El José Francisco que yo conocí

Domingo, 13/07/2025 03:25 PM

Para dar inicio a una conversación sobre la vida y obra de José Francisco Jiménez Castillo, es menester revisar el perfil psicológico de nuestro querido hermano y profesor universitario, estudioso de las ciencias sociales y de la historia de Venezuela.

No tiene sentido pretender caracterizar cabalmente a nuestro homenajeado sin antes calibrar su dimensión espiritual y su vocación política, ya que la una otorga sentido y justificación a la otra. Su radical compromiso cristiano lo condujo a descubrir el carácter revolucionario de su fe, y viceversa, encarnando compromisos en la esfera social y política. Podemos afirmar que cristianismo y revolución no encontraron en él asomo de contradicción.

De hecho, siendo estudiante de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Carabobo, conoció al profesor Jesús Manuel Pérez Chirivella, quien lo encaminó en la lectura e interpretación de la Biblia y de la persona de Jesucristo. En estos primeros pasos, José Francisco desarrolla un estilo de espiritualidad que podemos catalogar como fundamentalista, para luego progresivamente madurar en su fe al vincularse con el movimiento universitario evangélico conocido por sus siglas MUEVE, donde se estudiaba el pensamiento y praxis de figuras paradigmáticas del mundo protestante como Martin Luther King y Dietrich Bonhoeffer, allí conoce la opción política y social del cristiano, así como también la teología latinoamericana evangélica de autores como René Padilla, Pedro Arana y Samuel Escobar, entre otros.

José Francisco nació en Caracas el 22 de mayo del año 1953, único hijo de una humilde familia formada por su madre Elba Castillo, de oficios del hogar y su padre José Francisco Jiménez, chofer de autobuses, "de camisa blanca manga larga y reluciente corbata" (como solía recordarlo con orgullo). La familia se traslada al Estado Lara, en Barquisimeto cursa estudios de primaria y bachillerato, y conoce a Daisy Gallardo, con quien contrae matrimonio y concibe cuatro hijos: José Francisco, José Abraham, Esther y Moisés. Finalmente se trasladan a Valencia, logra un cupo en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Carabobo y se cambia luego a la Escuela de Educación, graduándose como docente en la antigua mención de Tecnología Educativa, prosiguiendo estudios para obtener el grado de Magister Scientiarium en la Universidad Santa María y un doctorado en Historia de Venezuela en la Universidad Central UCV. En este doctorado elabora una tesis bajo la novedosa modalidad de "Historias de vida", acerca de la biografía del político y escritor Domingo Alberto Rangel, con quien desarrolla una sólida amistad tras horas y horas de grabación magnetofónica, publicada luego como libro: "Domingo Alberto Rangel en la Venezuela del siglo XX: aporte teórico-político. El metadiscurso en la historia de vida". (Mérida editores 2005). De hecho, Rangel hace generosa referencia en el prólogo del texto: "El golpe del 4 de febrero, en el cual recibió José Francisco Jiménez su bautismo de fuego, fue tan poderoso que, a despecho de su fracaso militar, expulsó del poder meses después a Carlos Andrés Pérez (…) El embrujo de José Francisco Jiménez se esfumó como los arreboles del atardecer. Ello le permitió tomar otros rumbos ideológicos o, mejor, subrayar o acentuar los que ya tenía como inquietud. De revolucionario emocional, José Francisco se transformó, a raíz de este descalabro, en revolucionario por convicción. Y hoy no es solo militante sino pensador revolucionario".

En su periplo académico viajó a Madrid para especializarse en historia, sin llegar a culminar sus estudios, explorando luego la posibilidad de estudiar en México, y concluye con su incorporación como profesor universitario en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales FACES de la U.C., allí de la mano del profesor Eliecer Melean, afianzó sus vínculos con militantes políticos de izquierda, retomando una lucha centrada los Derechos Humanos y el esclarecimiento de crímenes cometidos por funcionarios policiales y militares.

Mirando más atrás, ya en el año 1977 José Francisco acompañó al grupo MUEVE en la protesta contra el crimen del joven Fernando Segundo González Quintero de 22 años, estudiante de ingeniería de la Universidad de Carabobo, atándose con cadenas en la plaza Sucre frente a la gobernación del estado Carabobo, acción no violenta sobre la cual la prensa local tituló: "Hasta los evangélicos protestaron". Empezaba así a desarrollarse en su personalidad la sana simbiosis entre fe y política.

Sufre persecuciones por parte, entre otros, del Rector Ricardo Maldonado, lo que desemboca en su despido injustificado de la Universidad, dejándolo fuera del campus por varios años. En razón de su compromiso como cristiano comprometido, José Francisco se había vinculado con Antonieta Rodríguez, fundadora del Comité Luto Activo, quien perdió a su hijo adolescente a manos de un funcionario policial en el Paseo Los Próceres (Caracas), estableciendo un Capítulo del Comité en Carabobo junto a los familiares y amigos de los ultimados. Domingo a domingo José Francisco visitaba la plaza Bolívar de Valencia repartiendo volantes alusivos a las víctimas, entre las cuales podemos mencionar a los jóvenes Ismael Bolívar, Marcos Leal, Eduardo Correa, Nelson Román, entre otros muchos. Asediado siempre por las patrullas de la Disip, lo cual le conllevaría a una eventual prisión en los calabozos de la comisaría de la calle Navas Spínola.

En 1983, en el marco del bicentenario del nacimiento de Simón Bolívar, alentado por mentores como Miguel Acosta Saignes, organiza la Toma de la Casa de la Estrella, germen y cuna de La Cosiata y la traición al Libertador. Denunciando el uso y manipulación populista de la figura del Padre de la Patria por parte del gobierno socialcristiano de Luis Herrera Campins.

José Francisco a menudo experimentó un rechazo bidireccional. Por una parte, algunos sectores de la izquierda mostraban sus prejuicios ante cualquier tipo de evocación a lo religioso o espiritual, y por la otra, sectores religiosos miraban con sospecha su acercamiento a la política y el trabajo social, alertando contra la ideología marxista leninista o simplemente Comunista. Así el locus teológico1 de José Francisco migró reiteradamente y en proporción a la madurez alcanzada por su fe cristiana.

Para el año 1992 se incorpora a la planificación de la rebelión militar que conducirían los "Comacates"2 con Hugo Chávez a la cabeza. El comandante Chávez llegó a definirlo públicamente como "El ideólogo del movimiento". El 4 de febrero se traslada junto a la profesora universitaria Roraima Quiñones, excelente docente y combativa gremialista quien presidia la Asociación de profesores APUC de la Universidad de Carabobo, manejando su vehículo con destino al Palacio de Miraflores a la espera de un cargamento de armas que nunca llegó. Limitándose ambos a grabar en video los acontecimientos, de igual manera realizó grabaciones de los sucesos en el módulo Canaima al regresar a Valencia, donde fueron asesinados varios estudiantes universitarios ese mismo día. Todas estas imágenes permanecen inéditas hasta el día de hoy.

 

José Francisco nunca fue partidario de la vía electoral para la toma del poder político por parte del MBR 200, principalmente por su desconfianza en los mecanismos electorales de la democracia burguesa. De hecho, participó el 27 de noviembre en la segunda intentona militar vestido de uniforme verde oliva, en la operación llamada "León de profecía", que pretendía nada menos que liberar al comandante Chávez, recluido en la cárcel de Yare, siendo repelido por un helicóptero artillado.

De ello refiere el militar y político Francisco Ameliach, quien recordó que, cito: "En compañía de Ronald Acosta, quien era sargento, un compañero de nombre César Peñaloza y el profesor José Francisco Jiménez Castillo, trataron de tomar la alcabala que estaba en las inmediaciones de Yare, alrededor de las dos de la madrugada, siendo sus armas apenas tres pistolas y una escopeta".

Los cuatro oficiales explican que se resguardaron en una estación del antiguo Instituto Nacional de Obras Sanitarias, a 50 metros de la alcabala, a esperar por los refuerzos que venían desde La Victoria, estado Aragua. Se trataba de iniciar la operación para rescatar a Chávez.

"Iba a ser muy difícil porque había más de 400 personas dentro de (la cárcel) de Yare y nosotros éramos como 50 y luego, la aviación tampoco nos apoyó, pues no sobrevoló el lugar". La retirada del rancho, narran los oficiales, fue en medio de una lluvia de balas. Huyeron en un vehículo modelo Chevette, alquilado por Ameliach para la operación, y que condujeron a dos manos. "Además de los 46 hombres que habían venido con Maya Silva, estaban unos 10 civiles que habían sido movilizados por el profesor Jiménez Castillo, entre ellos estudiantes universitarios".

José Francisco enfrentó decididamente los casos de corrupción en su entorno docente, alertó tempranamente además sobre la inconveniencia para el proyecto bolivariano de sumar voluntades de dudosa solvencia moral y reputación como Luis Miquelena y Alfredo Peña, entre otros tránsfugas. Estas campanadas, muchas veces desoídas, le fueron alejando del movimiento bolivariano.

A pesar de ello, ante el golpe de estado de abril del 2002 y la instalación de un gobierno derechista de la oligarquía empresarial, sale a la calle megáfono en mano repartiendo improvisados volantes en el centro de Valencia y en las instalaciones del Fuerte Paramacay de Naguanagua, denunciando el secuestro del presidente y la ruptura del hilo constitucional.

Cuando las aguas volvieron a su cauce, regresó a sus acostumbradas tareas docentes de educación media y universitaria, como siempre en la periferia del poder.

Nuestro amigo ensayista José Carlos De Nóbrega, q. e. p. d., le recordaba de esta manera: "Un cáncer pulmonar nos lo arrebató, por los momentos (…) Sin embargo, integra la patota de los caballeros andantes y majaderos como Bolívar, Zamora, Zapata, Villa y Sandino. En el caso de José Francisco, acompaña las cabalgaduras y carros de guerra con su Zephyr azul que se comía la autopista regional del centro en una hora y piquito de Valencia a Caracas. Un abrazote para José Fran y su clan libertario".

Nota leída aproximadamente 37442 veces.

Las noticias más leídas: