede producir, pero sin dirección política ni arraigo comunitario. Juntas, generan un nuevo tipo de poder: el poder popular productivo, capaz de satisfacer necesidades, generar empleo, redistribuir riqueza y construir soberanía desde abajo. Esta articulación también permite desconcentrar territorialmente la economía, romper con el centralismo y el clientelismo, y avanzar hacia una planificación participativa y corresponsable. Bueno esa es la tercera pata de la mesa, la Planificación.
Una Comuna sin EPS es como un sanguche de jamón, sin jamón. No se trata de competir con el mercado capitalista, sino de construir una economía paralela, solidaria, resiliente, que responda a las necesidades reales de la gente. Las EPS pueden ser agrícolas, industriales, de servicios, tecnológicas; pueden operar con capital estatal, comunitario o mixto; pueden articularse en redes, cadenas productivas y sistemas locales de abastecimiento. Lo importante es que mantengan su carácter social, su vocación transformadora, vínculo con el territorio y manteniendo una alta rentabilidad. Y se concentren en nuevos medios de producción generadores de valor agregado.
Por eso, complementar "Comuna o nada" con "EPS o nada" no es una simple adición retórica, sino una afirmación estratégica. Es reconocer que el socialismo no se decreta ni se predica: se construye en la práctica, en la producción, en la gestión cotidiana de los bienes comunes. Es asumir que la emancipación no es solo política, sino también económica, y que sin medios de producción socializados, no hay poder popular real. Es, en última instancia, afirmar que la comuna necesita producir para existir, y que las EPS necesitan una comuna para tener sentido. Juntas, pueden parir un nuevo país. Por separado, corren el riesgo de naufragar.