Cuento o razón

¿Salen los muertos en el cementerio?

Miércoles, 02/11/2022 10:29 AM

La naturaleza sigue pintando en el lienzo del cielo, nubarrones en el pueblo de la Tacarigua de Margarita. Pero no se abren las puertas del empíreo para que la lluvia salga y riegue el ambiente del poblado, en el cual los pocos agricultores que quedan, las esperan con ansias y con esperanza para echar el grano en el húmedo surco y puedan degustar más adelante los productos del maíz y más aún de las sabrosas cachapas.

El periodista Juancho Marcano andaba visitando a unos vecinos y luego de conversar un rato con éllos, se llegó hasta su casa y ahí con una alegría inmensa, lo esperaba su perro Pipo, al cual se le quería salir la cola. El reportero lo saludó y lo acarició y luego tomó asiento en una silla debajo de los helechos buscando el frescor de dichas plantas y fue ahí que el canino se le acercó y lo abordó: "Juancho, yo he notado que ustedes los humanos en la actualidad tienen un día para celebrar o conmemorar todo, como es el caso de esta semana que están los días de los santos y de los muertos y hablando de los muertos, quiero decirte que el amigo Evaristo comentó que ahora no llevan muchas flores a los muertos como antes. ¿Por qué será?"

El periodista observó a su perro y como si pensó: ah pregunta que se le ocurre a Pipo, y luego respondió: "Bueno, Pipo, tal vez sea por una parte que las tradiciones se van perdiendo y por otra que las flores están muy caras. En otros tiempos, te cuento la gente acudía más a los cementerios el día de los muertos; e incluso también en la tardecita iba un señor y empezaba a cambiar las flores, o sea las tumbas que no tenían, venía y le quitaba las flores a los que si tenían y se las colocaba a las sepulturas que estaban falta de flores. ¿Qué te parece?".

- Caramba una travesura que no estaba nada bien y debió ser castigada, sin embargo, deduzco que no le pasó nada, por lo tanto los muertos no salen ni en el cementerio ni en otra parte, pues hubiesen salido y agarrado a ese señor por el cuello y le hubieran metido su gran susto. O sea que uno se muere y ya, y no vuelve a salir más nunca. ¿Es así Juancho?

El periodista estuvo de acuerdo con su perro, acarició su cabeza y se paró y entró a la casa para almorzar y luego dormir la siesta.

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